Fanela do alma

En esos tiempos raros en que iba a la Cineteca Nacional cada fin de semana (si las condiciones climatológicas lo permitían) me la pasaba viendo documentales, por un afán de aprender - aprehender y a - prender la realidad.
En esas disertaciones estaba (en los tiempos en que veíamos como generación "Baraka", "Reconstrucción" y "My Sassy Girl") cuando me encontré en cartelera (hace tiempo atrás, tanto tiempo ya, que ya no sé ya ni cuanto) un documental brasileño llamado "Fanela do alma"
Esto viene al caso porque debo confesar que gran parte de mi formación profesional tuvo mucho de "visual" y los profes no dejaban de hacer enfásisi en el hecho de que un 80% de lo que percibimos y aprendemos nos llega a través de la vista.
Por eso fue un maravilloso descubrimiento este documental acerca de aquella machacada frase de que los ojos son "La ventana del alma", pues se contrastaba la frase con otros aspectos, como la forma en que perciben el mundo los ciegos o incluso los miopes... ¿Es la miopía una forma de percepción alterada de la realidad?
Todo esto venía al caso por lo que me preguntó Gerardo de ¿Como saber cuando una mujer miente?
Y yo le dije que era fácil... porque te miraba a los ojos sin reírse.
A veces las ventanas están cerradas.
D.

Mujer que sueña

I

Tristes mordidas azucaradas
limón en el aire agrio:
recomponerse de las semillas
y de la carne.

Negro viento que ya no es nada,
que se disuelve en el tacto de tus dedos,
en la paz de tu saliva,
cuando me dices que todo saldrá bien,
siempre y cuando sigamos fluyendo,
sigamos transcurriendo.

II
Mujer diurna,
mujer que canta
transponiendo el ayer,
mezclando imágenes confrontadas,
evocando los sentidos
bajo la penetrante mirada del inmortal recuerdo de una pasión extinta.

Testigo directo de la voz,
de la muerte auspiciada por el diablo:
cuando se elige el desasosiego y la herida como camino
todo el encanto tiene una pena
y cada recuerdo, una explicación casi mística.

III

Nada empaña el abrazo fraternal de quien antes fue un brutal enemigo:
"Soy hija de un sueño amargo
cada día cargo mi pluma con mi sudor y mis lágrimas"

Ilegal, bajo el sol, mi alegría danza con los peces,
los pájaros, los árboles:un murmullo eléctrico de cigarras en las calles
que cantan sorbos de conveniencia.

IV

Fresco marfil oscuro al final del díapolvo y fuego, desmoronándolo todo...

La conocí un domingo: mujer viento, mujer arena, mujer libre;
taconeo del bosque, ojos moros, negro velo;
la torera, la acogida, la muerta,
tarde de rebozos y toros bajo el moral...Mujer que sueña.

V

Despierto
y la vida me parece un caleidoscopio amarillo
donde el sol es la luz que filtra mi voz
tras el cristal de las ventanas
cada vez más difractadas
en voz y canto.

Despierto
y a mi nariz llega el aroma del pan caliente
del suavizante que usa mi madre en las almohadas
cuando el olor a cama se va por el lavabo
y todo parece recién estrenado.

Despierto
y mis manos comienzan a creer en los milagros,
mis ojos recuerdan que existen las sonrisas,
mientras mi boca saborea leche y miel,
frutos de algún panal divino.

Despierto
y alguna fuerza más grande que mis pasos
me impulsan hacia fuera de la cama
motivándome a encontrar la puerta abierta
y a saltar las trancas.

Perdida en este bosque de antonimias,
camino por calles manchadas,
llenas de barro de los zapatos ajenos.

Me bebo el zumo de algún recuerdo
y descubro las nubes del ayer:
Veo... que sí, he vivido...
y tengo más recuerdos de ti:
un picnic en el pasto,
con caricias incluidas,
besos de cereza sobre pasteles de crema
en ruinosos hoteles que caen a pedazos.

Veo mil cintas infantiles
y mares azules,
donde comí cócteles de camarones
y me tendí a pensar sobre la muerte...
y el infinito.

He balanceado mis pies en más barrancos
de los que debería estar permitido.

