Hoy iba a ir a ver Toy Story...
Pero hubo una lluvia tremenda, con granizo, así que mi familia me llamó para decirme que iríamos otro día...
Así que llegué a casa temprano y me quité los calcetines mojados. Me puse ropa comoda y seca y me tomé un café.
Había una rebanada de volteado de piña y mientras partía el pan que cocinó mi mamá, recordé lo bueno que es disfrutar de aquellas pequeñas cosas...
El olor del café, la sensación de la piña en la boca, la cereza que coronaba el volteado de piña...
Mis calcetines calientitos y el vaho en los cristales.
Eran los complementos para una tarde perfecta.
Me puse a cepillarle el pelo a mi gato hasta que quedó esponjoso.
Y me acosté en el sillón a pensar en lo afortunada que era.
Me sentí mucho, mucho mejor.
D.
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2 comentarios:
A veces hace falta deleitarse en esos pequeños placeres de la vida.
Qué bueno que eres afortunada y lo sabes :)
Pequeña Saltamontes:
Creo que, quien no sabe dar gracias en esta vida, no merece nada.
D.
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