Año nuevo, nueva visión

Ayer fui a cenar con mis padres y ellos comenzaron a interrogarme sobre mis planes...

Resulta que en una especie de horror vacui, mis padres no soportan que empiece un año sin propósitos.

Pero en honor a la verdad, no tengo nada que declarar.

Hoy fui a recoger mis lentes y, de camino, pensaba en lo que podría desear mientras saboreo mis primeros alimentos del 2010.

12 uvas para desear...

¿World Peace? Lo deseo, pero creo que cada quien debe de aportar su pedacito de paz al mundo.

¿Amor? Nah, ya lo he deseado muchas veces. Mejor me dispongo a ver que pasa.

¿Dinero? El dinero va y viene; afortunadamente nunca me ha faltado dinero para las cosas que de verdad importan.

Salud... Si, realmente me gustaría poder estar saludable. Quizá eso sea lo único que pida y es lo que les deseo a todos ustedes, porque con salud podrán disfrutar de todas esas cosas con las cuales la vida nos sorprende cuando no cumple lo que deseamos y a cambio nos da un montón de cosas distintas, que no esperabamos.

D.

Dos luceros

Gracias a la vida
que me ha dado tanto
me dio dos luceros
que cuando los abro
perfecto distingo lo negro del blanco
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes al hombre que amo

Violeta Parra

Ayer fui al optometrista, después de cerca de cinco años de no pararme por allí; el examen duró muchisimo: sentía que ninguno de los lentes que me probaban me ayudaba en lo más mínimo...

El resultado final fue que mi capacidad visual está muy disminuída, como consecuencia de años de descuido.

Siempre que canto esta canción de Violeta Parra, a la hora de bañarme, la única parte que me brinca un poco es la estrofa donde habla de la vista...

Porque nunca he podido distinguir el cielo estrellado sin usar lentes. Ni tampoco al hombre que amo, en ninguna multitud. De hecho, no puedo distinguir los letreros de los camiones, ni siquiera el rostro de las personas con las que convivo a diario.

En momentos así, siempre recuerdo ese poema del poeta Mario Benedetti, que nos dejó este año. Como un pequeñisimo homenaje postumo, se los comparto.

De "Trece hombres que miran"

HOMBRE QUE MIRA SIN SUS ANTEOJOS

En este instante el mundo es apenas
un vitral confuso
los colores se invaden unos a otros
y las fronteras entre cosa y cosa
entre tierra y cielo
entre árbol y pájaro
están deshilachadas e indecisas

el futuro es así un caleidoscopio de dudas
y al menor movimiento el lindo pronóstico
se vuelve mal agüero
los verdugos se agrandan hasta parecer
invencibles y sólidos
y para mí que no soy lázaro
la derrota oprime como un sudario

las buenas mujeres de esta vida
se yuxtaponen se solapan se entremezclan
la que apostó su corazón a quererme
con una fidelidad abrumadora
la que me marcó a fuego
en la cavernamparo de su sexo
la que fue cómplice de mi silencio
y comprendía como los ángeles
la que imprevistamente me dio una mano
en la sombra y después la otra mano
la que me rindió con un solo argumento de sus ojos
pero se replegó sincera en la amistad
la que descubrió en mí lo mejor de mí mismo
y linda y tierna y buena amó mi amor

los paisajes y las esquinas
los horizontes y las catedrales
que fui coleccionando
a través de los años y los engaños
se confunden en una guía de turismo presuntuoso
de fábula a narrar a los amigos
y en ese delirio de vanidades y nostalgias
es dificil saber qué es monasterio y qué blasfemia
qué es van gogh y qué arenques ahumados
qué es mosaico y qué agua sucia veneciana
qué es aconcagua y qué es callampa

también los prójimos se arraciman
crápulas y benditos
santos e indiferentes y traidores
e inscriben en mi infancia personal
tantas frustraciones y rencores
que no puedo distinguir claramente
la luna del río
ni la paja del grano

pero llega el momento en que uno recupera
al fin sus anteojos
y de inmediato el mundo adquiere
una tolerable nitidez

el futuro luce entonces arduo
pero también radiante

los verdugos se empequeñecen hasta
recuperar su condición de cucarachas
de todas las mujeres una de ellas
da un paso al frente
y se desprende de las otras
que sin embargo no se esfuman
de las ciudades viajadas surgen
con fervor y claridad
cuatro o cinco rostros decisivos
que casi nunca son grandilocuentes

cierta niña jugando con su perro
en una calle desierta de ginebra
un sabio negro de alabama que explicaba
por qué su piel era absolutamente blanca
ella fitzgerald cantando
ante una platea casi vacía
en un teatro malamuerte de florencia

y el guajiro de oriente
que dijo tener un portocarrero
y era una lata de galletitas
diseñada por el pintor

del racimo de prójimos puedo extraer
sin dificultades
una larga noche paterna una postrera charla
síntesis de vida
con la muerte rondando en el pasillo
el veterano que trasmitía
sin egoísmo y sin fruición
algunas de sus claves de sensible

el compañero que pensó largamente en la celda
y sufrió largamente en el cepo
y no delató a nadie
el hombre político que en un acto
de incalculable amor
dijo a un millón de pueblo la culpa es mía
y el pueblo empezó a susurrar fidel fidel
y el susurro se convirtió en ola clamorosa
que lo abrazó y lo sigue abrazando todavía
la gente la pura gente
la cojonuda gente a la orientala
que en la avenida gritó tiranos temblad
hasta que llegó al mismísimo
temblor del tirano
y la muchacha y el muchacho desconocidos
que se desprendieron un poco de sí mismos
para tender sus manos y decirme
adelante y valor

decididamente
no voy a perder más mis anteojos

por un imperdonable desenfoque
puede uno cometer gravísimos errores.