También he dado besos profanos
transgrediendo normas y fronteras,
más, más, cada vez más...
hasta crearme reputación de fácil.

He ahogado con la mirada
tantas pinceladas de arco iris
que mis ojos son marejadas de colores
que van a estrellarse en tus costas
pintándote de mariposas las costillas.

Ahora, justo ahora, pienso en las veces
en que he dicho mentiras
para despertar tu compasión y simpatía...

Ahora, justo ahora, pienso en los libros
en que he metido la nariz
cuando ya me he cansado de todo y todos...
Cuando he decidido que este mundo no me alcanza
y debo buscarme otros.

Naufragué con todos los sentidos
en docenas de cientos de rollos de películas
que me mostraron en su pleno esplendor
la sonrisa de la vieja bruja de la noche...

Y si ahora se apaga toda luz,
podré confesar...
que la vida me hizo un guiño
con la sonrisa de la luna,
quien me hizo su cómplice
mientras yo me extasiaba
catalogando a las estrellas
por medidas y distancias,
con mis quejas vocingleras
a voz de cuello...
y mi música, siempre mi música...
Dulce veneno que infectó cada vena
de blancas y corcheas...

Y si ahora se apaga la sonrisa
de la vieja bruja de la noche
podré decirle, antes de cerrar el telón,
que nada ha sido en vano...

D.

Costras de colores

Un enorme gusano se agita, se retuerce, se parte en dos. Tenemos que hacer un esfuerzo enorme para diferenciar. Esa masa que avanza a un mismo paso por los estrechos túneles está compuesta de rostros: cientos, miles de rostros que tienen distintos caminos, a pesar de que ahora se encuentran todos dirigiéndose hacia la misma salida del paradero de Pantitlán: sólo guiados por el olor de los tacos de suadero que rompe la tranquilidad de la noche de octubre.

El olor de los tacos sube por las escaleras verdes y sucias del metro: se confunde con el sudor de mil cuerpos, con las aguas podridas de lo que antes fuera un río y ahora es un drenaje público. Sin embargo la mezcolanza no es del todo desagradable; produce un vaivén dulzón en las tripas de quien lo olfatea. En esa estación convergen docenas de rutas de microbuses y cuatro líneas del metro, así que son muchos los que ya se han acostumbrado.

Las paredes del paradero están tapizados por una costra gruesa de carteles de peleas ya pasadas: el Enmascarado de Plata Júnior contra el hijo del Blue Demon, La Parka contra el Asesino karateka. Estos carteles de papel corriente se han unido tan fuertemente que ahora son una especie de cartoncillo que se descarapela en costras de colores.

En el piso se observan marcas de miles de pies y miles de zapatos: tacones y botas, tenis y mocasines que han llegado a pulir el mármol de tercera hasta dejarlo impecable. Los vendedores ambulantes están a la orden del día. En la intersección de la línea 9 con la línea “A” se colocan desde temprana hora se coloca un niño moreno con su puesto de pepitas, caramelos, chocolates. Más tarde llega el relevo: un muchacho que parece apenas unos años mayor y extiende una manta llena de películas: la mayoría de ellas son estrenos en coloridas envolturas de plástico y papel con sus títulos correspondientes.

De entre las películas destacan algunas por los brillantes coloridos de las portadas; las de Disney con letras grandes y rojas; las de acción tienen armas y poses convincentemente atractivas en tonos azules. Hay de todo:
- Para el niño y para la niña. Se va a llevar la bonita promoción; el bonito regalo para la señora o la señorita.

Bonitos relojes que destellan desde sus filos plateados o dorados.
- A 50 pesos el que le guste, damita, caballero.

El muchacho que se encarga del puesto ambulante de películas viste una camiseta azul con una línea blanca y roja. Trae puestos unos pantalones de mezclilla que se bajan mostrando sus boxers grises cada vez que se agacha a recoger una película. Ahora se encuentra acomodando las XXX.

Un hombre trajeado de gris que se ha quitado la corbata ante el calor asfixiante del metro detiene su paso y le hace una seña al vendedor de películas. Le dice algo inaudible y el vendedor con un ágil movimiento de manos, digno de un prestidigitador, toma del montón de películas XXX un título que bien podría llamarse “Tetonas y Calientes” o “Las mejores mamadas del año” y se lo da al hombre de traje.

