Reflexiones sobre Soul y la chispa de la vida*

En las vacaciones de Navidad vi Soul. 

La verdad es que había demasiados comentarios en redes sobre lo maravilloso de la película y caí en la tentación.

** Ahora vienen un montón de Spoilers, así que si usted, amable lector, no la ha visto, puede detener acá su lectura.

La verdad me molestó un poco el protagonista: un hombre narcisista que, enfocado en el triunfo personal no se paraba a pensar en su impacto en su familia, trabajo o en el mundo. La oda al "éxito personal", desvinculado del quehacer diario.

Incluso en sus relaciones con los demás, la energía de hoyo negro de esta persona hacían que poco o nada pudiera saber de los demás, de sus miedos e intereses.

Incluso la desconexión con la madre, a quien veía como una evidente "Resolvedora de problemas", pero no como una persona con sus propios miedos y ambiciones, me hizo pensar que no estábamos frente a un héroe, sino ante un protagonista muy "humano". 

El panorama metafísico que propone Disney, en que te integras a una enorme y gran luz, me pareció pacífico, aunque bastante "ateo"; el tema de ver la luz cuando mueres ya ha sido ampliamente documentado con personas que "vuelven" de la muerte, así que me pareció bien...

Más controversial el tema de elegir una "chispa" de vida o "conformar" personalidades previo al nacimiento. 

Algunas doctrinas religiosas hablan de que las almas eligen con que familia encarnarse para poder aprender; otros dicen que reencarnamos ligados, es decir, un grupo de almas va creciendo y superándose en grupos.

Muchos hablan de la progresión del alma a través de muchas vidas.

También, en concordancia con las ideas de la película, muchas religiones coinciden en que el trabajo espiritual de enriquece de la experiencia encarnada: hay cosas que solo podemos aprender atravesando por el cuerpo.

De allí que sienta cierta simpatía por el personaje de 22: no hay una forma real de prepararnos para la vida, más que vivirla. 

Sobre el final de la película: tras tener la experiencia de "cumplir su sueño" de tocar en vivo con una estrella en ascenso del jazz, el personaje principal descubre que eso no lo completa del todo; preso de esa cierta insatisfacción que a muchos humanos tenemos. ¿Cuál será la próxima meta a alcanzar?

De alguna forma siento que hay un guiño a que la verdadera vocación del profe era educar; sin embargo me pongo a pensar en la chica que llega a pedirle consejo y él, en la locura de querer cumplir su sueño, busca despedirla sin abrirle la puerta. ¿Qué habría pasado si 22 no hubiera estado allí?

Su ex alumno le dice que su clase era de lo mejor que le había pasado; pero: ¿era realmente por ser un maestro inspirador o porque, al amar el Jazz, no podía evitar imprimirle ese gusto a las clases?

Y es que no sé si me he ampliado suficiente, pero la gente más profesional y apasionada de un arte no necesariamente es un gran maestro del mismo. 

Y viceversa: no siempre los grandes maestros, los que inspiran y lideran están llamados a alcanzar la inmortalidad de una área profesional. 

A pesar de dar una buena función, El profe no alcanza la zona en su presentación en vivo, contrario a lo que logra estando en casa, recordando las memorias de ese día confuso y retador. 

Como almas aún tenemos mucho que aprender; quizá no necesitemos tiempo de calidad con Sócrates, con la Madre Teresa de Calcuta, o con Gandi. Quizá solo debamos escuchar más, tener los ojos más abiertos, centrarnos menos en nosotros mismos, en nuestras obsesiones y ver que hay un horizonte lleno de luz que nos espera. 










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