Mario Benedetti


D.











Piedritas de colores y nubes negras


Regresé de mis vacaciones con 50 pesos menos en los bolsillos y tres aretes de colores. Fue bonito, porque no gasté... fue malo, porque llovió y no me pude meter al mar. Me encanta caminar en la arena y recoger conchas, eso sí pude hacerlo.

Mi mamá se animó a manejar y gozamos de muchas horas en los bosques de niebla. Claro, fue algo tenso, porque mi mamá odia los bosques de niebla... pero al menos me dio tiempo de pensar en todo lo que escribí en la entrada de ayer.


Hacía mucho que no iba a Tecolutla, pero en esencia lo único que hay que ver es el mar. Las comidas no son tan caras... al menos. Dimos el obligatorio paseo en lancha por los manglares y fotografíamos pelícanos... y prácticamente esa fue toda la actividad realizada, porque el resto del tiempo caminamos en playas frías y calles mojadas.

Los nuevos amores de mis viejos amores y otras cosas del 2009

Este año está por terminarse... Y me ha servido de mucho. No puedo cuantificar la cantidad de cosas que he aprendido y el valor de cada una de ellas, pero en conjunto, quiero decir que agradezco infinitamente a la fuerza ordenadora o desordenadora que provoca las cosas y le da cuerda al mundo.

Porque este año:

1. Dejé ese empleo que me hacía tanto mal, que me ponía triste, aletargada, anestesiada, patética, desvelada, nerviosa... (Aunque ese trabajo me hizo perder como 5 kilos, así que al menos debí de agradecerle la buena figura a ese horario matador)

2. Tomé en serio mis cursos para aprender a maquillarme y aunque aún no soy una experta, al menos 4 días a la semana me tomo el tiempo de delinearme los ojos, ponerme sombra y cuidar más de mí, cosa que creo que no sólo yo he apreciado, sino también los demás.

3. Me compré mi primera computadora, mía, de mí, de mi persona y propiedad única y exclusiva... (Eso no parece mucho, pero en una familia que es casi comunista, donde compartimos hasta las chamarras, resulta importante)

4. Aprendí CorelDraw y Photoshop... los principios, vamos, pero lo aprendí. Tal como tenía planeado. Además el curso lo pagué yo, con mis ahorros.

5. Tuve un romance peliculesco, con V. que terminó en descarrilamiento, pero que mientras duró fue bonito y lleno de películas y palomitas (cosa que me encanta en los romances).

6. ¡Conocí a Eduardo Casar y hasta bailé con él...! Vaya, que fue uno de los días más divertidos de mi año y la pasé muy bien en esa fiesta.

7. Fui a tantas entrevistas de trabajo que casi me sentí como artista, al contestar miles de preguntas babosas como "mis sueños, metas, expectativas, temores, virtudes, deseos...". Y creo que con ello le perdí un poco el miedo a las entrevistas.

8. Empecé a trabajar en una empresa que me gusta mucho, sobre todo porque se preocupan por las capacitaciones de su personal y entienden el valor del tiempo libre.

9. Aprendí que nadie es imprescindible, razón por la cual hay que apreciar y aprovechar cada momento que pasamos con los otros, porque hay puestos que vuelven a ocuparse, pero los lazos ya nunca son iguales.

Mis antiguos amores, los hombres que más he querido en la vida, ahora tienen personas nuevas en sus vidas, nuevas novias, esposas, amantes. Y en uno de mis días más tristes de todo el año, tuve que reconocer que yo ya no soy parte de sus vidas. Por eso he ido dejando de enviarles correos y mensajes.

Eso me dejó tiempo para otras cosas... como para pensar en mí, en las cosas que he ganado este año, en las que necesito para el siguiente, en que mi proyecto de independizarme y hacer más cosas por mi cuenta aún es proyecto... pero ya le veo más forma.

Creo que no debo de llorar por todos los besos que perdí por no saber decir "te necesito"; sólo me queda decirles a esos hombres que los amé mucho y que espero que, el próximo año, esa buena suerte en el amor que les llegó a ellos, también me alcance a mí.

D.

Resultados de la encuesta navideña

Debido a que mañana ya es Navidad, les doy el reporte definitivo de la encuesta navideña 2009.

Gracias a todos por participar, creanme que me reí bastante y me dio ocasión de comprobar que todos son muy políticamente correctos, porque nadie me regañó por la "s" que faltaba en la opción del regalo de Tiffanny´s.

