Brama, de David Miklos

No juzgues a un libro por su portada...

Dice el refrán popular.

Y nunca resulta tan cierto como en "Brama", la novela de David Miklos que edita Tusquets bajo una inocente fachada de color de rosa, con una tierna y sugerente foto, que la identifica casi enseguida como miembro de la colección "La sonrisa vertical".

A esta colección ya le debo muchas horas de deleite (literario... y de otros) así que me sentí complacida de tener un libro más para mi colección de lo erótico.

Aunque debo confesar que "Brama" se sale de lo que habitualmente leo. Lo identifico como un libro profundamente masculino, pues aborda el tema del sexo como una expresión pura de poder. Poder que se manifiesta como una bomba de tiempo, acumulando su fuerza hasta ser explosivos vivientes.

La novela va del tedio matrimonial hasta el sexo violento, pasando por las exploraciones infantiles, las traiciones maritales y hasta los flirteos en el supermercado.

Los protagonistas, tres hombres, tres mujeres y una casa, que se vuelve mudo testigo de las relaciones entre ellos y sus muros, que obedecen a otra frase popular de sabiduría discreta... "Si las paredes hablaran".

El poder que va, viene, pasea entre los dedos, se acuna en los sexos de los hombres, se vacía en los cuerpos de las mujeres, estalla, florece, rejurgita, se vuelve incendio y hace ruido. Se queda callado, como dormido, asomándose apenas a las ventanas, esperando el nuevo juego.

Brama es un libro de pocas páginas y muchas ideas, que quedan ardiendo como velas en un cuarto oscuro cuando por fin cerramos las hojas del libro y entendemos lo peligroso que es juzgar un libro sólo por su cubierta.

D.

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Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...