"Pasar 8 horas al día, todos los días, por el resto de tu vida, haciendo algo que no te gusta está muy jodido. En cambio si haces algo que te gusta, esas 8 horas no te las quita nadie. ¿Me explico? No es un consejo, es una opinión personal". Hablaba Horacio Altuna, historietista argentino quien fue el encargado de iniciarme en el "Festo", Festival de Autores de Cómic de la Ciudad de México.
Era mi primera vez en el Festival, pues aunque con frecuencia había acudido a la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil, pero nunca pasó por mi cabeza que, a pocos pasos de allí, se reunieran los "cómiqueros". Esta vez festejaron su cuarta edición. En mi primer Festo, tuve la ocasión de estar en la conferencia de Horacio Altuna: llegué por pura coincidencia diez minutos antes de que empezara su conferencia.
¿Y quién es...?
Horacio Altuna estudiaba derecho: se sentía atrapado entre el deseo de hacer otra cosa y cuando decidió que lo suyo lo suyo era la dibujada, dice que vió que en los ojos de su padre una luz se extinguía. ¿Cómo que iba a trabajar en una empresa de poca monta, además haciendo dibujitos?
Pero Altuna era joven y creía en su pasión. Comezó con una historieta a la que no el tiene aprecio y de hecho pidió a la audiencia: si alguna vez encuentran un ejemplar de "Súper Volador" por favor quémenlo.
Este cómic era una copia de los cómics de Superman, pero comenzó a hacer oficio con los héroes y poco a poco fue obteniendo las tablas necesarias para lanzarse a empresas más grandes, que le dejarían un mejr sabor de boca.
En 1975 comienza en el diario Clarín, la publicación de "El Loco Chávez" historieta que lo haría famoso. Carlos Trillo, autor de los diálogos, escribía las historias de este personaje que formaría parte de la cultura popular en Argentina.
Derechos de Autor
Sin embargo, Altuna no la tendría fácil: pese a su éxito, se empeñaba en obtener los derechos de autor de cada una de sus obras. Para él resultaba doloroso entregar los derechos de sus originales, sobre todo al principio de su carrera, cuando veía que sus dibujos terminados eran impresos con mala calidad y descuidadamente.
Tras ganar "mala fama" entre los editores de diversas publicaciones, Altuna buscó a un conocido que era editor de Playboy Italia, donde encontró una oportunidad para producir historietas cortas para la revista Playboy. Después de cobrar relevancia, sus historietas llegaron a ser publicadas en 12 países por esta revista, así como por su competencia, Penthouse. "Logré el equivalente de lo que sería venderle a Coca-Cola y a Pepsi", comentó entre risas.
Cómic para todos
Altuna asegura que parte de su obra tiene un gran componente de crítica social, pues parte de su formación lo llevó a sostener la idea de que el cómic debía ser para todos, es decir, debía evolucionar con los lectores, abarcar inquietudes distintas para un lector de 15, 20 o 30 años. Para Altuna, alguien que no evoluciona con sus lecturas podría llegar a ser alguien "Poco interesante".
Entre la obra de Altuna se encuentran contenidos que hablan del racismo y la segregación, como Hot L.A., Las puertitas del Sr. López, que pinta un panorama del burócrata encerrado en la fantasía o Ficcionario, una historieta de ciencia ficción de distopías.
¿Cómo hacemos llegar el cómic a todos?
Para Altuna los medios digitales y el crowfounding son alternativas estupendas para los viejos y nuevos creadores; hay más formas de hacer llegar los contenidos y los editores ya no tienen que ser necesariamente parte de la fórmula. Tras una vida de escuchar "cuentos chinos" de los editores, Altuna defiende la posibilidad de la creación más allá de los intereses de las grandes editoriales.
Incluso el propio Festo es una oportunidad de reflexionar sobre las alternativas que dan los medios digitales, las redes sociales, el crowfounding...
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