La distinción. Criterio y bases sociales del gusto

Me gusta cuando los libros llegan a mi vida en el momento preciso. Eso me pasó con "La distinción", de Pierre Bordieu. En diversas ocasiones había escuchado a mis padres hablar del capital cultural, pero no sabía exactamente en que obra se mencionaba.

Ayer pasaron varias cosas que me hicieron pensar en aquello del "Buen gusto".

Primero me encontré con mi amiga M. que no frecuenta mucho el cine y que tiene un novio que estudió dirección dramática (si, esas cosas raras que suceden).

M. discutió con su novio porque pasaron frente a un puesto de películas de arte y su escaso conocimiento de directores, nacionalidades y títulos, hizo que su novio criticara su gusto por películas palomeras, con música pegajosa y final predecible.

M. tiene otros intereses y, pesé a tener una formación universitaria, el cine no es su máximo.

Pierre Bordieu menciona que, pesé a que la formación tiene una gran peso y relevancia, desde nuestra familia tenemos cierta predisposición hacia algunas expresiones culturales.

Bordieu comenta que, es en la música donde se pueden apreciar los gustos de manera menos politizada, puesto que el teatro, el cine y otras expresiones gráficas, tienen claros componentes que hacen pensar en las alusiones al mundo real.

Algo así pensaba cuando Iqui mencionaba el día de ayer el tema de las escuelas de cine y sus políticas de selección de nuevos estudiantes.

Pierre Bordieu menciona que parte de lo que otorga la categoría de "distinción" es la posibilidad de sentirse parte de un grupo elitesco que se reconozca en la multitud y que se sepa diferente.

Hay muchas formas de apreciación que requieren un conocimiento previo, puesto que no necesariamente las personas que van más al cine son las que más saben de cine...

Aún no termino de leer "La distinción"... pero me está gustando mucho y en cuanto termine les contaré...

D.

No hubo dedos de Parmesano

Hoy fui con Natalia a Coyoacán a buscar unos míticos dedos de queso Parmesano que probé hace un par de años, cuando aún era una estudiante despreocupada y pagaba mis chelas con mi mesada.

No había dedos de Parmesano.

Eso me molestó, porque había llevado a Natalia con ese motivo expreso. Bueno, eso y darle el regalo de cumpleaños que le compré desde hacía mucho y que no había podido entregarle: el disco "Entre Voces" de Jaime Sabines, de FCE.

Afuera había una lluvia ligera, brillaba el sol, las personas caminaban despreocupados y sin paraguas.

La cerveza estaba algo caliente, además. Eso me molestó.

Recordé un par de cosas con Natalia. Ella es del tipo de personas que me recuerdan mi pasado y allí hay un cajón de sastre, con agujas filosas y botones coloridos. Hay unos hilos enredados, que, cansada de revolver, he decidido sacar y dejar atrás.

No se pueden recuperar todas las madejas de la vida. Algunas tienen demasiados nudos. A veces es necesario dejar ir.

El disco que le compré a Natalia me seguía por todas partes, como recordandome que aún tenía pendiente darselo.

Ahora que he vuelto a casa, me siento liberada, como si aquel disco de poemas llevara consigo un peso emocional... No era un peso, exactamente.

No es nada de tu cuerpo,

ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,

ni ese lugar secreto que los dos conocemos,

fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.

No es tu boca -tu boca

que es igual que tu sexo-,

ni la reunión exacta de tus pechos,

ni tu espalda dulcísima y suave,

ni tu ombligo, en que bebo.

No son tus muslos duros como el día,

ni tus rodillas de marfil al fuego,

ni tus pies diminutos y sangrantes,

ni tu olor, ni tu pelo.

No es tu mirada -¿qué es una mirada?-

triste luz descarriada, paz sin dueño,

ni el álbum de tu oído, ni tus voces,

ni las ojeras que te deja el sueño.

Ni es tu lengua de víbora tampoco,

flecha de avispas en el aire ciego,

ni la humedad caliente de tu asfixia

que sostiene tu beso.

No es nada de tu cuerpo,

ni una brizna, ni un pétalo,

ni una gota, ni un gramo, ni un momento:

Es sólo este lugar donde estuviste,

estos mis brazos tercos.


