El hundimiento del Banana Split

Hoy llegué a un conocido restaurante, donde me encontraría con una de mis amigas.

Pedí un Banana Split, mientras esperaba, con la esperanza de mantenerme entretenida...

El Banana Split es una de esas obras de la ingeniería repostera que, pese a su simpleza técnica, tiene un par de retos.

Por un lado... ¿Cómo se hace para partir el platano sin desparramar el helado?

¿Cómo se evita que los tres sabores de helado se mezclen?

Y finalmente, pero no menos importante... ¿Cómo esperar que uno se quiera comer aquello, si se ve tan bonito?

El caso es que, mientras esperaba, me puse a enviar un par de mensajes de texto, con la esperanza de poder comer mientras mi amiga platicaba algún episodio de su vida, de esos que te hacen reir o llorar, pero que definitivamente cambian con la presencia de helado de chocolate...

Pero mi amiga no llegaba.

Le quité una fresa al decorado, con la finalida de cerciorarme de ese dicho, de que no hay nada más snob que comer fresas en invierno...

Y mi amiga no llegaba...

Le di un cucharazo a mi helado de vainilla, porque le creo a la Baby Malibú cuando afirma que todos nuestros problemas pueden ser olvidados con ese remedio mágico...

Y mi amiga no se presentó.

Así que ya con un poco de más mal humor, comprobé que en el tiempo que esperé parte del helado de chocolate se había derretido y derramado del platoncillo de cristal con forma de barco. (Nota mental: cuando sea ama de casa desesperada debo comprar platoncillos en forma de barco, se ven lindisimos)

El celular de mi amiga fue robado hace poco, así que hasta el momento no sé donde ande, ni cual fue el motivo que le impidió ir a compartir el Banana Split conmigo (y la cuenta).

Pero el hundimiento de tan bonito postre me hizo pensar en la fragilidad de algunas cosas...

Las amistades, así como los helados, requieren atención constante.

D.

7 comentarios:

Espaciolandesa dijo...

Así es... y si no les damos, se mueren. Por muy estrechas que hayan llegado a ser.

Esperemos que a tu amiga no le haya pasado nada malo.

Nemheim dijo...

Ahhhhh amo el heladooooooooo en verdad creo que es uno de mis pocos vicios, aquello de la amistad es extremadamente bueno tenerla pero son también muy fragiles y si requieren demaciado cuidado.

Mar dijo...

Sí. Buena comparación.

Las amistades también se derriten.

Darina Silver dijo...

Pequeña:

Aún no localizo a mi amiga...

Ya me preocupé.

Vivenne:

Bienvenida! Si, yo amo el helado, es de mis vicios. Alguna vez comenté que había algunas cosas que podía resignarme a realizar por un rico helado.

Mar:

- ¿Qué le ves Milhouse?
- Es como cuando dejas que tu helado de chocolate se derrita un poco...
- Ella no se derrite...
- ¡Claro que sí!

Je, je...

D.

D dijo...

Te voy a robar esa ultima frase, sin duda sabrosa y cierta.

Su Satánica Majestad dijo...

me encanta que el helado se mezcle.

aunque nunca lo pido con helado de chocolate. prefiero dos bolas de vainilla y una de fresa o al revés.

(¿tons ya no es banana split?)

¿qué le habrá pasado a tu amiga?

interesante y delicioso post. creo que me voy a un sanborn's.

¡saludos!

Darina Silver dijo...

David:

Gracias por usar tus vacaciones para leer mi blog.

Su satánica majestad:

Ah, suena bien tu combinación.

Voy a intentarlo la próxima vez que pida un banana split.

Bienvenido.

D.

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