La inmortalidad, de Milan Kundera

Por años me negué a leer a Kundera. Todo empezó en una tarde calurosa de verano, en Cosamaloapan. Entre los libros gordos del estante encontré "La insoportable levedad del ser" en un bonito ejemplar de pasta dura que me enamoró, presté y nunca volví a ver.

Luego lo compré o robé o no sé como, pero me hice de una nueva versión de Tusquets que releí hasta el cansancio. Se hizo mi vicio y mi bandera. Y me sentí tan comprometida que me dije a mi misma que no leería nada de Kundera, por miedo a verlo caer en declive...

Pero quiso el destino que me encontrara con un ejemplar de bolsillo que tuvo un costo módico de "La broma". Ya con el libro en la mano me enteré de la existencia de "El Vive libro", un intercambio twitteril de libros... así que "La broma" terminó en manos de El Rufián Melancólico y yo seguí resperando mi promesa de no leer a Kundera...

Pero entre los comentarios de Rufián, de que era un buen libro y los de sus secuaces no menos melancólicos, decidí darle otra oportunidad a Milan Kundera.

En la última feria del libro de Antropología compré "La Inmortalidad", que en esta edición tiene un ángel femenino, que es perseguida por una figura de un hombre desnudo, que se esmera en ir tras el ángel, en vano.

La historia, peculiarmente, llegó en un momento terriblemente adecuado de mi vida. Cuenta el conflicto existente entre dos hermanas con personalidades completamente divergentes. Una de ellas totalmente desprendida de su cuerpo, dibuja claramente las líneas entre su intelecto y su corporeidad. La otra, de carácter más dramático, ha hecho de su vida un desfile de amantes e historias trágicas.

La contraposición del carácter de las hermanas viene acompañado de una serie de personajes secundarios, así como una regocijante reflexión respecto a la relación de Goethe con una dama llamada Bettina, con quien mantuvo cartas y una tirante amistad, bordeada de celos, envidia, reflexiones...

En cierta parte del libro Kundera confieza que "La insoportable levedad del ser" habría sido un título que le acomodaría aún mejor a "La inmortalidad"; eso me hizo reflexionar en que ambos libros llegaron a mí en los momentos correctos...

La inmortalidad es, si es posible decirlo, aún mucho más brillante. Quizá los personajes no son tan entrañables, pero a modo de ensayo las ideas que se plasman son mucho más trabajadas y claras que en "La insoportable levedad del ser".


Un deleíte y un placer regresar a estas letras. Estuve conmovida.

Cinco estrellitas.

D.

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