Éste saca una cartera de piel negra y un billete de 50 cambia de manos, sin que el ritmo de la vida se altere en absoluto. El hombre de traje desliza por una ranura del portafolios la película y se funde en la masa anónima que avanza rumbo al paradero, tratando de evitar a las parejas de amantes que tratan de alargar el tiempo que comparten: la noche va cayendo y se acerca la hora de las despedidas trágicas.

Ya sea una pareja de novios que explora con manos tímidas entre la ropa, o unos experimentados amantes que se tienen que ir cada cual a su casa con sus respectivos cónyuges, la despedida siempre adopta tintes de drama. La tarde muere en el cielo de octubre y la llegada de la noche sería buen refugio para esas caricias que anidan en las manos. Se tienen que conformar con besarse a un lado de los torniquetes de salida, mientras otros transeúntes tratan de apartar las miradas.

Sea por envidia o por recato es difícil que alguien se quede observando a las parejas que se despiden en el paradero. Si alguien lo hace sería el policía de azul que vigila que nadie se cuele de a gratis en el metro.

Este hombre, con la paciencia de un soldado inglés, deja pasar a los ancianos, discapacitados y trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo que así lo acrediten. Su mirada es casi vacuna, parece vagar entre las luces de neón que alumbran esa estación a la que ha sido asignado.

No puede dejar su puesto para charlar con la vendedora de boletos, de quien lo separan apenas un par de metros, pero a la que desde hace mucho tiempo mira: la forma en que se acomoda el cabello, cuando habla por teléfono, cuando se enoja porque le dan billetes de a 200 y no hay cambio.

Ella no corresponde las miradas, ocupada siempre como está en contar las resbalosas moneditas de a peso y dos pesos que llegan a sus manos. Se cuida las uñas en las horas muertas de la tarde y con una lima trata que el esmalte francés le dure otra semana. Ahora la fila es interminable y ella le hecha una mirada a su lima que está junto a otro montón de boletos: tendrá que esperar.

La fila en el paradero debería ser más corta por la noche, así que la muchedumbre se impacienta: todos tienen ganas de llegar a casa, están cansados, sudorosos. Tienen el maquillaje desteñido y las medias corridas. Tienen las corbatas sueltas y los pies hinchados. Han tenido que ordenar mil cosas. Han tenido que archivar, pegar ladrillos, dar y recibir ordenes. Con suerte les tocará un asiento verde o azul en el metro. Con suerte el pesero saldrá justo en el momento en que lo aborden. Con suerte.

El mar de gente se escurre por las escaleras como si se tratara de una diálisis: unos iban hacia “Neza Bordo”, otros hacia “Esperanza Palacio Izcalli”. Todos los rumbos del orbe parecían enunciarse en esas cartulinas negras pintadas de garabatos psicodélicos en colores chillantes: rosas, morados y amarillos. Un letrero verde limón aquí y otro de brillante mandarina por allá.

Los voceros de las rutas son seres huidizos: en la Gigante Iztapalapa hay un hombre de bigote hirsuto y ropa desteñida. El jirón de camiseta le cuelga como un jergón sucio. Sus manos revelan que también ejerce el oficio de mecánico “cuando se ofrece”.

El pesero de siempre aguarda a que la diálisis termine. Espera gota a gota que el mar de gente llene su unidad. No tiene prisa. Prende el radio y al rumor de las despedidas de los amantes se une la música de cumbia que sale del radio. Es una canción vieja que han reescrito para adaptarla al ritmo del güiro.

Para el chofer del pesero es imposible saber si esa persona que aborda su unidad es una secretaria o una puta, o una mezcla de ambas. Tampoco sabe si el muchacho desarrapado que trae un arete en la lengua es estudiante o asaltante. Poco importa, mientras le paguen los dos pesos con cincuenta centavos del pasaje.

El chofer debe tener unos 40 años, es canoso, lleva la camisa blanca reglamentaria de la ruta 53, con un águila feroz bordada en el hombro. También a él se le ha revuelto el estómago con la mezcla de olor a tacos de suadero, agua revuelta, sudor del día y gasolina. Al parecer algo anda mal con el motor, pero después de andar por el paradero de Pantitlán la muerte no parece tan mala expectativa.

