Al café de la mañana le falta su cucharada de azúcar
y al jardín un toque de verde...
quizá pido demasiado.
A la luz de la ventana le falta calor
y al desayuno una pizca de sal...
quizá soy exigente.
A mi bandeja de correo le falta tu nombre...
y me falta verte a mi lado al despertar...
quizá estoy siendo egoísta.
Pido un minuto de tu sol
y encuentro imposible la generosidad si de compartir tus besos se trata...
Poco hay de civilizado en mí, de postmoderna, de avanzada.
En ese sentido me siento irremediablemente anticuada:
pido el placer de aspirar el olor de tu piel
y guardarte en mis brazos por las noches.
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