Natalia vino a ver a Fey, yo estuve contenta de verla. No hubo quesos de Parmesano, pero todo estuvo bien.

D.

La cajita del desempleado

Cliché o no, pero en todas las películas, cuando corren a alguien, se lleva una pequeña cajita en donde se resume su vida en esa oficina. Allí lleva un retrato de su familia, a veces una pila de post its de colores, quizá una macetita con un cactús resistente a la falta de luz solar... quien sabe que tanto más. Todo depende de lo sentimental del individuo en cuestión.

Los profesores suelen llevarse un par de plumas, de esas que los alumnos regalan de manera emergente, ante la necesidad de quedar bien. Me imagino que los arquitectos se las arreglarán para sacar un tubo con planos en la cajita y los científicos llevarán su matraz de la suerte.

Algo parecido sacas de la casa de tu novio cuando terminas con él: una ridícula bolsita en donde van un par de libros, un disco que nunca le gustó en donde habías quemado rolas cada una más cursi que la anterior y dos conejitos de peluche.

Cuando dejé mi trabajo, como no estaba el presupuesto para cajitas, sólo guardé en una bolsa negra mis escasas pertenencias: un recipiente con los clips de los cheques que repartía, un par de muñequitos de paja que me regaló Mariana, mis post its de Nescafé que nunca me acabé, porque al director de la empresa no le gustaba ver Post its en los monitores...

Apenas hoy saqué uno de los post its y lo pegué en el espejo de mi cuarto.

Ya no está en blanco, ahora me recuerda algo muy importante, algo que me hace sonreír.

Sólo tiene una palabra.

Tu nombre, gatito.

D.

Salir del closet

Hay algunas cosas que no te gustaría admitir. No sólo tu preferencia sexual. Hay cosas que quisieras dejar en la oscuridad. Hay palabras que temes que salgan de tu boca y placeres culposos.

En algunas ocasiones, esas palabras escapan más allá de tí y dejas que tus vocaciones, pasiones, inclinaciones y aficiones salgan del closet.

No puedo describir con palabras lo que eso es, porque está más allá de la comprensión de los que nunca han tenido secretos.

Pero casi todos tenemos secretos...

Por eso, en días como hoy, cuando dejo escapar mis pasiones ocultas, es que recuerdo que aún hay otros secretos dentro del closet...

Y si, lo diré en voz alta, pesé a que seguro es algo que muchos intuían...

Yo sé que Iqui lo sabe, porque es muy perspicaz.

SI

Amo los Simpson.

Y síii!

Me identifico mucho con Lisa Simpson.

Jo.

Respiré.

Era fanática de closet de los Simpson.

D.

Puedes elegir

Hoy me puse a ver Minority Report... la vi en el cine, pero ya casi no la recordaba.

Además de las secuencias de acción y las pantallas tactiles, algo padre de esa película es que habla del destino. (Cuando me hablan del Destino, cambio de conversación).

En la prepa hice un trabajo con mi amiga Lorena para la clase de ética. Nuestro tema era "La inexorabilidad del destino en Edipo Rey".

Para quienes no estén familiarizados con la trama, el problema de Edipo se desencadena por una profecía: Edipo matará a su padre y se casará con su madre.

Claro que, si en principio el Rey no hubiera conocido la profecía, no hubiera mandado a matar a su hijo, sino que habría crecido a su lado y nunca le habría pasado ese terrible destino.

En la historia, era ineludible la vocación parricida de Edipo. Así mismo, estaría destinado a sentar un precedente para que los psicólogos del mundo hablaran del enamoramiento de los hijos hacia sus madres...

Lo cierto es que, en la vida real, podemos elegir. No hay profecías que se cumplan sólo por que sí, tenemos un libre albedrío que nos podría hacer que tomaramos un camino distinto, muy diferente a cualquier previsión hecha en nuestra infancia.

D.

No llovió

Saqué a pasear mi libélula guerrera
la atavié con su armadura azul
le puse sus bridas de hierba
y la llevé a los campos de raraleña.

Las pequeñas casas, a lo lejos,
eran montículos de blanca piedra,
el aire me silbaba en las orejas
cantos de antes de la Hégira.