Claro, como era una encuesta anónima, no sabré a quien exigirle mis 9 regalos de Tiffany´s...

Pero al menos me aseguraré de revisar mañana mi correo electrónico y mi buzón para recolectar mis tarjetas y buenos deseos.

Un correo de felicitación

6 (26%)

Una tarjeta postal

3 (13%)

Algo comprado en Tiffany

9 (39%)

Unos chocolates

5 (21%)

Votos: 23
Encuesta cerrada

Ah! Finalmente, a los que le atinaron a la respuesta de lo que más quiero en esta navidad... ¡Gracias por los chocolates!

A todos mis lectores les deseo una navidad llena de música, abrazos y comida sabrosienta. Viva el hedonismo navideño.

D.

Fiestas corporativa y cosas por el estilo

Presentarme a las fiestas corporativas siempre me pone en el entredicho de luchar contra mi sentimiento de inadecuación, que sale a relucir en los momentos más inesperados.

Y es que el espíritu corporativo no es precisamente lo mío, pero los cortes argentinos si me van.

Así que, ante la penosa disyuntiva entre desperdiciar un lugar en la mesa para quedarme a terminar de ver la temporada de Californication o ir al brindis y comida navideña, elegí la opción 2.

Creo que estuvo bien, porque me agrada el área "Junior" de mi corporativo, es decir, los que tenemos veintitantos, que somos tres.

M. es una chica maravillosa y hasta me dio hospedaje en su casa, cuando salimos de la comida y nos invitó a ir a un bar que ella frecuenta.

R. es el encargado de sistemas y es un tipo genial, que nos mantuvo bastante entretenidas a mi y a las amigas de M. que se unieron después al jolgorio.

(Creo que nadie de mi generación usa jolgorio, pero no sé, me encanta usar palabras en desuso, es como rescatarlas del cementerio de palabras)

Unas cuantas cervezas oscuras después, decidí que hay que vivir la vida y no quedarse viendola desde la comodidad de la cama.

Aunque hoy por la mañana, que tuve que regresar a casa toda desvelada y la comodidad de la cama tuvo que esperar, me puse a reconsiderar la opción 1.

Pero como dicen por allí... lo paseado, ¿quién nos lo quita?

D.

Ciudad viva

Hoy me toca cacarear el producto del semestre de Semiótica en el cual participé como profesora adjunta. La idea era hacer una serie de reportajes con el tema central de la ciudad de México.

Aunque las ideas que se les ocurrieron a los chavos en relación a la ciudad fueron muy variados, el resultado es bastante digno e interesante, además creo que hay varias cosas interesantes. Hay varias cosas que me falta por editar de la versión electrónica, pero ya estoy en eso (espero que sean vacaciones en mi empleo para dedicarme a pulir detalles)

Pero como mis lectores son amigos y casi casi como de la familia, les paso el link a este esfuerzo grupal, espero que les guste y envien sus comentarios, estaré al pendiente de todos ellos.

http://www.ciudadviviente.blogspot.com/

D.

Libros perturbadores

Llevo tres cuentos del libro "Pájaros a punto de volar", de Patricia Highsmith. De hecho, me sorprende que haya terminado el tercero, porque después del primer cuento, estaba yo sumamente inquieta.

Y es que Patricia Highsmith tiene un modo intríncado de narrar, no tanto por las palabras que usa, sino por el efecto dominó que te provocan dentro del alma.

Siempre he sabido que hay escritores que tocan las fibras justas para tenerte inquieto, con una idea circulando en tu mente, un zumbido insistente y machacón, que impide que te sientas en calma.

"Pájaros a punto de volar" no es un libro para relajarse; sin embargo, es para conocer más del espíritu humano.

Está en editorial Anagrama, por si les interesa sentirse inquietos, perturbados y ligeramente paranoicos.

D.

Jazz en la avenida

Hoy iba corriendo rumbo al trabajo, cuando, en un desliz de la ropa sobre el control del radio, sintonicé una estación donde pasan Jazz.

Ho-ri-zon-te

De manera increíble, todo comenzó a transformarse y las líneas del pasacebras se volvieron el teclado de un piano, donde las notas marcaban un compás al paso de los transeuntes. El claxón de los automóviles era un sax dispuesto a abrirse paso hasta el infinito y el ritmo de las grúas de una construcción cercana era un baile que era una dicha de contemplar.

Me parecío sorprender un guiño de complicidad en los rehíletes que se habían instalado sobre la avenida Insurgentes, donde el color de cada aspa se convertía en un arcoiris redondo, que iluminaba mi mañana fría, casi como una Rapsodia un Blue.

D.

La rebelión de los parados

Esta semana he estado luchando por terminar un proyecto de la oficina que me ha quitado el sueño, el aliento y la tranquilidad. Cómo aún no termino, se puede decir que mi cerebro ha estado en pausa...

Pero lo bueno es que me alcanza el tiempo para aprovechar y pensar en esas pequeñas cosas que a diario me sacan ampollas...

