Mariposas amarillas

Las mariposas blancas siempre estarán asociadas en mi mente con el mes de octubre. Recuerdo que escuché alguna vez que eran las almas de los difuntos, que se iban paseando todo el mes hasta que, el día 1 de noviembre terminaban su vuelo.

Algo relacionado con su ciclo vital, las llevaba a reproducirse en octubre. Así los huevecillos dormían un sueño algo largo y terminaban por nacer y ser gusanos en primavera...

Tardé en entenderlo. Pensaba en lo poético de las pequeñas almas buscando a sus seres queridos, entre los maceteros de flores y los arbustos. De hecho, al llegar a la Facultad de Ciencias Políticas fueron estas pequeñas mariposas bailando entre los cetos de flores moradas las que me convencieron de que ese lugar era el adecuado para pasar los siguientes 4 años de mi vida.

Pero esta entrada no es sobre las mariposas blancas... sino sobre las mariposas amarillas.

Las mariposas amarillas no parecen tener una época del año. Las hay grandes y pequeñas y además en distintos tonos de amarillo... Y siempre me motivan a dar palmadas y festejar una primavera que se anida en sus alas.

Incluso las he visto en invierno, buscando el aroma a sol en cada esquina.

La mejor forma de una mariposa de seguir viva, es seguir aleteando. En eso, al menos, habría que imitarlas...

D.

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