No esperaba ataques de dragones,
era un día claro, sin nubes,
no llovería, lo había visto con claridad
en el fondo de mi bola de cristal.

Lo que no vi
fue el destello que me atravesaría el alma
la luz vibrante, el meteóro...

No supe como fue
que agitó el aire y lo llenó de fuego
mi libélula guerrera
cayó en picada...

Le acaricié el lomo y le dije palabras tiernas
quería aterrizar de pie sobre la tierra...
nunca nada había estremecido así mi mundo.

El aire era una masa ardiente,
la piedra extraterrestre había caído cerca
aterricé, a trompicones, pero entera.

Até mi libélula a un tallo de rosa,
para evitar que se fuera...
y me acerqué dando pequeños saltos
al lugar donde estaba aquella extraña piedra.

Destellos verdes emergían en la noche recién nacida,
se había vuelto tinta el cielo que era azul a mi partida.
Aspiré en el viento carbón y tinta china
bajé la vista al crater donde la piedra dormía.

Toqué su superficie y mis dedos encontraron suavidad,
no sabía que era, ni donde venía, pero mi piel se contagió de frescura
la noche cedía un espacio ante sus brillos minerales.

Las puntas de mis dedos quedaron refulgentes,
mis ojos se llenaron de esmeraldas y serpientes,
de mi boca salieron rayos, como llamando la luz de las estrellas.

Mi cuerpo, curveado, era una sirena varada,
a través de mí, hablaba el universo:
"he liberado la sal del mar,
he roto lo hielos eternos,
y partido en dos los árboles milenarios".

Mi piel se fundió en la piedra,
mi voz se volvió murmullo de luciérnagas,
mi cuerpo dejó de responderme,
pero la bola de cristal tenía razón:
no llovió.

D.

Slowly

"Quiero ir muy lento", dijo ella.

Pero como todas las mujeres, mentía.

Debía ser algo relativo al género, porque hasta la fecha, no he encontrado mujeres que no mientan. Hombres que no mienten, sí... muchos. Algunos ni se dan cuenta de que eso duele.

Ella mentía descaradamente, por cierto, porque pesé a que afirmaba con amplitud que no quería apresurar nada, todos los días se perfumaba con la mezcla más complicada de popurrí, con la finalidad de dar a las notas olfativas exactas que desencadenara una oda a la alegría.

No era nada comprobado aquello de las feromonas... pero ella lo hacía "por si acaso", como si los perfumes fueran una manera de hacerle llegar ese mensaje inaudible... "te quiero, me gustas, te necesito".

Ella decía que no quería apresurar nada... pero en cuanto estuvo a solas con él, sintió la sangre arrebolarse en sus mejillas y sus labios, como si todo el calor de su piel se concentrara en su cabeza. Ese cosquilleo la enrojecía, pero parecía disimularo con el bochorno provocado por el sol.

Aún se atrevió a decir: "no sé si pueda con eso" segundos antes de besarlo.

Quizá, ella se refería a que quería ir Slowly...

D.

Mariposas

Que maneras más curiosas


de recordar tiene uno


hoy recuerdo mariposas


que ayer sólo fueron humo...





Hoy Iqui dejó una mariposa blanca de papel sobre mi maquina. Recordé aquella leyenda, más apropiada para octubre que para mayo, sobre el alma de las personas que nos han querido, que vienen a cuidarnos.



En mi familia no hay muchos difuntos a los que haya conocido, pero últimamente me siento tan arropada, protegida y querida, que casi tengo ganas de bailar cuando despierto.


Una de mis canciones favoritas, Gracias a la Vida, da cuenta de las cosas que me han sucedido últimamente, del presentimiento cálido de sentirse renovada, como si fueras una esfera de gas ionizado, que al contacto con una mano amiga, comenzaras a brillar.



Mariposa del aire...

que hermosa eres...

Luz de candil,

quedate allí, allí.

D.

Algunas razones por las que me encanta mi Gatito...

Hoy estuve en las escaleras jugando con mi Gatito. Le estaba acariciando las orejas y me parecía increíble que tuviera tan poco tiempo cerca de él.

Es curioso como pasan algunas cosas, porque yo nunca me imaginé que este Gatito llegaría a mi, había muchas cosas que me hacían pensar en que sería mejor no tener ningún tipo de responsabilidad en esta época de mi vida.

