Desde que era niña me gustaban las flores que crecían al borde de las banquetas, desafiando la leu de la Selva de Asfalto. Había unas en particular que me parecían antenas satelitales, de color rosa, pequeñitas, con cuatro pétalos y unos filamentos blancos y contrastantes a las que llamaba Satélites.
Nunca me hubiera atrevido a arrancar estas flores, pero me gustaba quedarme mirando en las banquetas su ansiedad por sobrevivir y su deseo de esparcir belleza en el mundo.
Ahora, que siento que cada día de rutina es una capa de asfalto en mi cabeza, que evita que todo terreno fértil sea aprovechado y los ciclos rutinarios se repiten con las variaciones melódicas de un disco electrónico chafa, donde el zumbido persistente te hace olvidar el paso del tiempo y la luz estrambótica da la impresión de movimiento lento de las cosas que pasan rápido...
Ahora que todo está bajo el asfalto, se me hace cada día más dificil hacer surgir flores en las grietas de las banquetas y en las rajaduras de este piso parejo, que nos atrapa a todos con sus garras de imperioso ahora.
D.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Una mujer que caminaba sobre las vías
Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...
Acerca de mí
-
"Todas las familias felices se parecen entre sí. Sin embargo, cada familia infeliz es infeliz a su manera", así comienza Ana Karen...
-
Debería de existir una regla de las tres citas Que a la tercera se defina y dejen de jugar al "veremos" O. M. La regla de las tr...
-
Cuando empecé la idea de llevar un blog, con otra dirección, lo llamé "Calle melancolía" y allí sí explicaba la razón del título d...
7 comentarios:
pues que esperabas de la vida ofinicesca, mija???
jeje
Más.
Siempre espero más.
D.
mmm..verás que en el asfalto siempre hay una pequeña grieta que dejará salir todo lo que hay debajo, solo que a veces esas gritas un poco complicado de encontrarlas, pero no imposible
slaudos y buen "finde"
Eso mismo iba yo a decir, pero Alejandro ya me lo ganó.
Creo que el asfalto siempre puede agrietarse. Entre los adoquines de la cochera de mi casa, siempre hay un poco de pasto que se niega a morir lapidado. Creo que así podría funcionar lo que describes.
Un abrazote y gracias por tu mail.
Uff, te entiendo perfectamente. Pero siempre hay espacio. Los dientes de león crecen en todas parte...a mi me gustaba soplar a los dientes de león y esparcir sus semillas por el aire. Siempre habrá una grieta esperando la semilla que a fuerza de soplar llegue a su lugar.
Abrazos.
Brainwashed:
Que bonito es pensar en las banquetas rotas, me hacen recordar que después de que la última gota de vida humana se extinga algo quebrará el asfalto para florecer.
Me gustan los adoquines, Mar.
Iraís... ¡Ah, a mi me encantan los dientes de león!
Jo, un abrazo a todos.
La vida se abre camino. Siempre.
A menos que tengas nulo instinto de conservación.
Mientras tanto, te mantienes en la lucha.
Que al menos le cueste trabajo.
Publicar un comentario