Poesía... ¡Qué dificil!

El martes platicaba con Yareli lo dificil que es el género literario de la poesía... Cuando era niña pensaba que los versos eran como frases más cortitas que ibas apilando una debajo de la otra hasta que te cansabas o se acababa la hoja: lo que ocurriera primero.

Así que entre los 12 y los 18 años apilé muchas frases cortitas, asegurando que escribía poesía. Me gustaban los poetas modernistas y tenía a Rubén Dario en el top ten de mis escritores preferidos... Así que allí tengo mis cuadernos. Me da ternura verlos, pero no tengo ganas de desenterrarlos para ver que escribí.

Con el tiempo comprendí más sobre las figuras retóricas, la metrica y las cosas que te conmueven el corazón. Aprendí que la poesía no tiene que ser sobre el amor, que incluir rimas consonantes en un poema puede volverlo aburridisimo y soso. Me sorprendí y pasmé con algunos poetas. Me sorprendió la música que pueden poseer las palabras... Y a veces me horroricé con lo que algunas personas llaman poesía.

La poesía es un género dificil: por eso ayer dude antes de acudir a las mesas de lectura en voz alta de la Facultad de Filosofía y letras... mi motivación: iban a leer Coral Bracho y David Huerta, dos de mis poetas favoritos en estos últimos años.

Al final no fui, por una serie de eventos desafortunados...

pero no me quedaré con las ganas y les compartiré dos poemas de ellos.

La poesía es un género dificil, pero vale la pena.

Lindes

Has pulsado
has templado mi carne
en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos
levísimos, de ojos suaves y limpios);
en la vasta desnudez que derrama,
que desgaja y ofrece;

(Como una ventana al mar; como el roce delicado,
insistente,
de tu voz.)
Las aguas: sendas que te reflejan (celaje inmerso),
tu afluencia, tus lindes:
grietas que me develan.

Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos,
una acritud fungosa, de cordajes,
de limo, de carroña frutal, una baba lechosa nos recorre,
nos pliega; ¿alguien; alguien hablaba aquí?

Renazco, como un albino, a ese sol:
distancia doloroso a lo neutro que me mira, que miro
.

Ven, acércate; ven a mirar sus manos, gotas recientes en este fango;
ven a rodearme.
(Sabor nocturno, fulgor de tierras erguidas, de pasajes
sedosos, arborescentes, semiocultos
el mar:
sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos.)

Has deslumbrado,
reblandecido

¿En quién revienta esta luz?

Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones,
a sus trazos escuetos. Has colmado
de raíces, de espacios;
has ahondado, desollado, vuelto vulnerables (porque tus yemas tensan
y desprenden,
porque tu luz arranca gubia suavísima con su lengua,
su roce,
mis membranas en tus aguas; ceiba luminosa de espesuras
abiertas,
de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) mis miembros.

Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado,
delicuescente
¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su
miasma

Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso
que me es ajeno
.

(En mi cuerpo tu piel yergue una selva dúctil que fecunda
sus bordes;
una pregunta, viña que se interna, que envuelve los pasillos
rastreados.
De sus ramas, de sus cimas: la afluencia incontenible.
Un cristal que penetra, resinoso, candente, en las vastas
pupilas ocres
del deseo, las transparenta; un lenguaje minucioso.
Me has preñado, has urdido entre mi piel;
¿y quién se desplaza aquí?
¿quién desliza por sus dedos?
Bajo esa noche: ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas?
Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta,
tus lindes;
Has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar;
¿Y quién,
quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, quién lo besa?
¿Quién lo habita?

Coral Bracho

Poema nocturno

Milímetros de ti convergen ahogándose, bajo la noche, la fantasía de toda
la transparencia empozada en el cuarto.

Tu mirada oscila con un cerrado esplendor,
y en tu saliva surgen pedazos de nombres, alas de quemaduras: la noche
resuena en tu paladar
con paso lentísimo de larva y roce tibio,

de animales numerosos extraviados en el reino de tus ropas, mezcladas
de cualquier modo en la silla sombría,

bajo techos muertos y lúcidos, recogido tú en los dones del sueño sobre
tu cabeza hipnotizada de silencio.

David Huerta


D.

4 comentarios:

fher dijo...

Debo admitir que no conocía a estos poetas, pero David me ha gustado mucho mucho.
Justamente ayer mientras terminaba de embalar las últimas cosas para mi mudanza, encontré mis poesías de cuando tenía 12 años y me dieron ganas de prenderme fuego jajaja, pero sé que no debo renegar de mi pasado y menos de un niño enamorado.
Me gustaría leer, si no es molestia, sus frases apiladas.

Besos

Onminayas dijo...

Coincido, como otras veces, con Fher, y me quedo con David Huerta, al que tampoco conocía, pero me llegó dentro.

Darina Silver dijo...

Fher:

David tiene una barba bonita... A mi también me gusta.

Luego te envio algo de esos cuadernos. De hecho había algunas cosas en Internet, pero como muchos foros de poesía han cerrado, pues ya no sabría a donde remitirte. Te lo mandaré al correo.

Onminayas:

Ah, con pocos renglones se lo ha ganado. Debo admitir que Coral Bracho tiene ecos para mí de lo innombrable, por eso me llega tanto.

D.

Espaciolandesa dijo...

Es que escribir poesía no cualquiera.

Cierto que hasta que una que no sabe se pasma con lo que algunos llaman "poesía".

Ay... pero hay tanta que no entiendo u_u

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