Sin embargo, cuando miro sus ojitos claros y siento su calor cerca, pienso que es mucha suerte tenerlo, poder compartir tiempo con él.

Me gusta que mi Gatito sea juguetón, que se deje acariciar, y siento su presencia aunque esté a mis espaldas, que tiene una respiración relajante y me contagia su calma.

Puedo estar trabajando en la computadora y sé que está por allí cerquita, ocupado en lo suyo y que en cualquier momento se acercará y se me quedará mirando, como si tratara de jugar con mi cabello, pero a veces se contiene y sólo observa,

Me gusta la lengua de mi Gatito, su nariz y me inspira ternura escucharlo, por eso me quedo arruyada por su ronroneo suave en mi oído, cuando se queda mirando el brillo de la luna en una hebra de mi pelo.

D.

Redecorar

Tuve el deseo impulsivo de redecorar. De tirar muchas cosas viejas y dejar cosas nuevas y brillantes a la vista. Casi casi, de cambiar de piel.

Eso me pasa de vez en cuando.

Ahora creo que en la redecoración también pondré algun poema de Mario Benedetti, para ir a tono con los eventos que vienen y los que han sucedido.

Puse en alto mi rosa de origamí y sobre ella coloqué la libélula que me encontré tirada en el parque. Saqué el monedero chino de color azul que me regaló mi mamá y el abanico de madera que me dio mi abuela. Quedó a la vista, junto a mis colores primaverales,

Acomodé mis boinas de colores para la primavera. Subí las bufandas y los guantes al armario...

Quité el tapete de los pájaros Guatemaltecos y dejé un olor a lavanda en el piso, tras la rápida intervensión del trapeador...

Saqué a mi tigrecito de su jaula de madera. Mecí el columpio en donde se sienta mi ratoncito, Raskolfnikoff. Estiré las patitas de mi gato negro sobre la televisión...

En fin, hice las paces con mi niña interna.

Escondí las ligas para el cabello, porque Corso se las rompe con sus dientes. Las puse en alto.

Saqué mi caja de costura, para zurcir mis calcetines... Y ordené por brillo los cristales de la luna que me cuelgo en las orejas...

Y sonreí, tratando de pensar que poema de Benedetti podré en la pared.

D.

A few of my favorit things

Algunas cosas que disfruto y que a veces olvido:

- El pasto, si está mojado mejor.
- El olor a tierra.
- Las calles donde no circula mucha gente.
- Los cines con pocos asientos ocupados.
- Los niños calladitos en las funciones de cine.
- Las películas que me hacen reír.
- La gente puntual.
- Los escarabajos, hormigas y gran variedad de bichos.
- Los relatos largos que tienen implicaciones curiosas, giros inesperados, nombres largos de pronunciar.
- Presumir mis conocimientos de los Simpson.
- Aprender cosas nuevas.
- Los arcoiris.
- Las sombrillas, en especial las rojas.
- La lluvia de gotas gruesas.
- Los viajes a las librerías, aunque sufro mucho al ver que siempre hay cosas que no podré comprar y libros que definitivamente siempre estarán pendientes por leer.
- El café en sus diversas formas, tamaños, olores, sabores, variaciones inesperadas y recipientes para contenerlos, desde un vasito de papel hasta una taza ultramoderna.
- Encontrar viejos amigos.
- Hacer nuevos amigos.
- Cenar quesadillas en casa de mis abuelos.
- Cantar tangos con mi abuelo, cuando sabe perfectamente en que sintonía radial se encuentra mi cabeza.
- Los abrazos.
- Las noches tibias.
- Los gatos, en especial los peludos.
- Las chamarras con cierre y botones. (Esas acaban de entrar en mi lista, nunca había visto una igual).

D.