Y es que viajando más de una hora en transporte público, me pongo a pensar en la rola del maese Sabina "Están en guerra".

Además de que el transporte privado está en guerra contra el transporte público, los pasajeros que viajan sentados también están en guerra contra los que viajan de pie.

Porque los que viajan sentados siempre serán una minoría. Una minoría en cierto modo oprimida, porque los golpean los otros pasajeros con sus bolsas estorbosas... pero también una minoría poco solidaria, porque a la menor provocación procuran hacerse los dormidos o dormir, para evitar ceder el asiento a los que lo necesiten (personas de la tercera edad, gente con bastón, mujeres embarazadas)

Pero como en alguna ocasión me ha tocado estar en cualquiera de los dos lados de la trinchera, no puedo evitar de sentir cierto odio velado hacia los 43 pasajeros que tienen asiento en el metrobus... o pensar en querer dar de codazos de camino a la puerta a los 127 pasajeros que viajan de pie, cuando voy sentada.

A veces pienso que, de quererlo así, los pasajeros que viajan de pie podrían poner de pie a los que van sentados... al fin, muchos de ellos obtuvieron su lugar de maneras poco ortodoxas, haciendo toda clase de artimañas y actos poco nobles...

Pero hasta la fecha no he querido encabezar la rebelión de los parados... Quien sabe, a lo mejor otro día, en que la música de una de mis compañeras de viaje no sea un reguettón y me sienta más motivada:

Pie de Guerra.
J. Sabina.

Están en guerra el hombre y la mujer,
el tonto, el listo, el gordo y el flaco,
el negro, el blanco, el debe y el haber,
Mesalina y el tío del saco.

Están en guerra el mambo y el hip-hop,
el ying, el yang, el pibe y el viejo,
Jeckyll y Hide, monsieur de Sade, Masoc,
Pilatos, la razón y el pellejo.

Ven a la guerra, túmbate de una vez
en mitad de la via.
Mientras la tierra gire y nade un pez
hay vida todavía.

En guerra están la baba y el carmín,
el duermevela y la pesadilla,
el chevalier y el puercoespin,
la extremaunción y las espinillas.

Están en guerra el cojo y el ciempiés,
los ascensores y el purgatorio,
mañana es vispera del día después
pasado flores en velorio.

Desde la Conchinchina hasta el Magreb
en Rolss Royce o en camello.
En cada esquina te
hacen páginas web
o te sellan un sello.

Están en guerra el fresco y la calor,
la calma chicha y la marejada
el ten con ten, la dicha, el resquemor
el almacén del todo y la nada

En pie de guerra el mártir y el desertor,
el tibio y el kamikaze,
puestos a desangrarnos tú contra yo,
¿por qué no hacemos las paces?

Están en guerra la sota y el as,
el espejo y el disimulo,
el hospiciano, el niño de papá,
el Einstein y el tonto del culo.

Yahvé, Mefisto, Buda, Cristo, Alá,
las solteronas y los maridos,
Bin Laden, Che Guevara, Supermán,
lo que iva a ser, la mierda que ha sido.

Ven a la guerra, túmbate de una vez
en mitad de la via.
Mientras la tierra gire y nade un pez
hay vida todavía.

Desde la Conchinchina hasta el Magreb
en Rolss Royce o en camello.
En cada esquina te
hacen páginas web
o te sellan un sello.

En pie e guerra el mártir y el desertor,
el tibio y el kamikaze,
puestos a desangrarnos tú contra yo,
¿por qué no hacemos las paces?


D.


Peregrinos


-Mamá, ¿de que estado vendrán tantos peregrinos?
-De un estado lamentable, seguramente.

En estos días he leído muchas quejas de los peregrinos que van a visitar a la virgen de Guadalupe el día 12 de diciembre... Hoy en la mañana, mientras desayunaba en una cafetería que da a la avenida Zaragoza, todavía vi pasar a varios peregrinos.

El año pasado, cuando platicaba con mi anterior jefe, él defendía a los peregrinos, argumentando que el tener un asidero para su fe les daba una identidad común; en el mismo sentido, el Holandés volador quería venir a México en diciembre, para ver los ríos de gente que inundan las calles...

Y es que las opiniones encontradas sobre la fe son de lo más común; a mi me provocan sentimientos encontrados, porque el caos vehícular que provocan se me compensa con la oportunidad de ver a mis vecinos repartiendo naranjas, de imaginar las platicas en la noche de la gente que cree en algo en común.

D.


La luna de miel ha terminado

Es un clásico de toda relación. Llega un momento en que te das cuenta de que no todo es color de rosa. Pero como ahora las relaciones en las que me he concentrado más han sido las laborales, tengo que admitir que terminó el periódo de miel sobre hojuelas de mi empleo.

Ayer por la noche me sentía parte de esa película japonesa en donde el protagonista carga a la persona que asesinó sobre sus hombros: el dolor de cuello aún no me deja, de hecho siento que todos los músculos que rodean mi cabeza están tensos.

Por alguna razón que no alcanzo a comprender no puedo dejar de pensar en el trabajo. Sé que es sábado y aún así mi mente sigue maquinando cosas que no competen al día de descanso.

