Crónica de un desencuentro

Sé que le prometí a Anel que pondría la "Crónica del viaje que nunca hice". De hecho la corregí para su publicación. Pero por el momento me la saltaré y pondré primero esta otra.

Crónica de un desencuentro

Confieso que cometí un error al no pedirle al Maestro Jorge su número telefónico.
Francamente no lo pensé, hasta que llevaba un rato esperandolo...
Pero segura de la calidad literaria del material de lectura que llevaba, me dejé llevar de la mano de Giovanni Sartori por un mar de críticas bien asestadas a la cabeza del hommo videns. Era una deuda histórica por saldar: tantos años en la carrera de Ciencias de la Comunicación sin haber leído completa la crítica a "La sociedad teledirigida"... Semestres enteros simulando, haciendo creer al amable auditorio (profesores, compañeros de clase... incluso amigos) que ya había pasado lo que ellos consideraban "Bibliografía básica..." Pero no.
No fue hasta ayer que decidí abrir el libro que reposaba en mi estante... desde hace más de un año, cuidadosamente envuelto en celofán. Y hoy, al salir de la clase, una vez instalada junto a las puertas de la biblioteca lo abrí, como quien busca las revelaciones en los papiros del mar muerto... No encontré eso... pero me entretuve un rato, hasta que noté que ya iba en el capítulo seis y no se veía ni rastro del Maestro.
¿Me había equivocado de lugar, de día, de hora, de facultad, de ciudad, de planeta? ¿Era que estabamos destinados a nunca encontrarnos, entre las mil, dos mil, tres mil, enésimas mil posibilidades que nos ponía el destino en las narices? ¿Acaso tendría yo un repelente a los jugadores de squash o él un radar que lo hacía evitar comunicólogas que no tenían en su conocimiento la bibliografía básica del curso?
Todo eso pensé, con la velocidad misma del pensamiento y sabrá dios que habría seguido pensando si no hubiera llegado mi amiga Laura, a quien no esperaba encontrarme a esa hora y tampoco en ese lugar... a quien ya me imaginaba empapelada en su escritorio tristisimo, pauperrimo y escondido de TV UNAM donde labora como becaria.
- ¿Qué haciendo a estas horas? - Preguntó ella, con la familiaridad de quien ya sabe mi nombre y no anda a ciegas por el mundo, preguntandose si seré la escultural morena de curvas peligrosas o la sencilla y carismática chica con cara de bibliotecaria...
- Pues aquí... - Y relaté la historia que ya es conocida por mi lector.
- ¡Ah! Pero ya son las 12... - Pues sí...- Y con mi pausada y ecuánime voz, que ha marcado estilo le dejé un recado al Maestro en la puerta amarilla de la biblioteca, con letras rojas y caligrafía mixta:
Jorge: Te esperé hasta las 12, pero tuve que irme. Luego platicamos.
D. S.

4 comentarios:

mynn r. dijo...

psss eso de esperar, a veces trae cosas horrorosas. te digo porque vivo en ciclos. pero este en especial, el de los desencuentros, es mi nùmero 76979808.

imagina còmo me siento...

es horroroso llegar a los 23 años admitiendo que no todos los hombres son iguales, pero ya conoces los 12 diferentes tipos... y que has usado por segunda vez el mismo argumento para desembarazarte de un desencuentro.

shale.

Darina Silver dijo...

Espo...

Ya ni me digas, estoy acercandome peligrosamente a mi fecha de cumpleaños. Si, ya empecé la cuenta regresiva...

10, 9, 8...

Yo conozco sólo 3 tipos de hombres y tendrás que dejarme elegir entre tus otros 9.

D.

Anónimo dijo...

me CAGA lso huevos esperar, ofdio la impuntualidad

yo que tipo de hombre soy? de seguro tendrian que inventar una nueva categoria unica para mi =P

(aunque de seguro por ese comentario encajo a la perfeccion en algun tipo de los que hablan, o quizas sea cierto, o.... o quizas mi cabecita ya valio madres!!!

Darina Silver dijo...

Perdona Jhon...

No quería que te autodestruyeras al tratar de comprender a las mujeres.

La verdad es que eso de generalizar es algo que hacemos para hacer más fácil el mundo, no porque sea verdad.

Al menos debe haber unos doscientos tipos de hombres.

D.

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