El paradero es una herida abierta, supura pus la sociedad enferma y se seca cada noche dejando costras de colores en la negra piel de la ciudad dormida.

El perfil de Teresa

Teresa es una mujer oscura y terrenal. Su cuerpo es humedo y cálido como una cueva llena de vapores de agua que suben hasta el techo y vuelven sobre si mismos.

Él no sabe que la ama, pero yo lo sé.

Teresa tiene una voz hermosa y envolvente, que llena de ternura a quien lo escucha, aunque quizá él ya lo ha olvidado, porque ella se encarga de que sea tan natural la forma en que le habla con cariño al decirle:

- ¡Te llaman! - que probablemente él no note los hilos de oro de esa voz que se desliza suave entre el café del desayuno y el beso de las buenas noches.

Teresa es concupiscente y un poco ninfómana, pero desenvoca sus ansias en el mismo cuerpo del amado, al que regresa cada noche, como si en él se recrean todos los hombres y ninguno... Todo el placer contenido y todo el placer posible en un mismo instante de vaho sobre el espejo con las letras de su nombre.

Él es infiel no como un castigo a ella, ni con la intención de llenar un vacío, sino como quien abre una ventana para dejar salir un poco del perfume suave y embriagador y dejarlo diluído.

Teresa nunca olvida un cumpleaños y lleva siempre la falda planchada. En su bolsa de mano carga con un costurero en miniatura donde lleva aguja e hilo en caso de que un botón se le caiga. Sabe hacer el doble nudo Winsord y escribe con la letra de molde más bonita que le enseñaron las monjas los recados para su marido.

Él me llama de nuevo y me dice...

- Sabina, te extraño.

Teresa no es sólo su mujer. Es la mujer. La antigua, la de siempre, la única.

- Yo a tí no, Tomás.

Miento.

D.

Grandes esperanzas

Dice Homero Simpson que la única manera de no decepcionar nunca a nadie es no crearle expectativas.
Desafortunadamente no sigo los sabios consejos de Homero y más de una vez termino con un palmo de narices en mis ilusiones infantiles de ganarme la lotería sin comprar boleto.
Pero claro, algunas veces si me he ganado la lotería sin comprar boleto... quizá por eso es que a veces me siento afortunada (suficientemente) como para revisar las listas de ganadores.
Eso no justifica la enorme tristeza que me embriaga cuando no salgo en esas listas... pero al menos no son golpes al ego tan fatales como las heridas narcisistas que causa el reconocer que algunas de mis capacidades mentales son inferiores a las que me atribuyo.
Además de quedarme un par de minutos más en la cama, cuando mis grandes esperanzas se desinflan como globos en cama de clavos, me tomo largos baños y recito cantos hondos por las habitaciones, como si ir diciendo que la vida no vale nada, al mejor estilo de José Alfredo Jiménez no fuera suficiente.
"Me lo dijeron mil veces...
y nunca quise poner atención...
cuando llegaron los llantos...
ya estabas muy dentro de mi corazón..."
De acuerdo a la última vidente que vi en la tele 52 días antes del cumpleaños todo se revuelve y los pozos negros de depresión rodean como una borrasca a los cumpleañeros. Supongo que estoy en uno de esos días negros.
Afuera hay sol.
Igual y las grandes esperanzas no quedaron muertas, sólo un poquito marchitas y necesitan agüita, cuidados y un poco de tiempo.
D.

