Teresa es una mujer oscura y terrenal. Su cuerpo es humedo y cálido como una cueva llena de vapores de agua que suben hasta el techo y vuelven sobre si mismos.
Él no sabe que la ama, pero yo lo sé.
Teresa tiene una voz hermosa y envolvente, que llena de ternura a quien lo escucha, aunque quizá él ya lo ha olvidado, porque ella se encarga de que sea tan natural la forma en que le habla con cariño al decirle:
- ¡Te llaman! - que probablemente él no note los hilos de oro de esa voz que se desliza suave entre el café del desayuno y el beso de las buenas noches.
Teresa es concupiscente y un poco ninfómana, pero desenvoca sus ansias en el mismo cuerpo del amado, al que regresa cada noche, como si en él se recrean todos los hombres y ninguno... Todo el placer contenido y todo el placer posible en un mismo instante de vaho sobre el espejo con las letras de su nombre.
Él es infiel no como un castigo a ella, ni con la intención de llenar un vacío, sino como quien abre una ventana para dejar salir un poco del perfume suave y embriagador y dejarlo diluído.
Teresa nunca olvida un cumpleaños y lleva siempre la falda planchada. En su bolsa de mano carga con un costurero en miniatura donde lleva aguja e hilo en caso de que un botón se le caiga. Sabe hacer el doble nudo Winsord y escribe con la letra de molde más bonita que le enseñaron las monjas los recados para su marido.
Él me llama de nuevo y me dice...
- Sabina, te extraño.
Teresa no es sólo su mujer. Es la mujer. La antigua, la de siempre, la única.
- Yo a tí no, Tomás.
Miento.
D.
Él no sabe que la ama, pero yo lo sé.
Teresa tiene una voz hermosa y envolvente, que llena de ternura a quien lo escucha, aunque quizá él ya lo ha olvidado, porque ella se encarga de que sea tan natural la forma en que le habla con cariño al decirle:
- ¡Te llaman! - que probablemente él no note los hilos de oro de esa voz que se desliza suave entre el café del desayuno y el beso de las buenas noches.
Teresa es concupiscente y un poco ninfómana, pero desenvoca sus ansias en el mismo cuerpo del amado, al que regresa cada noche, como si en él se recrean todos los hombres y ninguno... Todo el placer contenido y todo el placer posible en un mismo instante de vaho sobre el espejo con las letras de su nombre.
Él es infiel no como un castigo a ella, ni con la intención de llenar un vacío, sino como quien abre una ventana para dejar salir un poco del perfume suave y embriagador y dejarlo diluído.
Teresa nunca olvida un cumpleaños y lleva siempre la falda planchada. En su bolsa de mano carga con un costurero en miniatura donde lleva aguja e hilo en caso de que un botón se le caiga. Sabe hacer el doble nudo Winsord y escribe con la letra de molde más bonita que le enseñaron las monjas los recados para su marido.
Él me llama de nuevo y me dice...
- Sabina, te extraño.
Teresa no es sólo su mujer. Es la mujer. La antigua, la de siempre, la única.
- Yo a tí no, Tomás.
Miento.
D.
9 comentarios:
a mí kundera ya no me llama la atención.
la fidelidad es importante, hace valer tu palabra.
pero...
somos unos calientes.
Ayer volvi a ver la pelicula que le hicieron al libro. Es muy mala. Si le quitas las innumerables escenas sexuales calro esta.
Proctorul:
Lo somos. Aunque escribir sobre el dilema de la fidelidad ha dado pie a bonitas obras literarias.
Mienteme más.
David: Debes ser medio masoquista para ver más de una vez una película que no te gusta... Aunque claro, es buena excusa para disfrutar escenas sexuales... Pero con tantos porno sites yo me ahorraría la molestia.
Saludos.
D.
Ahhh!!! los hombres no entienden a Milan Kundera, quizá como dijo un amigo, está hech para niñas jaja. Hombres: léanlo, así nos entienden aunque sea un poquito!
Mayra, por cierto, aún recuerdo que antes de conocerme como ahora dijiste que era una Sabina, me sentí halagada!!!
Yare:
Y lo sigo pensando. También a mi se me hace un magnífico halago.
No creo que Kundera sea para niñas... pero quien sabe, nunca he sido hombre para saber si es realmente insoportable.
D.
la neta a mí kundera sí me gustó la primera vez, lo suficiente como para no tener que leerlo de nuevo...
pero luego leí otro de sus libros nada más para confirmar que era suficiente...
y es verdad lo del porno...
ahora ya nada más veo zoofilia...
Dr. Proctor:
Yo no he leído nada más de Kundera. Seguro me aburro, como si viera demasiada pornografía...
¿Has visto pornografía con Koalas? Eso debe ser comico...
D.
ah, no mames...
a ver a ver, debe estar por algún lado...
Dr. Proctor:
Confío en sus habilidades de buscador...
Y me mantendré a la espera, leyendo su blog.
Por si acaso.
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