El brindis del día

Todo empezó normal.
Había quedado de verme con Laura en el metro, porque me prestaría su credencial para sacar unos libros que necesitaría.
Pasamos a la biblioteca, estuve allí un buen rato, consultando bibliografía...
Al salir de allí vi una camiseta verde de la selección mexicana que se me hizo conocida. Sobre todo por la cabeza que tenía encima: era el novio de mi amiga Jeanine, Armando.
Eso me bastó para saber que Jeanine estaba cerca, así que allá vamos de nuevo: el trío reunido.
No sé cuantas miles de veces anduvimos por la facultad, pero ese trío llegó a ser uno de los "de siempre", de esas amistades duraderas que a veces hacen que la gente te vea como una sola persona y no como tres amigas.
Nos sentamos en una de las jardineras de la explanada central y comimos unos tacos de canasta, que estaban al mismo precio que cuando estudiabamos allí! (Todo un hallazgo, si me preguntan)
Luego Jeanine recordó que, desde antes de la contingencia, quería ir a tomarse un café...
Así que nos desplazamos a la facultad de Ciencias, para pedir un par de bebidas no embriagantes.
La verdad somos unas niñas de lo más sanas. Sólo recuerdo una vez en que Laura tomó Vodka en una fiesta que organicé en casa... además de un par de cervezas que Jeanine y yo compartimos con la banda.
Así que en esta ocasión realizamos un brindis simbólico, con un "Trolebus" (mezcla de raspado con licuado de fresa) que tomó Armando, un frappe que pidió Laura y los dos cafés Moka: el mío y el de Jeanine.
Tras intercambiar un par de comentarios favorables sobre el sabor de nuestras bebidas, decidimos organizar un brindis multiple:
Por la salud de Laura
Por mi futuro cumpleaños
Por el cumpleaños de Armando
Por el de Jeanine (aunque no es este mes)
Por los estudios profesionales...
Pero sobre todo brindamos por la incertidumbre.
Y es que la incertidumbre está llena de miedo, pero también de esperanza.
Miedo, porque finalmente estamos casi igual de perdidos que antes, pero un poco más viejos.
Esperanza, porque las cosas no han salido tan mal, de hecho, casi me siento tentada a decir que han salido bastante bien.
Y, como me dijo en un correo Alex esta semana. No sabemos que va a pasar mañana y menos aún dentro de diez años. Quizá ahora tenemos una certeza que se desvanecerá. Pero ahora más bien tenemos dudas, agujeros en los calcetines al igual que el presidente del Banco Mundial y un montón de esperanzas.
Durante un minuto hubo un momento incómodo, como si de repente recordaramos que ya no eramos estudiantes de licenciatura, que muchas cosas son distintas ahora.
Pero al finalizarse las bebidas, cuando finalmente fue hora de regresar a casa, recordamos que, pesé a no haberlo incluído entre las menciones del día, nuestra amistad era nuestro principal motivo de celebración.

D.

Mi noche con el rey lagarto

Durante la tarde me quedé en tiniebla mucho rato.

Se había ido la luz un par de veces.

Después llovió. El ruido de la lluvia en el cubo de la escalera me encanta. Antes el cubo tenía una lámina, así que toda llovizna era diluvio.

Ahora el agua golpea de manera más suave. Se inclina en la losa de cemento, se quiebra, rebota.

Y puse al rey lagarto, en miércoles.

Me dan ganas de apagar las luces, de nuevo y quedarme viendo los colores que se proyectan en el reproductor de música.

Quiero olvidarme de las letras y dejarme llevar por las vibraciones.

De luz, de sonido, del tacto cuando el aire se estremece.

Y me siento casi una L.A. Woman...

Por favor, cuando la música termine, apaguen la luz.

D.

Junto al Fonógrafo

Ayer sonó el teléfono y nadie contestó. Sin embargo sonaba con persistencia "Señora Bonita", así que me quedé a escucharla. No sé por qué, pero el teléfono transmitía una conocida estación de radio...
Mi abuelo no tiene fonógrafo. Tiene un estéreo con reproductor de MP3, lector de DVD´s y todo el rollo. Pero hoy que fui a verlo me pidió que le ayudara a armar la recopilación musical para su aniversario número 50.
Llegué y me senté con mi libreta, mientras mis abuelos recordaban que, cuando estudiaban medicina, se iban a un restaurante chino a pedir un refresco de coca y poner canciones en el fonógrafo.
Escuchamos a Glenn Miller y a Frank Sinatra. Mi abuela le pidió a mi abuelo que esta vez no incluyera tangos en la selección, por ser música triste.
- Pon música alegre, que se pueda bailar. Un par de canciones de Elvis, que haya rock and roll.
Pusimos unas rolas de Susana Harp, porque a mí y a mi abuelito nos gusta, pero no era música de fiesta, era música nostálgica y algo triste.
Al final me empeñé en poner a Gardel: Mano a Mano...

