Es un clásico de toda relación. Llega un momento en que te das cuenta de que no todo es color de rosa. Pero como ahora las relaciones en las que me he concentrado más han sido las laborales, tengo que admitir que terminó el periódo de miel sobre hojuelas de mi empleo.
Ayer por la noche me sentía parte de esa película japonesa en donde el protagonista carga a la persona que asesinó sobre sus hombros: el dolor de cuello aún no me deja, de hecho siento que todos los músculos que rodean mi cabeza están tensos.
Por alguna razón que no alcanzo a comprender no puedo dejar de pensar en el trabajo. Sé que es sábado y aún así mi mente sigue maquinando cosas que no competen al día de descanso.
Ayer llegué a casa a limarme las uñas, me metí a un baño largo con un jabón de lavanda y traté de entretenerme viendo desfilar a las modelos de Victoria Secret... y aún así, seguía repasando en una lista de pendientes sin terminar...
D.
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2 comentarios:
Creo que padeces de un sintoma llamado "pre-ocupacion" que consiste en ocuparse anticipadamente de algo que quien sabe si ocurra.
Let it go!
Lumediana
Luna:
Gracias por el consejo... Por qué será más fácil pensarlo que ponerlo en práctica?
D.
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