Ayer llegué a casa a limarme las uñas, me metí a un baño largo con un jabón de lavanda y traté de entretenerme viendo desfilar a las modelos de Victoria Secret... y aún así, seguía repasando en una lista de pendientes sin terminar...

D.

La hora sin diosas: comentario al libro de Beatriz Rivas

A Humberto Guzmán,
por tomarse el tiempo de revisar a detalle mi trabajo final

Le dije al profesor Humberto Guzmán que "La hora sin diosas" se trataba de una biografía; rectificaré: es una biografía ficticia, la de Daniel Ponty, un médico mitad francés, mitad mexicano, que tiene la suerte (gracias a la autora, Beatriz Rivas) de conocer a tres mujeres que sí existieron y que resultan excelentes personajes para una novela: Lou Andreas Salomé (Liolia), Alma Mahler (Maal) y Hanna Arendt.

Recientemente vi que Beatriz Rivas repitió su travesura de usar personajes de la vida real, en esta ocasión Napoleón y Josefina...

Lo cierto es que la realidad supera en muchas ocasiones a la ficción y aunque Rivas utiliza la ficción para hacer hablar a sus tres personajes femeninos y pone en su boca palabras que obtiene de cartas, libros, correspondencia personal, entre otros documentos, que cita al final.

Aunque los personajes principales tienen mucha fuerza, algo se pierde cuando habla Daniel Ponty, pues a pesar de ser el narrador su papel es algo extraño: dice haber estado enamorado de estas tres mujeres sobresalientes, sus acciones lo contradicen; se encuentra comodamente casado con una mujer hogareña y muy distinta de los personajes centrales de la novela.

Todo el ambito cotidiano de Ponty resulta de lo más convencional, hasta llegar al tedio; por ello, sus puntos altos son la convivencia con este circulo intelectual al que llega casi por casualidad.

Daniel Ponty resultaba incluso algo misógino, pues en diversos momentos de la novela se revela convencido de la necesidad de que las mujeres adopten un rol tradicional... por eso resulta un poco dificil de creer que se haya relacionado con estas tres (¡Y con las tres!) mujeres tan poco convencionales, que siempre dieron de que hablar.

Si hubiera coherencia en el personaje de Rivas, Daniel hubiera salido corriendo ante la sola presencia de estas mujeres... pero por el contrario, hasta el final de sus días se dice enamorado de ellas tres.

Mi favorita, para que negarlo, es y será siempre Lou Von Salomé. Musa de Paul Rée, Fredrich Nietzche y Rilke, tuvo una vida muy interesante, que la condujo a estudiar psicoanálisis en sus últimos años de vida.

Contradictoria y dificil encuentro la vida de Alma Mahler, quien vivío gran parte de su vida a la sombra de personajes como el pintor Gustav Klimt, su primer esposo, Gustav Mahler, su amante Oscar Kokoschka, o sus siguientes esposos Walter Gropius (fundador de la escuela Bauhaus de arquitectura) y del escritor expresionista Franz Werfel...

Total, que Alma parecía coleccionar artistas... Je.

La vida de Hanna Arendt, por otra parte, parece más interesante sobre todo por la forma en que se plantea su amor hacia Heidegger...

Sobre todo, considero "La hora sin diosas" como uno de esos libros que motivan la curiosidad del lector, para propiciar la busqueda personal del conocimiento de la historia y ¿por qué no? de más chismes de lavadero de la intelectualidad.

Un libro entretenido y fácil de leer.

Tres estrellitas de cinco.

D.








Punto de recuperación

Ayer disfruté uno de los atardeceres más hermosos que he visto en meses... Un cielo azul con nubes rosadas, que brillaban de manera casi incandecente. Al caminar por CU pensaba en lo que le había dicho momentos antes a mi amigo S. "Tienes suerte de tener un lugar a donde regresar, tu centro, para saber que desde allí puedes reiniciar".

S. estaba por regresar a su casa, una ciudad pequeña en provincia, desde donde, según sus propias palabras, puede darse a la tarea de cambiar de piel.

Al caminar por CU, reconocí que aquel lugar lleno de recuerdos se ha convertido en mi centro. Quizá la maestra de primer semestre que nos hacía conversar con la gran piedra de la Facultad no estaba tan loca después de todo...

Todos necesitamos tener un punto de recuperación, encontrar un momento en el que, como en las herramientas del sistema, "todo marchaba bien", para regresar allí en caso de falla crítica.

¿Quienes somos en realidad? ¿Cual era nuestra meta antes de perdernos? ¿A dónde queremos ir, más allá de las expectativas de los demás?

Nos construye el deseo del otro... Pero parte del deseo nos mueve a querer ser nosotros mismos, más allá de los limites que ese deseo nos impone.

Ser fiel a nosotros mismos implica poder regresar a nuestro centro. Mirar hacia dentro y ser valientes, como para dejar la vieja piel atrás y salir a rasgarse la nueva piel.

D.

