Renuncia

Me encantan las flores. Amo que me regalen rosas.

También me gusta cuidar las plantas en sus macetas.

Desde la primaria aprendí a coser (y cantar) y puedo pasar mucho tiempo dedicada a zurcir calcetines, cocinar un pastel.

Le dedico amor y tiempo a la cocina. Me gusta ver mis pisos limpios.

Me gusta también el color rosa, pintarme las uñas, oler bonito; disfruto como cualquier chica de estrenar un vestido, tener zapatitos nuevos que combinen.

Podría renunciar a todo eso por un poco más de igualdad, por la posibilidad de caminar sin preocupaciones por la calle, sin pensar que me gritarán, violarán, secuestrarán, matarán.

Y no es que no me guste ser mujer, pero sé que muchas de estas preocupacione no existirían si fuera hombre. O existirían, pero en menor medida. (Como bien se ha visto, en este país la violencia no perdona género)

Este año empecé a escribir acá, es un proyecto para la difusión de temas de derechos humanos, libertades sexuales, mujeres en la ciencia, el arte y la ecología. Me gusta pensar que estoy contando un poco de las mujeres que no soy, pero que quizá un día alguien pueda llegar a ser.

Y cada día somos más las que no queremos vivir con miedo, aunque eso sea alejarnos del estereotipo de lo femenino y meternos en problemas con el mundo (Cada día llegan un montón de comentarios desalentadores a las redes sociales de la revista, en la que se nos acusa de feminazis, locas, alborotadoras, conspiradoras, quejumbrosas, ideáticas, frígidas, zorras y todos los adjetivos que se les ocurran en el espectro)

En Antes de Eva sobre todo abordo temas de inclusión tecnológica, derechos reproductivos e historias de mujres ilustres. Los invito a leerme allá, por los temas feministas que a todos deberían importarnos.

Porque no me rendiré ni presentaré mi renuncia como mujer, solo renunciaré a ver las cosas de manera pasiva, aunque esa renuncia también lleva un trabajo adicional.

¿Qué es ser mujer? Es ser una persona que se construye, crece, cambia y vive diario. Igual que ser un hombre lleva sus propias dudas, preguntas y miedos. Pero no dejaremos que esos miedos ahoguen nuestra voz ahora que hemos encontrado lugares donde reunirnos y hablar de todo, desde zurcir esos calcetines hasta lograr representatividad política, también pasando por todos los matices de vida pública y privada en los que tenemos derecho a opinar.

Por cierto: el día de ayer vino un representante del INE y me dijo que seré funcionaria de casilla en las próximas elecciones. Esa noticia me hace muy feliz.

D.

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