Postalera


Postales.
Como quien colecciona sólo los momentos Kodak de la vida.
La postalera iba borrando de su mente la gente, los malos ratos, las esperas interminables en las estaciones de autobuses, los momentos de perderse, el olor a basura, pescado podrido, los mosquitos...
Ella regresaba con fotos impecables, llenas de luces de otoño y edificios memorables. Nunca nadie se enteró de si viajaba sola o acompañada: no había testimonio alguno de ellos.
Algunos le decían que de eso trataba la vida, de acumular los momentos clave, las imagenes precisas...
Otros se lamentaba de que perdiera la sonrisa de los niños, las pisadas en la arena, los rostros afanados de los marinos en las redes...
La postalera recorría en su album de viaje cientos de fotos de cientos de lugares y pensaba en que eran lugares como los que ella soñaba, aunque ya no recordaba en realidad sus nombres...
Sólo veía ecos de postales, bastaba darle la vuelta y leer el espacio en blanco.
D.

3 comentarios:

Mar dijo...

¿Leer el espacio en blanco?
Hay que estar verdaderamente solo para lograr leer en blancos.

CUando yo sea 'grande', seguiré los pasos de la postalera, creo. Aunque quizá me sea más fácil coleccionar gatos que postales.

Juan dijo...

muy linda historia,eres una crack

Darina Silver dijo...

Mar:

Yo creo que la protagonista ya estaba deschavetada...

Juan:

Que bonito eso del crack, suena como a cuando rompes un lápiz.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...