Rechiflado en mi tristeza,
te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria sólo una buena mujer.
Tu presencia de bacana puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente, y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie, como no podrás querer.

Se dio el juego de remanye cuando vos,
pobre percanta,
gambeteabas la pobreza en la casa de pensión.
Hoy sos toda una bacana, la vida te ríe y canta,
los morlacos del otario los jugás a la marchanta
como juega el gato maula con el mísero ratón.

Hoy tenés el mate lleno de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios, las amigas y el gavión;
la milonga, entre magnates, con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican milongueras pretensiones,
se te ha entrado muy adentro en tu pobre corazón.

Nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado;
no me importa lo que has hecho, lo que hacés ni lo que harás...
Los favores recibidos creo habértelos pagado
y, si alguna deuda chica sin querer se me ha olvidado,
en la cuenta del otario que tenés se la cargás.

Mientras tanto, que tus triunfos, pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas con cafishos milongueros
y que digan los muchachos: Es una buena mujer.

Y mañana, cuando seas descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas en tu pobre corazón,
si precisás una ayuda, si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo que ha de jugarse el pellejo
pa'ayudarte en lo que pueda cuando llegue la ocasión.

Dejé la casa de mis abuelos con dos docenas de discos para hacer la recopilación y un par de canciones sonandome en la cabeza... aunque también me quedó muy grabado que, entre los hallazgos, encontramos un disco de Les Luthiers donde sonaba la formula para la felicidad.

"Para ser felices...
sólo necesitamos..."

Je.

Fue un excelente día.

D.



Los lindes de la locura

Ayer soñé que estaba recluída en una institución mental...

Pero era una de mínima seguridad, porque incluso nos permitían hacer viajes cortos en autobus. Recuerdo que estaba en el asiento, en espera de partir, cuando veía que mi amiga M. estaba en la fila para ir a visitar a una interna.

Fue un sueño extraño, el recibidor de la institución era el centro de computo al que actualmente acudo a tomar clases y allí había una serie de fotografías con las personas de nuevo ingreso (¡Si, allí estaba yo, como en el cuadro de honor de la primaria!)

El grupo de internos y yo fuimos a una feria del libro, a la del Palacio de Minería. Alguna vez deben de recorrer esas salas con un grupo de locos, es muy divertido...

Por alguna extraña razón, don Beliver estaba en el grupo que iba conmigo a la feria y se quedaba extasiado en el local de Mensa, la Asociación para personas con alto Indice de Coeficiente Intelectual. (Hasta envió sus datos, para que lo contactaran para una prueba de ingreso)

De camino al curso de computación me encontré una pieza tirada de un rompecabezas, en color gris. A veces creo que la mente humana es como un rompecabezas, donde la mayor parte de nosotros sólo alcanza a armar una zona, pero con eso nos conformamos, somos operativos.

Quizá los más listos armen más, tienen una visión más plena...

Sin embargo hay a quienes les faltan piezas, por más que miran no alcanzan a entender que quiere decir todo eso.

Hay días así, en que parece que una pieza clave ha dejado la mesa de juego.

D.

El grupo A8

Hace mucho que no pensaba en mis clases de Química... pero una serie de eventos (sin relación entre sí) me han hecho volver a acordarme de esas mañanas aburridisimas que pasaba revisando la tabla periódica de los elementos.

En aquel entonces, como mi mente se distraía en historias más interesantes como la Ilíada, la Odisea, la Biblia y el club literario dirigido por uno de mis amores platónicos que resultó ser gay, me costaba mucho memorizar ese montón de números y nombres rarisimos, sin relación aparente.

Claro, después aprendí que si hay una relación y un por qué del orden en la tabla periódica (por eso se llama periódica, tiene una repetición fácil de entender una vez que se comprende la composición subatómica de los elementos).

El único grupo que me gustó y que aprendí con relativa facilidad fue el grupo A8, es decir, el de los gases nobles o gases inertes.

