Fue la fiesta de su oficina. La idea era una noche divertida. Habría barra libre y un casino. La ruleta giraría y el dinero se movería de mesa a mesa.
Ella decidió llevar a su novio, parecía un plan excelente: llevaban más de un año juntos y algunas veces su familia incluso llegó a hacer comentarios relacionados con una posible boda.
Pero las cosas no funcionaron como ella esperaba: las meseras de la noche de casino parecían emular a Madonna con sus vestidos más propios del libro Sex.
Ella, acostumbrada a no levantar opiniones ni a favor ni en contra no entendía por qué él se esmeraba tanto en ser el centro de atención... principalmente de las meseras.
Por alguna extraña razón, ella terminó en la calle, hablando con una amiga por teléfono, mientras él platicaba con la mesera.
D.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Autopista pingüino
Autopista pingüino (2018) es una película japonesa que cuenta la historia de Aoyama al descubrir un fenómeno muy extraño en su pueblo: la a...
Acerca de mí
-
Cuando empecé la idea de llevar un blog, con otra dirección, lo llamé "Calle melancolía" y allí sí explicaba la razón del título d...
-
Hace ya cinco años, Mitzi me regaló una botella miniatura de Poeme, de Lancome. La primera vez que fui de visita a Guanajuato me lo llevé y ...
-
No sé por qué, pero las niñas que pasamos la infancia leyendo cuentos de hadas quedamos con una especie de trauma en busca de un final feliz...
4 comentarios:
Yo por eso nunca llevaré a ningún novio a restaurantes, bares, casinos, o ferias donde haya edecanes, meseras, hostess o lo que sean, con uniformes diminutos.
Luego por eso mi servicio telefónico se ve severamente encarecido.
Ash...qué tipo!
vivencial? :-D
he descubierto tu blog y me he llevado una grata sorpresa. me ha ayudado a pasar el día.
saludos o lo mejor para ti.
te leo.
Mar:
Mi amigo N. aseguraba que, cuando llevó a una novia a hooters se emocionó mucho: su novia tenía unos senos más grandes que cualquiera de las meseras.
Yareli:
No les conté en que terminó la historia...
Él acompañó a la chica a casa. Ella la reclamó y él se fue, meditabundo.
Regresó al poco rato, con una caja de chocolates y una caja de aspirinas: "Para el dolor de cabeza que soy".
Carlos:
Mmm... pues no vivencial mío. Este año creo que no habrá fiesta de la oficina. Menos mal, no me hacen mucha gracia.
Eres bienvenido siempre, Carlos, esta es tu calle.
D.
Publicar un comentario