Gustos culposos: el regreso de Los juegos de el Hambre

Alguna vez escuché en la radio a un locutor explicando el por qué es ridículo tener "Gustos culposos".

Y es que, si algo te gusta, no debería de generarte culpa, pues finalmente corresponde a alguna necesidad o deseo personal...

Así que cuando uno habla de "Gustos culposos", se está negando a sí mismo.

Es una contradicción y sin embargo, quizá por eso es tan humana.

De allí que mirara con recelo ese libro "best seller" cuando llegó a la casa. Los juegos del hambre.


La película la vi a principios de abril y aunque entretenida, no me pareció nada del otro mundo.

Por eso me sorprendió la avidez con la que leí el libro, terminandolo en un sólo día, pese a que desde hace meses intento terminar "El Péndulo de Foucault".

Las diferencias son notables. Mientras que Eco se adentra en los laberintos de las más enredadas logias, Los juegos del hambre describen un mundo futurista, en dónde la revuelta va de la mano de un juego cruel, en dónde todos los protagonistas acabarán muertos, tarde o temprano.

Algunos detalles que no se explican en la película y un par de eventos que me habían quedado poco claros, son mucho más sencillos de apreciar en el libro "Los juegos del hambre" y realmente disfruté el ritmo narrativo y la historia.

Si tienen ocasión de leer primero el libro, le darían 4 estrellitas.

D.

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