Cualquier encuentro, incluso el más casual, está predestinado

Hoy viajaba en el metrobus (como de costumbre) leyendo a Murakami (lo que será costumbre por un rato, mientras termino Kafka en la orilla) Y escuché la siguiente historia...


- La verdad me daba pena la maestra, sólo fumaba y tomaba café: desde que entraba la podías sentir, por el olor.


- Si, la verdad si inspiraba lástima... ¿Y sabes qué fue lo peor? Cuando contó la historia de cómo pasó la Navidad...


- Si, yo quería echarme a llorar...


- Creo que todos nos quedamos igual cuando dijo: "Pues yo preparé pasta y la pasé con mi hijo, le regalé un desodorante y jugamos con su X-Box"

No sé si sea cierto que cualquier encuentro, incluso el más casual, está predestinado... pero mientras pensaba en esa mujer cocinando pasta, recordé que por la tarde estaba yo maldiciendo un poco los rituales navideños y los preparativos...

A veces las historias engarzan en el momento justo o nos caen como anillo al dedo...

Incluso me pregunto si tú, lector, pasas justo en el momento adecuado, como quien encuentra en la esquina un acto de magia cuando ya empezaba a dejar de creer en los misterios del universo.

D.

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