A la venta

Banquetas rotas, baches, bardas, cercados en los jardines que antes eran publicos, jaulas en los estacionamientos, grietas, humedad, sal en las paredes, cables zafados, un panorama desolador, una melancolía invencible.

Hoy fui a la casa donde pasé mi infancia. Los mejores días de mi vida. Las llamadas en la secundaria que duraban horas. La ventana desde donde le hablaba a mi equivalente al "Hombre en la Luna", de Dorothy Jane. El olor a galletas que mi mamá hacía. Oscar Chávez. Las flores de durazno en el jardín. La avalancha. La bicicleta. Los vecinos que iban a buscarme para jugar. Las enredaderas en las casas abandonadas. El yeso donde tatué el nombre del chico que me gustaba.

Todo eso está a la venta. De hecho ya fue vendido.

Estabamos sacando cosas: una carta, por allá... un rompecabezas con tres piezas de menos... Y libros. Tantos que ahora ocupan todo un sofá. Supongo que tendremos que subirlos: eventualmente.

Por el momento, la casa está casi vacía. El fantasma de mi infancia aún da vueltas en el jardín.

Supongo que se irá evaporando.

Eventualmente.

D.

3 comentarios:

Mar dijo...

Despedirse de los escenarios que atestiguaron los mejores momentos de nuestra vida es difícil.

Quizá cuando mueras, regresarás ahí a reclamar por lo que es tuyo. Dime cuál es la dirección para nunca comprar esa casa.

Ja.

Juan dijo...

sin duda son recurdos poderosos....

te vas a mudar? dodne vivias antes? ya no entendí nsda....

Darina Silver dijo...

Mar:

Si, quizá esa casa quede embrujada...

Juan Carlos:

Antes vivía allí y mis papás apenas sacaron los muebles, la rentaban amueblada.

Seguiré viviendo en donde ya conoces.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...