La regadera

El jabón tenía un claro olor a almendras amargas y ella recordó las descripciones de las novelas detectivescas, donde el cianuro del café estaba disimulado con unas crujientes galletas que la enfermera malévola había llevado.

Pero esta vez no había enfermera malévola, sólo el enigma a decifrar de siempre, de cual era el agua fría y cual era el agua caliente en un lugar nuevo.

El agua golpetea el piso agradablemente y acalla cualquier ruido de su cabeza. La espalda va cediendo ante cualquier resquicio de tensión o rigidez que pudiera quedar, de manera más bien improbable.

El procedimiento para bañarse podría escribirse con detalle, como uno de esos manuales de Cortázar, para darle cuerda a los relojes o para cruzar una calle...

Pero bañarse era como muchas cosas, un ritual que podía comenzarse de los pies a la cabeza, de la cabeza a los pies o incluso desde la punta del dedo gordo de la mano derecha hacia el lado contrario o cruzando las manos, los pies, el jabón, las esquinas del cuarto de baño y recorriendo las baldosas con la mirada, mientras el agua seguía golpeando.

Recordó que era el día Internacional de los Océanos y debía de cerrar la regadera para continuar enjabonandose. Todo fuera por salvar otra ballena.

D.

5 comentarios:

fher dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
fher dijo...

me encantó la alusión a "Historias de cronopios y de famas"... hermoso libro

el blog?... bello como siempre

besos

Darina Silver dijo...

Fher:

Gracias por tan halagador comentario, me gusta mucho Cortázar, veo que a tí también.

D.

Espaciolandesa dijo...

Buuuuu... yo no vi la alusión u_u

Pero es un relato bonito n_n

Dabufi dijo...

He encontrado este relato buscando algun cronopio relacionado con una regadera.....
Grato allazgo

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