Historia de un saco blanco, de botones negros y su dueña

Hoy tenía sueño.

Así que me quedé profundamente dormida en el metrobus (luego por eso me roban la cartera).

Pero me despertó un cosquilleo en la nariz. No era nada desagradable, sólo una cosquilla juguetona, de esas que te despiertan en la mañana, cuando tu hermana te pasa una pluma para ponerte su cara sonriente enfrente.

Abri los ojos y encontré un saco blanco, con botones negros, enfrente de mi nariz. Lo que me hacía cosquillas era la bolsa de tintorería del saco.

- ¡Disculpe! La desperté- La propietaria del saco, una mujer de cabello rubio, maquillaje cuidado y unos 40 años de edad, estaba de pie y había usado el tubo del metrobus de perchero.

- No hay cuidado- dije. Y me dispuse a dormir de nuevo...

Pero la mujer que iba junto a mi bajó y la dama del saco blanco se sentó a mi lado.

-...es que aproveché a sacar mi saco de la tintorería. Me mudé de casa y no me gusta ninguna de las tintorerías de allá. ¿Vas hasta la base?

- No... - En general soy amable con los extraños que me hacen la platica, pero juro que tenía mucho sueño.

- Yo voy hasta la estación Río Mayo, pero prefiero ir a esta otra tintorería, porque soy clienta desde hace 18 años.

- Eso es toda una vida... - aseguré, antes de quedarme dormida de nuevo.

Estoy segura de que a ella le hubiera gustado platicarme de por qué se mudó...

E incluso yo podría decirle que a mi abuelita le cambian la ropa en la tintorería o podría preguntarle por el origen de su saco...

Pero les juro que tenía mucho sueño.

Desperté cuando el metrobus frenó, justo antes de Río Mayo.

- Hasta luego- dijo la amable mujer del saco blanco.

-Tenga una buen día.

D.

4 comentarios:

historyzar dijo...

Esto de quedarse dormido durante trayectos de viaje a veces no es nada recomendable. Aquí en Morelia, donde tienes tu casa cuando gustes, me pasó que regresaba de impartir mis clases matutinas cuando me quedé dormido en el transporte colectivo...

Gracias a quien guste acoplarse el hecho no me robaron... pero terminé a 10 minutos de regresar al punto de donde había salido y me tocó volver a hacer el viaje perdiendo otra hora de mi vida.

Realmente me sentí horrible, lastimeramente no podía hacer nada más. Te mando un saludo y a la dueña del saco blanco de botones negros: Gracias por inspirar un post de esta tan buena escritora.

Onminayas dijo...

Más que nada lo siento por el pobre saco: convidado de piedra en esta historia, no le dejaron decir ni mú.

Besos, Darina.

Mar dijo...

Es feo cuando queremos platicar y nadie quiere oírnos. A mí se me dificulta cortar las pláticas, prefiero escuchar y quedarme dormida.

Así parezco menos descortés. Jajá.

Darina Silver dijo...

Eduardo:

Yo nunca me he pasado de la terminal...

Pero a veces si me he pasado de estación.

Gracias por las flores y por la invitación implicita a Morelia, me gusta mucho la ciudad.

Onminayas:

Je, je... El saco era bonito. De hecho creo recordar que, algo así le comenté a la dama...

Mar:

A mi me gusta escuchar. Hay mucha gente en esta ciudad con ganas de ser escuchada. Sólo que a veces tengo sueño.

D.

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