Reencuentros de librería

Ayer terminé "La hora sin diosas" de Beatriz Rivas. Al cerrar el libro me dirigí a mi librería favorita, la FCE Rosario Castellanos a buscar más "provisiones para pasar el invierno".

De camino allí me encontré a tres personajes de mi pasado...

Primero, en la calle vi a "MunRA", el inmortal, un compañero de trabajo que recibió su apelativo por haber sobrevivido a varias quimioterapias y radioterpias para tratar el cáncer.

Sólo me vio y estoy segura de que alzó las cejas. Seguro no esperaba verme por allí. Me fui sin despedirme de casi nadie, convencida de que habría pasto más verde en otras tierras. Tenía razón.

Después, ya dentro de la librería, encontré a un hombre que conocí cuando hacía mi servicio social... Aunque generalmente recuerdo los nombres, esta vez me atacó una amnesia pasajera que se diluyó cuando él me dio la tarjeta del nuevo sitio en donde está trabajando: una editorial.

Me sentí emocionada, porque hace años yo le regalé un libro. Siempre nos gustó platicar de libros. Y ahora nos encontramos de nuevo en ese sitio que me cobijó en mis peores crisis.

No lo entretuve mucho, porque él ya iba de salida y yo no quería tardar demasiado eligiendo mis provisiones.

Me sumergí en la contemplación de libros (hasta acumular una lista muy larga de peticiones para los reyes magos, casi todas de editorial Anagrama) y compré un par de regalos navideños.

De camino al metro me encontré con otro personaje de mi trabajo anterior: el reclutador quien me entrevistó para quedarme en mi primer trabajo.

Me presentó con otra chica, que parecía muy joven. Intercambiamos trivialidades sobre la oficina y nos despedimos sin más.

Con mi bolsa llena de libros recordé...

No había comprado un libro para suplir "La hora sin diosas".

Pero también me sentía muy ligera por otras cosas: vi fragmentos de mi pasado, pero ya ninguno tenía filo.

D.

Noche de casino

Fue la fiesta de su oficina. La idea era una noche divertida. Habría barra libre y un casino. La ruleta giraría y el dinero se movería de mesa a mesa.

Ella decidió llevar a su novio, parecía un plan excelente: llevaban más de un año juntos y algunas veces su familia incluso llegó a hacer comentarios relacionados con una posible boda.

Pero las cosas no funcionaron como ella esperaba: las meseras de la noche de casino parecían emular a Madonna con sus vestidos más propios del libro Sex.

Ella, acostumbrada a no levantar opiniones ni a favor ni en contra no entendía por qué él se esmeraba tanto en ser el centro de atención... principalmente de las meseras.

Por alguna extraña razón, ella terminó en la calle, hablando con una amiga por teléfono, mientras él platicaba con la mesera.

D.

La bomba

"Allá abajo es como desactivar una bomba: no sabes si tocar el cable rojo o el azul.
Llámame anticuada, pero prefiero un poco del viejo "arriba y abajo" y listo..."

Sabias palabras de uno de los personajes femeninos de "Californication" después de pelearse con su marido y vivir su primera experiencia lésbica.

De por sí, a veces dudo de mis capacidades amatorias, pero la posibilidad de intentar que una mujer sienta placer me parece un reto parecido a correr 10 kilometros o escalar el Everest... algo muy complicado de lograr. Creo que principalmente por eso nunca me he embarcado en la aventura de explorar mi bicuriosidad.

En ese sentido, si le doy crédito a los pobres hombres, porque las mujeres somos mucho más complicadas en esos asuntos del deseo: ellos pueden hacer todo lo "correcto" y aún así no lograrán más que un cosquilleo calenturiento, que no se desborda en orgasmo de película porno anecdótico, de esos que les gusta recordar y recontar a los amigos.

Y es que gran parte de la maquinaria del deseo ni siquiera está en los genitales, sino en el cerebro, por lo que hay miles de causas que pueden causar un corto circuito y desactivar la bomba.

Incluso cuando tú, como mujer, tienes todas las intenciones sanas y saludables de tener un bonito y relajante orgasmo, con un hombre al que ya elegiste previamente para esos menesteres, nada garantiza que lo lograrás. De hecho, muchos sexólogos coiciden en que, mientras más tengas la firme idea de lograr un orgasmo, en lugar de propiciarlo, lo puedes inhibir.

Claro, no es que el conteo previo a la explosión de la bomba no sea emocionante, pero pasa como en las películas... si después de la cuenta regresiva no hay explosión, se escucha en la sala un cierto suspiro de "ahhh", entre tristeza y despejamiento de la duda.

En eso pensaba porque, hace un par de días un amigo me presumía: "es que ella llega al orgasmo rapidísimo, es genial". No es que yo dude en las capacidades de mi amigo, pero tal como lo describía más bien me parecía una película porno y me me hizo dudar... ¿No será su pareja una excelente actriz?

D.

Bautismo

De los sacramentos de la iglesia católica, apostólica y romana, el único que he recibido ha sido el bautizo.

Aunque yo quería bautizarme a los 30 años, como Jesús, mi abuela tuvo otros planes y me bautizó a los ocho años, aunque mi madre puso cara de resignación y mi padre ni siquiera estuvo en la ceremonia.

