FONAES, sabores, colores y texturas

A veces quisiera volver a ser niña, para descubrir las cosas como la primera vez, para sorprenderme y maravillarme. Para girar un caleidoscopio y encontrar el mundo a la vuelta. Para prepararme un licuado, como el que me recomendó Daniel. Para disfrutar cada beso como si fuera el primero...

Por eso me gusta ir a exposiciones de artesanías; creo que siempre me ha ayudado a poner las cosas en perspectiva. Nos fijamos en un pedacito de mundo y se nos olvida toda la gama de colores que está allí por explorar.

Esta vez Expo Fonaes traía un escenario variado de música y colorido, que, como siempre, daba una probadita de las artesanías de todo el país; empezamos por los países del norte del país, así  que nos sumergimos en puestos de botas vaqueras y cinturones de cuero.

Me dieron muchas ganas de llevarme un caballito, aunque por desgracia iba en transporte público y no parecía muy viable cargarlo.

Para salir montada en un caballito de fieltro.


En vitrinas de exhibición estaban piezas más delicadas, como los hermosos árboles de la vida Oaxaqueños, que siempre me han gustado. Aquí una foto de uno pequeño. 

Debido a que casi todas las piezas estaban en venta, me daba algo de pena tomar fotos de todo, cual visitante japonesa, así que me concentré en las piezas que estaban en vitrinas. Acá un hermoso collar de piedras y maderas; había algunos modelos muy parecidos también a la venta.

Creo que una de las piezas más representativas podría ser esta Catrina, que parecía sonreír encantada, ante el paso de los transeuntes. 

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