El frío y los viejos dolores

El otro día, a punto de dar un mal paso, nuevamente, recordé que ya pasaron más de cinco meses desde que di ese mal paso que me hizo cojear cuando menos un mes.

Recordé que hay que ser cuidadosa...

Pues a cualquier golpe de viento, las viejas heridas duelen de nuevo y las desgarraduras se refrescan en la noche.

Puedo acariciar el espacio en donde estaba la herida y lamer el hueco que dejó tu ausencia.

El frío nos recuerda viejas heridas, viejos dolores, viejas partidas y al general Invierno.

D.

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