Vicisitudes de la flor de trigo

La flor de trigo nació esta mañana frente a la iglesia de Juchitepec, Estado de México.
Floreció por el arte de una mano que la formó en colores magenta y naranja, con petalos verde esmeralda...
Sin embargo, nació para ser pisada por los hombres que cargaban al la imagen del Señor de las Agonías, que festeja su fiesta el 25 de Abril de cada año.
Los primeros en poner en riesgo su vida fueron los pies de docenas de niños que salían con sus velitas en las manos, llenos de esperanza y sonrisas acaloradas tras haber rechazado a satán y recibir a Jesucristo en sus manos y sus corazones, una vez que hicieron su primera comunión.
Cientos de familiares, amigos y curiosos los seguían de cerca, cuidando también el no pisar la flor de trigo, que se abría paso en el pueblo por las principales calles en las que pasaría la peregrinación..
Sin embargo un perro callejero se les adelantó a los fieles y cruzó la calzada principal de la iglesia, ante el desconcierto de los organizadores.
El tapete tuvo más dificultades en cruzar la plaza, que estaba llena de vendedores de tlacoyos, tacos de cecina, quezadillas, burbujas, nieves de colores...
En la plaza se alzaban imponentes los castillos destinados a ser quemados por la noche y el tapete de trigo de colores se extendió poco a poco, surgiendo de las manos expertas de los encargados de cada barrio, que iban colocando por tramos el decorado, para que todos colaboraran con un poco...
En una esquina se cruzaron con el séquito de una difunta, que se murió un día antes del día principal de fiesta en el pueblo.
Las coronas de flores contrastaban con la sencillez de aquella flor festiva de trigo. La gente de negro caminaba silenciosa y parecían tener un traje impermeable al ruido de los cohétes y las bandas que se difuminaban como nubes esparcidas en el cielo.
No se sabe si por el funeral o por simple deseo del Cristo, que no deseaba salir a pasear ese día, pronto la tarde que era rubia y soleada por la mañana se tornó gris y huraña. La lluvia pertinaz coincidió con la salida del Señor de las Agonías, quien parecía derramar lágrimas de verdad detrás de su cristal.
La flor de trigo palideció ante la expectativa de no ver cumplido su cometido... pero afortunadamente dejó de llover y un pie se posó sobre la flor de trigo, quien murió al paso de cientos de pisadas anónimas de mujeres calladas y hombres con sombrero.
D.

Asuntos pantanosos

Pensaba escribir sobre el aborto, ahora que se despenalizó en la Asamblea de Representantes del DF... pero mi mamá me bajó de la nube, pues me recordó que el PAN aún puede interponer el recurso de la anticonstitucionalidad de la ley, alegando que en nuestra Carta Magna se protegen los derechos de existencia de todos los seres humanos.

Así que tenemos debate sobre el aborto para rato... Mientras tanto les contaré de otro tema que despertó polémica hace dos años y del que me acordé por dos motivos: el artículo de Gerardo Galarza que leí hoy y el debate del canal 40: el uso de la palabra "nigger" en la obra Huckleberry Finn de Mark Twain.

Todo empezó con el artículo de Gerardo Galarza que trata del caso de Memín Pinguín, mejor conocido como Memín Pingüin, por alguna deformación de la lengua los mexicanos pensamos que era mejor cambiarle el nombre original y quitarle lo pingo para hacerlo sólo pingüinil... es decir, negro como su suerte.

Aunque no le fue tan mal. Después de todo fue homenajeado con ser puesto en una estampilla homenaje que muchos pensadores, literatos, héroes de la patria y demás próceres. Sin embargo el lío fue que esta bien intencionada caricatura fue desacreditada por ser "ofensiva" para los negros...
Pero es que la verdad son quisquillosos. Ayer me dio mucha risa que pretendieran sacar los libros de Huckleberry Finn de Mark Twain de los planes de estudio por considerarlo un libro racista, siendo que es sólo un reflejo de como se comportaba la sociedad en los años en que la esclavitud aún no era abolida.
Al parecer a la sociedad estadounidense le parece que Twain debió preveer las condiciones sociales, morales, éticas y culturales que imperarían 200 años después en su país de orígen.
También les parece que la sociedad mexicana debe de olvidar a los comics de Memín Pingüin, La negrita cucurumbe, el negrito sandía y demás... por ser figuras estereotipadas de la personalidad de los negros.
Lo cierto es que creo que en la mayoría de los mexicanos no hay dolo al decirle a alguien "negro" o "negrito", al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, en donde el termino es abiertamente ofensivo y racista... o lo que sucedió en el último caso del programa "Big Brother" (Gran Hermano) de Gran Bretaña, en donde se armó un lío por los comentarios racistas de una participante anglosajona a una mujer indú, que resultó ganadora tras la debacle sobre el persistente racismo en el Reino Unido.
Estos asuntos tan pantanosos (no por por lo negro, sino por lo dificil) dejan a cualquiera sumido en la reflexión sobre la incapacidad del ser humano para escuchar las ideas del otro y la facilidad con la que pasamos del debate de ideas a la descalificación del contrario...

