Dejar de correr

-¡Kimmi lo estropeó todo y Michael se ha puesto a perseguirla antes de responderme!
-¿Michael persigue a Kimmi?
-Sí.
-¿Y tú persigues a Michael?
-Si.
-¿Y a ti? ¿Quién te persigue? ¡NADIE! ¿Lo captas? ¡Ahí esta tu respuesta!
-¡No!
-¡Sí! 
La boda de mi mejor amigo (EU, 1997)

Escuchaba yo una edición más de un podcast. Era una edición especial dedicada al día de la mujer y sonaban solamente intérpretes femeninas.Entonces sonó una canción de Mon Laferte: "Tu falta de querer".

Al terminar la canción el conductor reflexionó un poco sobre la letra y los extremos a los que uno llega cuando uno quiere a alguien.
Es decir: cuando a pesar de que nadie está corriendo detrás de ti, tú sigues corriendo.

La reflexión me cayó como un balde de agua fría. Me quedé despierta casi toda la noche y me la pasé reflexionando en las veces en que seguí enganchada con alguien que no mostraba interés o mostraba una cortés indiferencia.

Y es que, como mi animal guía es una ardilla, eso de correr se me da muy bien y me entusiasma. Pero a veces hay que darse cuenta de que uno está jugando solo.

Supongo que si alguien está corriendo detrás de ti también es gratificante: te sientes deseado, eres cotizado. Pero deja de ser un juego y empieza a doler. 

¿Yo aún podría soportar tu tanta falta de querer? 

O mejor aún: debo dejar de correr.

(Por cierto, esta semana hubo contingencia ambiental y no hice nada de yoga. Me dediqué a revisar boletines informativos, a engordar con entrevistas mi grabadora roja y fui a cortarme el pelo el día de ayer. Incluso un par de días desperté sintiéndome bonita).

D.

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