El cielo por tocar

A unos días de terminar mi ciclo laboral en la empresa en donde estoy y de terminar Rayuela, no sé cual de los dos eventos tendrá mayor repercusión en mi vida.

Pesé a que todos los ciclos, cuando se cierran, dejan una honda huella en las personas, especialmente en las de naturaleza reflexiva, como es mi caso, pienso que dejar de ir a un lugar diariamente, con las mismas personas, para realizar tareas deliciosamente repetitivas, puede ser un instante de reflexión.

La piedra cae dentro de la misma casilla.

Por otro lado, terminar una novela de carácter tan simbólico como Rayuela, el tener la certeza de que he vencido un reto intelectual, el armar mi propia construcción de cada personaje, resulta un momento de grandeza.

La piedra está al vuelo.

En este caso, representa una contradicción una piedra al vuelo, cuando la escencia de peso de la piedra, aunada a la fuerza de gravedad, provocaría que la piedra cayera, pero es en ese momento justo antes de cerrar la página, cuando el cerebro lanza las palabras al aire y quedan suspendidas, como flotando, antes de que se cierre el libro y aterricen las ideas dentro del papel para quedarse dormidas.

La contradicción entre el peso y la levedad se vuelve a presentar en los ciclos que se cierran.

No sé si resulta más interesante el llegar al final de la Rayuela, cuando por fin se toca el cielo, o cuando la piedra está aún en vuelo, por tocar la casilla final.

Cuando se cierra el ciclo, cuando se tiene que trazar de nuevo la Rayuela en el piso, cuando el gis destella de nuevo, recién pintada, no es tan emocionante cuando se está por tocar el cielo...

D.

No hay comentarios.:

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...