Casandra o "la maldición de las palabras"

A Nezumi
Espero me perdone por robarle otro tema para el blog

Como ustedes sabrán, Casandra era la adivina que predijo la caída de Troya, terrible vaticino que nadie quiso creerle. Y sobre eso platicaba el otro día con Nezumi... a veces los dones son también una maldición, porque no siempre te llegan en el momento adecuado, cuando pueden servir para algo.

A veces creo que estar tan enamorada de las palabras en una época que es casi por completa dedicada a las imagenes y los méritos técnicos es una maldición. ¿Quién quiere letras en estos tiempos, si se puede saber?

Y es que abro el periódico para ver cientos de solicitudes de auxiliares contables, pero no veo donde soliciten escribanos.

Pienso en aquella época en que leer y escribir eran una virtud deseable, pero como, por desgracia o por fortuna, no sé hacer otra cosa... pues he de resignarme.

Hay muchas cosas que quisiera decir y a veces creo que es la época adecuada para decirlas, por desgracia, no sé si exista el publico para escucharlas. A veces creo que en el des - concierto de las voces actuales, sólo hay lugar para el ruido y el caos.

Eso pensaba el viernes, cuando trataba de escuchar trova en el metro, pero fui interrumpida varias veces por los vendedores ambulantes, que insistían en ponerme los éxitos de cumbia y reguetton en las orejas, a la mala.

Y es que parece que el tiempo de las palabras pasó sin que me dieran aviso de ello...

D.

2 comentarios:

Mar dijo...

Ajá. Los dones causan problemas sin duda. Y el de la palabra no es la excepción.

Deberíamos scribir así mjor. Cguro ncontraríamos + f-liz y - frustranT nuestra vida.

Igual y hasta podríamos ejercer un empleo de auxiliar contable sin problema.

Onminayas dijo...

Intentamos adaptarnos a los tiempos, Darina, por eso escribimos en los blogs. Aunque, ciertamente, para encontrar algo interesante tengamos que atravesar, previamente, miles de fotos sin sentido.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...