Mi trabajo y los siete pecados capitales...

Cuando ingresé a laborar, lo hice debido a la Avaricia...

Pensaba que después de haberme chutado una carrera, no estaría mal ganar un poco de dinero, después de todo la vida productiva me hacía ojitos gracias a mi interés en tener a quien decirle: "Show me the money!"

Después, cuando entendí que mi salario no era la gran cosa, fue la Lujuría lo que me hizo quedarme en la oficina, cuando un oscuro objeto del deseo (ja) apareció en escena...

Pero después de que no sólo me rechazaron, sino que este oscuro (muy oscuro) objeto del deseo decidió salir con alguien más, la Ira y la Envidia se apoderaron de mí, haciendome pasar un momento terrible, de tensión dramática, que casi me hace renunciar...

Sin embargo, el pecado favorito del diablo, la Soberbia hizo que permaneciera en mi sitio, convencida de que lo hacía bien, de que podía sobreponerme a cualquier obstáculo, de que demostraría mayor grandeza y entereza al mostrarme ecuánime (jo) y laborar al máximo.

Ahora que el trabajo se me hace (relativamente) más tranquilo y que la Pereza domina gran parte de mis días... (bostezo de leona con sueño), creo que lo único que me mantiene en la chamba es la Gula...

En Navidad regalan una pierna horneada y una botella de vino.

D.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE!!!

Mar dijo...

Jajajá.
Me encantó tu entrada.

Se supone que el trabajo dignifica al hombre, pero...
...Ahora parece que hasta el mismo trabajo es obra del Chamuco. Jajá.

Anónimo dijo...

"El trabajo enoblece y dignifica"...

"Mezclar trabajo con el placer es signo de un mal proceder"...

Pantaleón Pantoja

Espaciolandesa dijo...

Me encantó tu entrada.

Yo también comencé a trabajar por avaricia.

Y ya... no creo haber experimentado lo demás.

Me conformo con que ya me paguen.

Ni pensar en una pierna ahumada o vino...

Ash... qué envidia :P

Marisolirais dijo...

jajaja...todo es tan cierto. Aunque a mi no me dan pierna y vino en navidad.

Tendré que meditar el asunto y quizá cambiar de empleo. O quizá no. Me da pereza.

Darina Silver dijo...

Anónimo...

¡Gracias!

Mar:

Si... a veces parece que sí es un laboratorio de perversidad.

Anónimo:

¿Eso lo tienes en tu escritorio, para cuando mandas a llamar a la secretaria?

Saltamontes:

Je, no sé, con esto de la crisis quizá no lleguemos a tanto este año.

Marisol:

La pereza es un pecado taaaan bonito...


D.

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