D.

Día Internacional del Libro

Ayer me enteré que hoy se celebra el día Internacional del Libro, gracias a una campaña del canal 40 en donde le preguntan a distinas personalidades "¿Cual es el libro que más influyó en tu vida?"

Yo, por norma, no celebro ninguno de los ridículos días que se han instituido para reivindicar cosas que no se hacen, para celebrar batallas que no se recuerda, para vender cosas que no se compran...

Y creo que los 18 años que le he dedicado a la lectura (porque aprendí a leer cuando tenía 5 años) han sido suficiente celebración para el menos dañino de mis vicios... pero aún así, la pregunta me pareció lo suficientemente interesante como para pensar en ella. ¿Cual es el libro que más ha influído en mi vida?

Tal vez debería de empezar por la primera novela que leí... que fue la Vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. Este libro me gustó mucho porque tenía dibujos de todos los países que visitaba Phileas Fogg y me enamoré de la puntualidad inglesa, me prometí que algun día viajaría por el mundo. Hasta ahora voy bien en mi cometido y me sigue gustando la puntualidad.

El siguiente libro definitivo en mi vida fue "El amor en tiempos del colera" de Gabriel García Márquez, en donde aprendí que el amor triunfa evadiendo las trampas de la memoria y el olvido.

Cuando tenía 14 años leí "La insoportable levedad del ser", de Milan Kundera. Me gustó mucho, aunque en ese tiempo no entendía del todo la relevancia que tendría con el tiempo ese libro en mi vida... Pero hasta la fecha conservo la costumbre de leerlo una vez al año.

"Volar sobre el pantano", "¿Quien se ha llevado mi queso?", "10 habitos de la gente realmente efectiva" y libros por el estilo nunca han sido definitivos en mi vida, aunque mentiría si digo que no los he leído...

Pero han sido libros como "El extranjero", "El proceso" y "Crimen y Castigo" los que realmente han dejado huella en mí... aunque la lista es muy larga y pecaría de omisión si me extiendo en ella sin alegar que está incompleta.

Larga vida al libro.

D.

Pequeña serenata obscena para una orquídea

Ayer me quedé pensando en las fotografías que no le revelaron a Alejandro, quien tomó de cerca los vellos pubicos de una de sus modelos. Le retuvieron en el estudio sus impresiones por calificarlas de obscenas...
Lo cierto es que los límites entre lo erótico (que se califica como una invitación a lo sensual) y lo obsceno (que según el diccionario es lo mismo, pero hecho con más torpeza) varian de un ojo a otro.
Ese arte de desabrocharse un botón para parecer sensual sin caer en la pose más francamente lasciva que devele nuestras ganas haciendonos ver más animales que culturales... Es una delgada línea roja fácil de cruzar.
Por lo que a mi respecta, creo que hay cosas calificadas de obscenas que me parecen eróticas y viceversa... Como siempre, las abrumadoras mayorías se contraponen a mi juicio.
Yo pensaría que los vellos pubicos son eróticos en una fotografía bien lograda... Y obscenos si, como Gloria Trevi, los pega uno en un calendario para venderlos al por mayor.
Lo burdo del acto le da caracter de obsceno a lo que en circunstancias normales nos daría hasta ternura...
Recuerdo la segunda parte de aquella película de Ben Stiller "Conociendo a los padres", en donde Barbra Streisand interpreta el papel de una terapeuta sexual especialista en personas de la tercera edad. Lo que podemos calificar de obsceno no es que las personas de la tercera edad tengan relaciones sexuales (lo cual es saludable y benefico), sino la torpeza con la que se muestran en esta cinta.
Otra película en donde se puede uno reír del caracter juguetón de la obscenidad es Little Miss Sunshine, donde la protagonista realiza un Striptease motivada por el entrenamiento que recibió de su abuelo.
Lo realmente obsceno es el contraste de la niña con el resto de las competidoras, que hacen lo posible por lucir "sensuales" en sus actuaciones como adultas...
Por otro lado, cuando uno hace de la torpeza su bandera puede disculparse con el mundo por ser tan obsceno con un gesto de bochorno sincero, como el de aquel hombre que lleva serenata a las dos de la madrugada y se disculpa con los vecinos por el ruido.
¿Es obscena una orquídea cuando se abre? Como diría aquella cita zen... "Sólo si hace ruido"
D.