Mi abuela temía que mi alma ardiera en el purgatorio por esa rara idea de mis papás de dejar que eligiera la religión o convicción espiritual que mejor me conviniera cuando tuviera uso de razón.

Mientras, mis padres me enseñaron valores que considero universales como la honestidad, el respeto y la tolerancia a las ideas de otro, el tocar la puerta antes de entrar y el usar calcetines antes de ponerme tenis (Mar dixit).

Lo cierto es que el catolicismo me parece una religión muy pintoresca y como es de las que más puedo estar en contacto, se me hace bonita, pero...

Me hubiera gustado elegir mi ropón.

En aquella ocasión, de mi bautizo, me vistieron de blanco y me hicieron caireles. Por la edad, más bien podría haber sido una primera comunión...

Recuerdo el agua bendita en mi frente. No ardió el lugar, ni olió a azufre, ni nada así. No sentí que ningún cambio verdadero se produjera en mi después de eso... Ningún espiritu demoniaco dejó mi alma... (O quizá se resistió y sigue aquí, no estoy segura).

Lo recordé hoy, que vi a una de mis sobrinas recibiendo el sacramento del bautismo. Ella, total desconocedora de que con ese ritual sus padrinos se comprometían a educarla en la fe católica, a guiar sus pasos, a protegerla en caso de que sus padres faltaran y, sobre todo, el gran compromiso: dar "el bolo" a la multitud de niños que se apiñaban afuera de la iglesia.

El ajetreo de la fiesta dejó de lado a mi sobrina y a su ropón blanco; sólo fue el pretexto perfecto para que mataran a un cochino y corriera la cerveza.

Mujeres atareadas echaban tlacoyos de frijol enormes al comal, mientras su madre corría de un lado a otro, esperando que todo estuviera a punto. Ella lloraba, sin que nadie la consolara: todos estaban ocupados.

Su papá terminaba de poner enormes bocinas, para que todos en la calle notaran que estaban de fiesta. Sus tías inflaban globos de colores y las bolsas de regalos rosas se seguían acumulando en la puerta de entrada.

Los hombres de la familia brindaban, una tras otra cerveza, hasta olvidar el motivo del festejo. La religiosidad se perdió en el fondo y después sólo se escucharon canciones profanas, multitud de dimes y diretes, chismes al por mayor, apreciaciones sobre las condiciones de la casa y la fiesta de los anfitriones.

Recuerdo que, al terminar mi bautismo, mi abuela me regaló un agua de horchata y nos fuimos a su casa a ver la tele. Hace poco mi abuelo me dijo "oye, encontré entre los documentos de tu abuelita tu fe de bautismo, ¿cuando vienes a recogerla?"

Aún no sé si iré... Mis padres me educaron para que no azotara las puertas, pero aún no decido si unirme a las filas católicas, apostólicas y romanas. Esas fiestas siempre me dejan demasiado que pensar.

D.

Crisis

Estoy escuchando el nuevo disco de Sabina. Es tarde y pienso en que no he tenido otro día más triste este año. Me esforcé tanto en mostrarme feliz, que incluso yo me la había creído. Pero la vida me pone estas cosas para que recuerde que no vale de nada ponerse la cara de felicidad, si sigues sonriéndole a las sombras.

Estoy convencida de que las cosas suceden por razones que a veces van más allá de nuestro entendimiento. Quizá el orden en que ocurren no lo podemos entender, pero existe.


Otro jueves negro en el Wall Street
Journal,
desde el veintinueve la bolsa no hace
crack,
cierra la oficina crece el desvarío,
los peces se amotinan contra
el dueño del rio.

En el vencidinario a la hora del rosario
ni carne ni pescao,
dame otra pastilla de Apocalipsis now
mientras se apolilla el libro rojo de
Mao.

crisis en el ego,
todos al talego,
crisis en el adoquin.

Crisis de valores,
funeral sin flores,
dólares de calcetín.

Crisis en la escuela,
quien no corre vuelva,
sexo, drogas, rock and roll.

crisis en los huesos
fotos de sucesos,
cotos de caza menor.

Dan ganas de nada mirando lo que
hay:
ayuno y vacas flacas de Tánger a
Bombay.
Siglo XXI, desesperación,
este año los reyes magos dejan
carbón.

Y la gorda soñado que le aborda el
crucero
un fiero somalí.
A ritmo de cangrejo avanza el porvenir.

Crisis en el cielo,
crisis en el suelo,
crisis en la catedral.

Crisis en la cama,
cada sueño un drama,
un euro es un dineral.

Crisis en la luna,
la diosa fortuna
debe un año de alquiler.

Crisis con ladillas,
manchas amarillas,
pánico del día después.

Crisis en la moda,
firma y no me jodas,
esta no es nuestra canción.

Guerra de intereses,
vuelvo haciendo eses,
ábreme por compasión.

Putas de rebajas,
reyes sin baraja,
inmundo mundo mundial.

Sábado sin noche,
méxico sin coches,
libro sin punto final.