Me lo aprendí en primera porque está en el extremo derecho de la tabla, fácil de localizar y porque en aquel entonces esa línea estaba en azul, mi color favorito. También porque todos los elementos de esa columna riman (menos el último, que es muy raro y el cual no tuve que aprendermelo cuando estudiaba: Ununoctio, Uuo).

Helio (He)
Neón (Ne)
Argón (Ar)
Kriptón (Kr)
Xenón (Xe)
Radón (Rn)

Otra cosa bonita de los gases nobles es que tienen nombre como de personaje de cómic, tal como le comentaba ayer a Iqui, además de que nadie podrá negar que Kriptón y la Kriptonita, la sustancia que debilita a Supermán, no serían posibles sin el grupo A8.

Y como todos saben, Supermán me cae gordo.

Pero eso es otra historia, lo que yo quería decir es que ayer, además de acordarme de mis clases de química, me fui a dormir cerca de las 23:00 horas, cuando pasaban en "The History Channel" un programa sobre las luces de neón, donde (obvio) mencionaron nuevamente a los gases nobles.

Uno pensaría que todas las luces de neón tienen ese elemento, pero no, resulta que el helio también puede usarse en la iluminación produciendo un color marfil, mientras que el neón es rojo (el clásico), el argón azul rojizo, el kriptón azul verdoso y el xenón es violeta. (Imaginen que bonito).

Las combinaciones resultantes de pintar el exterior de los vidrios y el propio color de los gases nobles es lo que forma la amplia variedad de los conocidos como "anuncios de neón".

Otra cosa genial de los gases nobles, por lo cual creo que los llamaron así, es que su última capa de electrones está completa, es decir, ya no necesitan a ningún otro elemento para ser estables, así que es dificil que reaccionen.

Todos conocemos los gases de helio, que también es uno de los elementos más abundantes en el universo... sin embargo, debido a que es tan ligero es dificil que permanezca cerca del suelo y tiende a subir.

Por todo esto, anuncios de neón, kriptonita, globos de helio y su sonora rima, los gases nobles son mi grupo de elementos favoritos.

Meditaciones en el umbral

Umbral es una palabra bonita. Invita a pensar en la penumbra, en la sombra, en la región fresca que está entre el pasar del sol al fresco, entre la luz y la oscuridad.

Hay umbrales de vida, de muerte, de dolor, de conciencia, de la casa y de la escuela.

Los umbrales significan transiciones y empiezan con "U", una letra que resulta relajante y tranquilizadora, como esas nanas que les dicen a los niños para que se duerman, como un arruyo.

En el umbral me quedé pensando en algunas cosas, sobre como he llevado mis relaciones, sobre mi histórico miedo al compromiso, sobre las oportunidades que he tenido y dejado ir...

En fin, creo que es parte de la vibra pre cumpleañera.

Pasé del calor al fresco, pero aún me siento en la peumbra.

D.

The reader

Gracias a la contingencia tuve ocasión de ponerme al día con algunas de las películas que fueron nominadas al Oscar, pero que no pude ver en su tiempo, por estar volviendome loca en la oficina.

El hallazgo de hoy (para muchos ya será muy conocida, claro está) fue "The Reader", es decir "El lector".

Protagonizada por Kate Winslet, Ralph Fiennes y David Kross, la película comienza cuando conocemos al protagonista Michael Berg despide a una amante, quien se queja de lo lejano que se muestra siempre.

Es entonces cuando Berg hace un viaje a sus recuerdos y se encuentra con el momento en que conoció a Hanna Schmitz, una mujer que conoció cuando él tenía 15 años y ella 35.

La casualidad que los unió fue que Hanna lo llevó de vuelta a casa un día en que él se encontraba muy enfermo, por lo que Michael comenzó a sentirse fascinado por esta mujer, pesé a que, por su edad, podría ser su madre.

Hanna se convierte en su amante, pesé a que su relación sufre por la diferencia de edades e intereses, así como por la diferencia social que separa a Hanna de Michael, quien es un hijo de familia de clase media, mientras que ella trabaja en el sistema de Tranvías, perforando los boletos.

