El Brocal del pozo

He dejado de escribir, de pensar, de racionalizar, de tantas cosas. He dejado de sentir, de vivir, de respirar; a veces simulo hacerlo, para que nadie mire hacia adentro, para que nadie arroje una moneda pidiendo suerte y descúbra que al fondo del pozo no hay agua, sino oscuridad.

Una tristeza incierta que no sé de donde se alimenta: su raíz debe estar en alguna otra oscuridad lejana, en uno de esos agujeros negros intergalácticos...

Puede ser que extraigas algo del vacío, puede ser que esa oscuridad sea tu nuevo amuleto de la suerte, si al lanzar tu moneda lo que deseabas era algo de silencio...

No escucho el tintear de las monedas, pero sé que hay quien ha apostado por mi. La verdad no me pesa, pues esa apuesta se pierde, al no ser contra nadie. ¿Contra qué? ¿Contra el olvido, contra la muerte, contra la posteriodad?

Todas las batallas están perdidas y nuestro iluso intento de amar es temporal...

Si no existe un orgasmo infinito, ni un cigarrillo que nunca se acaba, ni la cafetera eternamente caliente, ¿por qué existiría el amor eterno?

Mi mente sigue virtiendo agua oscura, desde la fuente contaminada de la tristeza.

Mi salobre humedad se vacía sobre la tierra negra y va impidiendo que algo más crezca.

No siembres nada a mi vera, ni esperes cosechar en mi huerta. Asomate al brocal del pozo, tira una moneda, prueba tu suerte...

Y alejate, que eso te sale bien.

D.

3 comentarios:

Alejandro Ramírez dijo...

Es un hermoso escrito con un magnífico uso de metáforas. Si el brocal impide caer en el pozo, ¿Que me impide comentar y redundar en alabanzas? Estas últimas motivadas por el cariño y la empatía, es cierto, pero también por la admiración y la pasión por lo hermoso, lo bien hecho, lo que inspira el deseo de ser artista con la palabra.
Yo si vengo aquí a hacer una apuesta por la inteligencia, a arengar a los poetas y a buscar espacios infinitos de palabras. Yo si creo (y no me importa que muchos mas consideren vanas mis creencias) en las ideas y en el trabajo del pensamiento, en la sonrisa -tal vez triste- del alma que se manifiesta y grita, cuando es necesario, que no desea morir jamás. Y no se nada de esas aguas profundas que surgen del subsuelo, solo se que surgen, y que son limpias y cristalinas y que un día, como hoy, sacian nuestra alma de belleza.

Darina Silver dijo...

Héctor:

A ti también te sale bien eso de alejarte...

Aunque a veces, uno se aleja para tener mejor perspectiva.

¿Te ha pasado?

D.

Juan dijo...

beautiful!!

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