Ayer fui a tomar un café con una de mis amigas de la infancia y, mientras ella me enseñaba fotos de unos tulipanes que le regaló su "casi novio" yo pensaba en lo lejano que me parecían esos deliciosos enredos románticos...
Y todo porque, en alguna ocasión, cuando tenía cerca de 12 años y decidí que quería vivir cosas "Maravillosas, Terribles y Extraordinarias" no sabía que después de los 17, cuando viviría una década completa de ellas, tendría tiempo para pensar en mi decisión...
Ahora, casi diez años después, no hay más deliciosos enredos románticos en mi vida.
Los extraño un poco, aunque no extraño la desazón y el temor de no saber que pasaría al día siguiente: es una consecuencia inevitable de los deliciosos enredos románticos.
Tampoco extraño el corazón roto.
Pero, por si los reyes magos tienen ocasión de leer esto...
Quisiera que este año, si me trajeran un par de deliciosos enredos románticos.
Para variar.
D.
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2 comentarios:
¿¿¿máaaas?? no chingues!!! jejeje
bueno bueno... ¡concedido! ¡plinnn!
Juan:
¡Gracias!
Pero aún no llegan...
Creo.
D.
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