The Nothing Song

El viernes fui a Pachuca, Hidalgo, una de esas ciudades donde vamos los fines de semana cuando queremos simular que vamos lejos pesé a que está a apenas dos horas de camino.

Acudimos a cenar a uno de esos restaurantes con música en vivo y era el cumpleaños de uno de los meseros. El pianista tocó dos o tres canciones clásicas que terminamos murmurando con miradas cómplices, mientras intentabamos recordar la letra.

Anduvimos hasta tarde en las calles oscuras, quizá porque cuando estás en una ciudad que no conoces no te preocupa tanto la inseguridad de sus calles: quizá sean inseguras, igualmente, pero tu lo desconoces...

Las cantinas sólo son lugares pintorescos, nada amenazante.

Las opticas cerraban hasta tarde, en cada esquina vendían elotes con queso.

El reloj monumental del centro lucía bien, tras haber sido sometido a una tardada operación de restauración que lo había dejado emparedado entre hierros por varios meses.

Creo que mi visita se pareció a muchas de las que he hecho a Pachuca...

Fui a Real del Monte, comí pastes, me metí a una de las viejas minas...

El momento más emocionante fue ver desde la ventana del hotel como las nubes de "La bella airosa" se desgarraban en el viento, al ritmo de "The Nothing Song" de Sigur Ros...

Es raro lo que uno recuerda de los viajes. Hay fragmentos que se quedan grabados a veces contra nuestra voluntad.

Y pensar que desde aquí también puedo ver las nubes.

D.

1 comentario:

Onminayas dijo...

La sabia retina quedó impregnada del segundo, sin duda, más bello que tu cerebro quiso salvaguardar. Acompañado, como no, por una bella melodía...

Es curioso como es de enorme este medio, la red, para compartir conocimientos y sensaciones. Hoy he aprendido gracias a ti (y a San Google)donde está "La Bella Airosa", y a imaginar lo delicioso que debe de resultar un trozo de elote con queso.

Buenas noches, aquí en España.

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