Chaquira y canutillo

Además de ser el nombre de una afamada cantante Colombiana la chaquira es una cuenta pequeñita de colores con los que las abuelitas decoran suéteres en compañía de sus infaltables complementos: las lentejuelas.
En épocas donde nadie escucha a nadie, en tiempos egoístas y mezquinos, en tiempos donde siempre estamos solos ¿quien tiene tiempo para chaquira y canutillo?
Yo digo que nadie. Mi mamá hace años que no hace manualidades, pero se trajo de la casa en la que vivíamos antes una bolsa llena de triques inservibles de costura. Docenas de hilos de lentejuela reventada que estaban mezcladas con chaquiras de color rosa y aserrín para maquetas pintada con anilina.
A mi me relajan las cosas rutinarias... así que ayer salió a colación que había que limpiar esa extraña bolsa de artículos varios (navajas de afeitar, desarmadores de cruz, hilos de colores enredados, números de reloj) me vi recordando esos artistas performanceros que ponen mesas de materiales al azar para recordarnos el caos humano.
Sólo que esta vez me tocó servir de las fuerzas del orden, lidiando contra la entropía del universo, me puse a separar la paja del grano, las lentejas de la ceniza, las chaquiras del aserrín con diamantina tricolor...
Tardé como dos horas, pero al final tuve una bolsa de brillantes y sonrosadas chaquiras que nadie usará para nada y que pasarán decadas en el costurero de mi mamá, hasta que ella admita que ya no son tiempos de bonanza para la chaquira y el canutillo.

D.

Sombras, nada más.

Hoy fui a Tlalpan, al Primer Festival Gastronómico de la Asociación de Restauranteros del Sur de la Ciudad de México, en donde, además de la oferta culinaria (había una variedad de restaurantes en torno al centro de la Delegación con mesas y platillos varios) hubo música en vivo.

Yo adoro la música, es de mis pasiones desbocadas favoritas... Y hoy se fueron de boca de la forma más deliciosa, porque me encontré gritoneando "Otra, otra" mientras el cantante de música vernácula se esmeraba con "Urge", "Cielo rojo" y "Un puñado de tierra".
Creo que la apoteosis de la jornada fue cuando el cantante entonó "Esclavo y Amo", con lo que no pude dejar de recordar que le debo su entrada luctuosa a Javier Solís...
Ya sé que soy lo peor, por no haber puesto nada el día de ayer, aniversario de la muerte del único hombre que conozco que ha fallecido por beber agua. Cuenta la leyenda urbana que después de hacerse una operación en la que le extrajeron la vesícula biliar ignoró las recomendaciones del médico y se tomó una jarra de agua fría. Como resultado de este desacato tuvo un paro cardiaco que le costó la vida.
Javier Solís interpretó en su carrera canciones muy buenas entre las más recordadas están "Sombras", "Entrega total", "Payaso", "La mentira" y "Sabor a mí", que fueran escritas por compositores de la altura de Alvaro Carrillo... (pero esa es otra historia)
Solís cantó en los funerales de Pedro Infante y se le ocurrió morirse unos días después que él... así que muchas veces el "Rey del bolero ranchero" queda un poco opacado ante el retumbar de fanfarrias de don Pedro Infante.
Pero hay que rendirle honor a quien honor merece... y como dice Sabina, el sombrero sirve para quitarselo cuando es necesario.
Larga vida al Rey del bolero ranchero.
D.

No tengo tiempo de cambiar mi vida...

