Cuídese mucho: Sophie Calle en el Museo Tamayo

Entré a la exposición de Sophie Calle un poco desorientada. Estaba en espera de la famosa expo de Yayoi Kusama y tenía que hacer tiempo.

Me asomé a las vidrieras y vi fotos, fragmentos de cartas. El análisis detallado y lingüistico de una carta.

Subrayados, entrecomillados.

Pensé que era un análisis forense, de algún tipo de asesino, que era diseccionado en su malvado método.

En las paredes fotos de mujeres que leían. ¿Qué leían?

Poco después comprendí: era un correo que Sophie Calle recibió y convirtió en un performance, una experiencia artística.

Su manera de cuidarse/curarse fue darle a leer el correo de "Se acabó" a 107 mujeres distintas.

Lingüistas, historiadoras, psicólogas. Incluso una mujer payaso.

La carta fue interpretada, reinterpretada, destazada. ¿Quién era el autor? ¿Qué quería? ¿Qué lo motivó?

Esta es la carta, su original, en francés:


"Sophie,

Llevo un rato queriendo escribirle y contestar a su último email. Al mismo tiempo me parecía mejor hablar con usted y decir lo que tengo que decirle de viva voz.
Por lo menos esto quedará ya escrito.
Como sabe, últimamente me he sentido mal. Como si ya no fuera yo mismo en mi propia existencia. Una especie de angustia terrible contra la que poco puedo hacer salvo avanzar a toda prinsa en un intento por dejarla atrás, como he hecho siempre.
Cuando nos conocimos puso una condición: no convertirse en la "cuarta". He respetado el compromiso: ya hace meses que dejé de ver a las "otras", puesto que no tenía forma de seguir frecuentándolas sin convertirla a usted en una de ellas.
Creía que eso sería bastante, creía que el quererla yo y el quererme usted bastaría para que la angustia que me empuja siempre a buscar en otros lugares y me impide por siempre jamás estar tranquilo y sin dudarlo ser simplemente feliz y "generoso" se calmase con su presencia y con la certeza de que el amor que me aportaba era lo más beneficioso para mí, lo más beneficioso que haya conocido jamás, como bien sabe. Pensé que escribir pondría remedio, que disolvería mi "intranquilidad" y me permitiría ir a su encuentro. Pero no. Me siento aún peor, no puedo ni decirle en que estado me encuentro. Así, esta semana, empecé de nuevo a llamar a las "otras". 
Sé lo que eso significa para mí y a que ciclo me arrastrará. No le he mentido nunca y no estoy dispuesto a empezar a hacerlo hoy. Al principio de nuestra relación usted había anunciado otra regla: que el día en que dejásemos de ser amantes no se plantearía volver a verme. Sabe hasta que punto esta imposición me resulta desastrosa, injusta (Puesto que sigue viendo a B. R) y comprensiblemente (evidentemente...); de modo que no podría nunca convertirme en amigo suyo.
Pero hoy, el hecho de que acepte plegarme  a su voluntad a pesar de que echaré terriblemente en falta verla, hablar con usted, aprehender su visión de las cosas y los seres y sy dylzura conmigo, da cuenta de la importancia de la decisión que tomo.
Pase lo que pase, tenga presente que no dejaré de amarla de ese modo que mes propio como lo hice desde que la conocí, un modo que seguirá vivo en mí y, estoy seguro, no morirá.
Pero hoy, sería la peor de las farsas tratar de prolongar una situación que, lo sabe tan bien como yo, ya no tiene remedio. Por respeto al amor que le tengo y al amor que me tiene y que me obliga ahora a ser franco con usted, como un último tributo a lo que compartimos y que será, por siempre, algo único. 
Me hubiese gustado que las cosas fuesen de otro modo.
Cuídese mucho

X.  

Me pregunto si todos hemos recibido una carta así. "No eres tú, soy yo. Es que mis problemas me impiden amarte como mereces ser amada". Me pregunto si todos hemos escrito una carta así: "Te quiero demasiado como para mentirte. Me hubiera gustado poder continuar con esto. Cuídate mucho".

A través de la narración reiterativa de la historia, la despedida va perdiendo peso, se vuelve cada ves más ligera, hasta poder dejarla ir.

Entre las 107 mujeres hay quienes lloran sobre la carta. Quienes se carcajean de ella. Quienes la queman y quienes no pueden creer lo egoísta del mensaje.

Creo que mi interpretación favorita fue la siguiente:


¿Y usted que sintió al leer la carta?

Tuve mucha suerte al poder encontrar "Cuídese mucho". Vayan, si pueden, a verla al Tamayo.

D. 

1 comentario:

Espaciolandesa dijo...

"Mereces estar con alguien que te quiera mucho", me dijeron a mí.

Y yo escribí un e-mail de "definitivamaente eres tú".

Jeje.

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