Calles sin nombre

La escuela de natación a la que voy está en una colonia relativamente nueva.

Al respecto, el otro día platicaba con una de las señoras que fueron "fundadoras", pues llegaron a vivir allí desde la repartición de los terrenos.

- Por un lado es bonito, ¿no? Ver como van cambiando las calles, van apareciendo nuevos servicios, los niños crecen... Lo único que no me gusta es que hayan cambiado el nombre de las calles.

Antes era mejor... todas las calles tenían un número y te acostumbrabas a decir "voy a la cinco", "voy a la 32"... Era más fácil.

Yo sigo pensando así muchas de las calles, porque ahora que tienen nombres de fechas históricas, pues ¿cómo se va uno a acordar?

Me acuerdo de las calles principales... pero si me preguntas más, no sé decirte.

A ratos me pregunto como será estar de verdad en una calle sin nombre, un lugar fuera del espacio, donde no puedas llegar con ninguna referencia. Un sitio que esté desubicado. Seguramente sería un buen sitio para escapar.

D.






2 comentarios:

KAZVEL dijo...

Todos de vez en cuando inventamos calles sin nombres para andar por ellas, lastima que nosotros siempre tendemos a habitarlas y cuando las colonizamos es forzoso ritual el nombrarlas.
Besos

Darina Silver dijo...

Kazvel

Nombramos algo por un afán de querer controlarlo, de apropiarnos de ello, de saber que está allí, situado en un espacio de nuestra memoria.

D.

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