Te miro mirarme

A aquel aleman, que me tiene loca

Este fin de semana fui a Tlalpan a escuchar algo de trova. Alguien mencionó que escribía y alguien más pidió que recitara. Si no fuera por el alcohol seguramente no lo hubiera hecho.

Empecé a recitar el inicio de este poema, pero no logré recordarlo del todo.

Está fechado 7 de diciembre del 2002.

Lo publiqué en la otra Calle Melancolía, la de mi primer blog...

Pero regresemos al camino andado

Desde mis ojos gris turquesa, te miro mirarme,
vas buscando con tus ojos una frase,
una marca, una palabra, lo que baste...
lo que sea necesario para convencerte:
esta noche soy tuya.

Muerdes con el filo de tu mirada mi espacio
develas mi piel de manzana, mondándola,
queda abajo un poco de carne roja
que entre tus dedos se va dislocando
soltando una tintura cálidad y salada.

Lames mi jugo vital hasta la médula
y tu lengua ácida va rodando
hasta encontrar mis labios
deshaciendo mis mucosas más suaves...
solo mis dientes resisten el ataque
murallas blancas que se niegan a caer
pero siento que ya es tarde...

Ya tienes toda mi carne, toda mi sangre, toda mi piel...
trituras mis huesos hasta hacerlos polvo
y salen rebotando,
como dos canicas gris turquesa,
mis ojos... que siguen mirandote mirarme.

D.

4 comentarios:

Onminayas dijo...

No alcanzo a imaginar lo que miraban sus ojos, pero sí que alcanzo a intuir lo que los tuyos llegaban a ver.

Esto un perfecto almuerzo antropofágico aderezado de sentimientos y de pasión.

Marisolirais dijo...

Uh! Sexy! Realmente apasionado.

Darina Silver dijo...

Onminayas:

Muchas gracias por tu apreciación... si, es para el almuerzo, más tarde indigesta.

Marisol:

Muchas gracias!

D.

P. D. Una aclaración... el alemán que me trae loca es el Alzhimer, no un nuevo novio.

Onminayas dijo...

Sí, Darina. Conocía el chiste del Alemán. En mi profesión es un chiste muy recurrido.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...