Cómete los mocos,
no te vuelvas loco,
múdate a Nueva Orleans.

Gripe postmoderna,
rabo entre las piernas,
Clark Kent ya no es superman.
Crisis, crisis, crisis…


Por eso creo que Sabina hizo bien en escribir Crisis y que esta canción llegó a mi en el momento más adecuado.

D.

Luz oscura

Suena el despertador, pero no quiero salir de la cama. Me meto entre las cobijas y el recuerdo de tu cuerpo emerge, emitiendo una luz oscura que me remonta al pasado, cuando compartí unas cobijas distintas contigo...

Pienso en que ahora tienes una de esas relaciones "estables", que te cuidan cuando te da gripa, que te dejan amorosos recados en el refrigerador, que te sirven sopa caliente cuando llegas a casa y no te tienes que preocupar porque los platos están lavados y la ropa planchada.

Me pregunto si debí de exigirte que me consideraras en tus planes. Si debí de fantasear (ahora si) con el estatus de "tu mujer".

A veces siento que me reprochas que nunca quise elegir tu shampoo, hacerte las maletas y un columpio en el jardín.

Pero te mentiría si te digo que no te extraño.

Salgo de ese agujero del tiempo que es recordar. Trato de obligarme a tocar el piso (frío) de la realidad. Las cosas que tengo pendientes se siguen acumulando mientras pienso en tus manos y la forma en que mis dedos se acomodaban en ellos.

Ahora que llegas a ver el noticieron de las 11:00, te duermes arropado con un cuerpo tibio, despiertas para poner el pan y la sal en la mesa, ya no hay espacio para que me bañes de nuevo con tu luz oscura, para que difractes sombras en mi piel.

Lo entiendo.

Pero ¿cómo evitar ponerse melancólica por ello?

D.

Premio Fantasía

Esta entrada es para agradecerle a Fher, de la Liturgia de las despedidas, el premio que me otorgó: el premio Fantasía.

Debo aclarar que, en realidad mi blog no es de fantasía, aunque a veces creo que sí... que soy de esas personas que se inventan mundos y que habitan en realidades que no existen.

Este premio tiene sus reglas que son:
1º Mencionar y enlazar a quien lo concedió.
2º Explicar de que se trata el premio.
3º Elegir y enlazar cinco blogs para continuar el premio.
4º Anotar las reglas.
5º El diseño y las reglas son inalterables.

El premio se trata del reconocimiento a esos blogs que por su diseño y temática nos transportan a una sana fantasía que como dijo el escritor J.R.R. TOLKIEN.

"La fantasía es una actividad humana y natural, que no destruye ni ofende la razón, al contrario cuanto más aguda y clara es la razón más capaz sera de producir buenas fantasías, lo cual es muy positivo e incluso heroico..."

Pensando en esa definición, debo otorgar el premio a mis siguientes amigos, sin ningún orden en particular.

Yareli Antenna

Médico del Alma

Pequeña Saltamontes Viviendo en Espaciolandia

Mariso Iraís Ni apocalíptica ni integrada

Y al final, pero no por ello menos importante, a B, por Hedonismo & Reflexión

Gracias a todos ellos por inventar mundos e invitarnos a recorrerlos; gracias a Fher por otorgarne esta distinción y gracias a los creadores del premio por hacerlo morado.

D.

Sublime tentación

Una irreprimible tentación la incita
a revivir el pasado amor.
Desea que las dos historias de amor se crucen,
confraternicen, se mezclen,
se mimen mutuamente
y crezcan, fundidas ya.

Milan Kundera

Tengo una confesión que hacer: me encanta enamorarme.

Todo lo relacionado con el enamoramiento me parece increíble y es uno de los estados creativos más deseables para mí.

Pesé a no ser especialmente guapa, me las he arreglado para vivir algunas de las más maravillosas experiencias: amar y ser amada. Sin recato alguno puedo confesar que, cuando he declarado mi amor he estado absolutamente convencida de ello y le he dado el peso de esas palabras a mis actos.

Narrar la historia de esos enamoramientos, por otro lado, no me corresponde a mí, porque no soy por completa dueña de esos momentos, que son compartidos... pero me encanta recordarlos y a veces voy en el vagón del metro perdida en la ensoñación de un amor pasado, riendome sola o recordando la manera en que se sucedieron las cosas.

Lo pensaba... hace un momento lo pensaba, porque revisé mi lista de propósitos de este año y decía claramente "encontrar al amor de mi vida".

Creo que he encontrado que, en cada momento de mi vida, debo darme la oportunidad de amar. Y es que me he dado cuenta que cuanto más amamos, más se puede expandir nuestra posibilidad de dar amor: siempre y cuando no nos cerremos las propias puertas del corazón exahusto, herido, maltrecho.

Esa es siempre otra posibilidad.

Los musculos que no se ejercitan, se atrofian... Los que se sobre ejercitan, caen desfallecidos.

Mi corazón es ahora un poco más fuerte que el año pasado. Y estoy dispuesta a continuar con el ejercicio diario de amar un poco más, cada día.

D.


Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...