Serenata

La hora de la serenata es la hora del sereno: muy temprano en la mañana, cuando las gotas de agua se condensan sobre las hojas o tarde, cuando empieza a enfriar.

Condensación y noche oscura son cómplices de la serenata.

Llevar gallo es la oportunidad de ver a la muchacha en camisón, ligerita de ropa, asomada al balcón y guapa como ella sola, con la trenza apretada y los ojos de sorpresa.

- ¿De verdad es para mí?

También es el riesgo de saberse sorprendido por los vecinos, por la familia, por el rival en amores que ve que le llevan gallo a la misma muchacha en la que puso el ojo y se armen los trancazos...

¡Pero el riesgo lo vale!

Y que, y que, chula, hermosa, preciosa, flor de alhelí, si tu supieras mi sufrir corresponderías a mi amor, pero te hicieron de roca y no puedes mujer consentida escuchar mi llanto en esta canción.

Yo quiero llevarte serenata, recordarte las canciones que hemos hecho nuestras, que hemos forjado con tantos años de cantar bajo la luna.

No tenía ya un propósito, ni una meta clara, ahora siento que despierto cada día para añadirle una canción a ese soundtrack infinito que sería ir a llevarte serenata...

"Las dos de la noche y sereno..." grita el velador a las 2 de la madrugada, pero no sabe que me escapo con mi guitarra, mi capa de estudiantina, mi pandero y tu nombre entre los labios, para hacer que salgas a escuchar mi voz.

D.

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