¡Quiero un departamento!

Mis fantasías infantiles empezaban siempre con: llego a mi departamento y preparo palomitas para sentarme en mi sillón a ver una película en la tele.

Estoy cansada porque llevo todo el día en el trabajo, pero sé que podré llegar a comer palomitas. Luego de ver la película me asomo a la ventana (ventanal, más bien) de mi departamento y miro las luces de la calle. El cielo de la ciudad tiene un tinte casi morado y tomo el teléfono para llamarle a alguno de mis amigos, amigas, a mi amado novio.

Fin de la escena.

Todo me parece bien de esa escena. Primero porque puedo llegar a casa a comer palomitas y no a lavar trastes, ni a colocar la mochila en el cuarto, ni a nada relacionado con mis responsabilidades familiares.

Segundo porque en esa escena tengo mi espacio, mis películas, mi sillón y todas las cosas relacionadas con seguridad y propiedad, que me hacen sentir reconfortada.

Quizá es por eso que sigo cualquier promoción que me prometa tener un lugar para mí, incluso esa promoción de una conocida marca de refresco, donde me acaban de robar mis puntos porque según el sistema no reconoció mi registro y me dejó en ceros.

También participé en el otro concurso de una conocida institución bancaria, donde tampoco me he ganado ningún bien raíz.

Pero si algo estoy segura es que, más que un carro, ropa de marca, un viaje a París, un sueldo soñado, me haría muy feliz tener un lugar para mí, donde pueda elegir de que lugar pintar las paredes...

El cielo está ligeramente morado, debo dejarle la computadora a mi hermana y mi mamá decidió ver un documental en lugar de una película... pero por el momento no se ve tan mal.

D.

3 comentarios:

Mar dijo...

Ja. Mis sueños de independencia también incluyen un tazón de palomitas.

Quizá terminemos siendo vecinas.

Darina Silver dijo...

O quizá terminemos en un cine, compartiendo un vaso de palomitas, llamando a casa para que sepan que no tardaremos en llegar.

Quien lo sabe.

D.

Espaciolandesa dijo...

Pues sí, hace falta un sitio propio, que puedas llamar tuyo.

No sé si hayas salido de tu casa, pero cuando te vas y tienes un cuarto propio (a veces más de lo doble de grande del que tienes en tu casa original) y tus propios trastes y puedes desvelarte o levantarte hasta tarde sin que te regañen, resulta más difícil regresar a ceñirse a unas reglas que hace mucho ya no sigues.

Creo que esa fue una de las razones por las que aquello no funcionó. Él apenas empezaba a experimentar esa liberta cuando llegué. Fui su negrito en el arroz :P

Ni hablar... yo también quiero un departamento.

Y no es tan malo el sistema de esa marca de refrescos... yo me compré una cámara digital así.

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