Un fenómeno que no se ve (o quizá se ve, en otras formas, expresado en sus versiones digitales, pero aún así... ya no es lo mismo) es la emoción de las novelas por entregas, que muchas veces salían publicadas en los periódicos y constituían el deleíte de los lectores, a quienes los enganchaban por semanas enteras con la finalidad de ¿Qu pasaría con..."
En lo particular creo que ese suspenso es asfixiante y no me imagino estar esperando una semana entera para leer el siguiente capítulo, cuando me devoro libros enteros si los encuentro suficientemente cautivantes.
Pero más allá de eso hemos perdido la paciencia: tenemos televisión on demand y casi todo (todo) lo exigimos en satisfacción inmediata de nuestras peticiones y caprichos.
Así que cuando algo en mi vida comienza a amenazar en convertirse en una novela por entregas me quedo mirando la historia ya contanda y comienzo a contemplar la posibilidad de buscarme otros libros.
D.
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