La Peña del Son

Para todos los que nos quedamos con las ganas de ver a Compay Segundo o los que hemos sufrido una pena de amor escuchando "Flores Negras", para todos los que bailan y para todos los que toman... Para todos los de corazón exaltado, que gustan de desvelarse hasta las tres de la mañana, para todos los que desean fumar un cigarrillo mientras echan un trago en un lugar amigable... Para todos ellos y para mí, están lugares como "La Peña del Son".

Ubicado en la esquina de Gallo Colorado con la Cuarta Avenida (No, no en Nueva York, antes de la Fifth Avenue, sino en la hermosa Nezayork), este sitio ocupa ya un lugar en mi corazón, por la generosidad del espíritu de sus dueños, quienes además de tener un sitio muy agradable, fueron muy amables conmigo en esta primera incursión la Peña del Son.

Con música como "Manicero", "Chan chan", "Prendeme la vela" y"El cuarto de Tula", la noche de La Peña del Son se alargó para los danzantes, que llevaron su estilo y cachondería a la pista de baile...

Los mojitos no faltaron y en la barra corrieron las cubetas de cerveza... Yo iba en plan austero, así que los precios de la Peña del Son fueron un alivio, pues es mucho más económico que otros bares del centro, por ejemplo.

Sin embargo, creo que la Peña del Son no es un sitio para beber a perderse, sino para aprovechar el guaguancó excelente, pues el grupo que toca en vivo está compuesto por personas que realmente aman la música, tal como vi en los intermedios, cuando se detenían a platicar en que incluir en su repertorio de la siguiente semana, al ver las reacciones del público ante tal o cual canción.

Mis fuentes indican que el grupo ya han tocado en espacios públicos, como el Zócalo de la ciudad de México, por ello la ocasión de verlos en un espacio tan íntimo y agradable fue muy valiosa para mí.

Las mesas bajas de la Peña del Son invitan a una conversación íntima, por lo que también recomiendo el lugar para llevar a la pareja... El ambiente está dado con las multiples pinturas de motivos cubanos, apoyos a la lucha de los derechos indígenas y a la ya muy vapuleada izquierda mexicana.

El alto techo de la Peña del Son, por otra parte, lo hace un sitio fresco y ventilado, aún en noches de calor donde, como la de ayer, parece surgir un efluvio mágico de la pista, una agitación incitante, que te invita a levantarte de tu asiento, aunque no sepas bailar.

Yo, con mi torpeza dancística de siempre, terminé seducida por el ritmo de este lugar.

Para quien esté en las cercanías o para quien guste de las excursiones, he allí mi recomendación para ir de rumba... "La Peña del Son", Gallo Rojo, esquina con la Cuarta Avenida, Ciudad Nezahualcoyotl, Estado de México.

D.

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