Ayer leía a un distinguido twittero que también se dedica a la comedia a meditar sobre la despedida del personaje del "Sub comandante Marcos". En su argumento explicaba que el discurso de Marcos sobre todo era poético. Parte de su tarea era darle voz al movimiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, pero por medio de recursos lingüisticos que habían logrado las simpatías de más de uno.
Pues sí. Somos seres emotivos. Nos llegan los discursos que tocan algunas cuerdas sensibles en nuestra alma. En particular, el sub comandante Marcos me acompañó en algunas etapas de mi vida, de cerquita o de lejos...
En 1994, cuando cursaba el cuarto año de primaria, mi maestro era un Oaxaqueño comprometido con las causas sociales, la comunidad y la defensa de los derechos de los pueblos. El maestro nos enviaba a leer el periódico y nos decía que, sin importar nuestra edad debíamos de saber lo que pasaba en el país.
Así nos sorprendió la llegada del sub Comandante marcos, quien este 25 de mayo anunció su muerte simbólica.
Seguí las noticias del movimiento como muchos ciudadanos y me conmoví y horroricé a la par.
20 años después no puedo dejar de pensar en lo que he aprendido en estos años, en los matices, los argumentos y contra argumentos que corrieron en casa, en la escuela, en los medios. Y aún así, lejos de la idealización romántica de la que hablaba el tuitero con el que empecé esta historia, creo que lo más importante es haber aprendido un poco...
Y yo aprendí muchas cosas. Que a veces soy cómplice del luto, por ejemplo.
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