Debido a sus diferencias irreconciliables, Hanna se aleja de Michael y no se encuentran hasta ocho años después, cuando ella es sometida a juicio por la labor que ejerció en la alemania Nazi, como guardiana de un grupo de prisioneras judías que murieron en un incendio dentro de una iglesia.

Michael, quien se encuentra estudiando la carrera de Derecho, conoce un secreto de Hanna que podría salvarla, pero sabe que revelarlo pondría al descubierto algo que le avergüenza, por lo que se encuentra en el dilema de darlo a conocer.

Algo conmovedor en el romance de Hanna y Michael es la cantidad de libros que él comienza a leerle, para abrirle las puertas de mundos que, de otra forma, para ella serían desconocidos. Michael disfruta buscar libros nuevos para su amada en el corto, pero intenso, período en que están juntos.

Los libros unen a esta pareja dispar y él se queda dormido en sus brazos, mientras le cuenta por igual historias mitológicas que cuentos de niños, clásicos inmortales como "La dama del perrito, hasta paginas algo más sensuales como "El amante de Lady Chatterley", Michael guía a Hanna por ese laberinto de letras, la toma de la mano mientras ella va vendada.

La película está basada en el libro del mismo nombre "Der Vorleser" y es conmovedora, aunque tras el juicio de Hanna se disuelve la tensión dramática y hacia el final se vuelve demasiado moralino en el discurso y chocante en su cierre... pero deberían de verla y luego platicamos de ella. ¿Qué tal?

D.

La gente feliz no tiene historia

"Todas las familias felices se parecen entre sí. Sin embargo, cada familia infeliz es infeliz a su manera", así comienza Ana Karenina. "La gente feliz no tiene historia" es el final de la novela que apenas terminé. "El abisinio".

No sé si el autor del "El abisinio", Jean-Christophe Rugin, era lector de Tolstoi y quiso hacerle un pequeño homenaje al terminar su novela o sí, es de todos sabido que las personas felices son algo aburridas.

También me lo dijo alguna vez Tomás, mientras discutíamos sobre algo que no tenía que ver con el pavo de Navidad (chiste local, que Tomás entendería) cuando me pasó ese poema de Roberto Fernández Retamar que aún me hace sentir erizados los pelitos del brazo:

Felices los normales, esos seres extraños.
Los que no tuvieron una madre loca,
un padre borracho, un hijo delincuente.
Una casa en ninguna parte,
una enfermedad desconocida.

Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos.
Los delicados, los sensatos, los finos
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.

Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres,
los más borrachos que sus padres y más delincuentes que sus hijos...
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno y basta.

Yo no he conocido mucha gente feliz. Sin embargo conozco algunas historias excelentes. Y también muchas familias infelices. Y modos particulares de soñar, enloquecer o desbaratarse.

D.

Disposición oficial

Eran cerca de las 22:00 horas en San Juan del Río. Estabamos tristes y meditabundos en un café, donde tomabamos bebidas sospechosamente coloridas... Pero se trataba de infusiones de sabores.

Con relativa frecuencia llegaban grupos de jovenes, en espera de entrar al bar que estaba al fondo de la plazoleta. Sin embargo, había un letrero pegado en la entrada: "Por disposición oficial se suspende el servicio hasta nuevo aviso".

Nosotros habíamos salido del hotel en espera de un recorrido a través de las calles, donde el gobierno municipal organizó a un grupo de actores para representar leyendas queretanas...

Mis padres vieron la representación el año pasado, mientras ellos tomaban sus vacaciones de semana santa y yo trabajaba.

Esta vez iba a ser mi turno... pero bueno, ya todos saben de memoria el letrero que nosotros vimos: "Por disposición oficial..."

Todo el día habíamos visitado Haciendas sin mayor contratiempo. Anduvimos en La Venta, San Gil, Galindo y La Llave... Fuimos guiados por el mismo demonio, quien era el encargado de dar las explicaciones de los usos de cada recinto.

Mis padres no dejaban de asegurar que, la representación de la noche, era aún mejor y más divertida...

Pero como se canceló, sólo nos quedó ver la marcha desolada de los jovenes, que no paraban de entrar y salir de la plaza...

"Por disposición oficial se suspende..." era todo lo que alcanzaban a leer antes de dar media vuelta e irse.

D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...