Hace mucho que no escribía un cadáver exquisito. El último que escribí fue en compañía de Alejandro y recuerdo que tenía escarabajos fiusia. Me gustó mucho, allí tengo la versión original escrita con tinta azul.
Desafortunadamente mis amigos poetas tienen mucha chamba así que últimamente no nos hemos podido reunir a escribir poesía y tomar café con leche...
Pero al menos me encontré a Ehecatzin en línea y tras recordarle aquellos viejos tiempos de la Sala de Escritores (ah, que nostalgia aquella) lo convencí de que escribieramos juntos un cadáver, el cual pongo a continuación:

El destino es deseo, cazador de hojas secas
el tiempo un lobo desdentado de aullidos infalibles…
se persiguen en bosques sin nombre, sin alcanzarse nunca,
se lamen de miradas con las cuentas vacías,
escarbando en la piel del pasado,
clavando aguijones en la hipérbole del futuro,
abrazando acrópolis derruidas a golpes,
seguros de ser lo que no fueron, lo que no harán
danzando en polvosos fondos de resaca turbia
con el canto anudado al cuello y las yemas llenas de tierra
retozan en círculos callados de papel vegetal
porque no podrán labrarse de caricias.
porque no hay tacto suficiente para su pellejo de viejas fieras
míticos susurros los rodean, alentando fantasmas viejos a destrozarse
fuegos de artificio para sus ojos inciertos
chispas retozantes por su piel celeste
sólo les queda la promesa de rozarse cuando la historia muera
Pero ella agoniza con su sonrisa de vieja loca
y él se ahoga en su silencio, con polvo entre los dedos,
borbotando frases que ya nadie traduce,
porque no hay testigo suficiente para ese amor fallido
porque no hay palabras suficientes para esa boca
porque no hay ningún destino para ningún tiempo
y definitivamente no hay tiempo para el destino.

Ehecatzin y Darina Silverstone

Optimismo injustificado al estilo de Lily Allen

Ayer estaba deprimida porque me enteré de la muerte de alguien que conocía. Las misteriosas circunstancias de su muerte me hicieron poner peor... bueno, cuando se trata de una persona de setenta años, que lleva mucho tiempo enferma, quizá dices "Descanse en paz"

Pero cuando es alguien joven, que muere por una complicación con una cirugía de muelas... Francamente se detiene uno a pensar.

Y como dice Café Noche: pensar produce cáncer.

Traté de calmarme llamando a mis amigos... y resultó que todos trabajaban, estaban en la escuela, durmiendo... o quien sabe que.

Y yo ansiosa por discutir los enigmas de la existencia y tal.

¿Han visto la canción de LDN, de Lily Allen?

A veces una llamada puede hacer que empecemos a ver la vida de colores, caballeros andantes cuando sólo hay motocicletas y caramelos tirados por las calles cuando sólo hay colillas de cigarros.

Salí a caminar para dejar una película que rentamos el fin de semana y intenté de concentrarme en ir transformando con la mirada lo que veía a mi paso: convertir a los niños que juegan en la calle golpeando el zahuan en futuras estrellas futbolísticas y los autos que pasan a velocidades infinitas en carros de desfile... Traté de que mi falda amarillo pollo fuera una estela vibrante y que la trenza suelta que uso sobre la espalda se convirtiera en cascada de cobre...

Imaginé que los árboles que crecen a la vera del camino a fuerza de sostenerse en el polvo eran ahuehuetes a la orilla del río, que las paredes blancas de yeso con letreros de grupos de bandas eran arcoíris polvosos y que la tienda de videos se transformaba en un castillo azul sólo superado por las fantasías de Walt Disney.

Conseguí regresar a casa sin morir atropellada en medio de aquella alucinación psicotrópica causada por mi propia imaginación...

Al menos.

D.

Escuela activa de maquillaje

Masaje, faje, pasaje y escuela de maquillaje...

Todo por dos pesos.

No pueden culparme por no saberme maquillar. Después de todo mi mamá nunca lo hace, ella aprecia la belleza al natural de las culturas africanas... así que su idea de maquillarse es pasarse sombra de colores por los ojos que combine con un vestido de fiesta.

Yo crecí alejada de los lápices de labios... Creo que tuve mi primer brillo labial a los 13 años...

Y nunca aprendí a usarlo. Hasta la fecha me maquillo a la usanza mexica, esto es: poniendo lápiz labial en mis dientes, en un intento por que el color negro sobre el esmalte resulte atractivo, como en aquellos lejanos tiempos...

Pero mi más cercana referencia para aprender a maquillarme (ya que me parece un exceso gastar 20 pesos en revistas que me digan como hacerlo) es observar a las miles de feminas que mientras viajan en el metro tuercen la nariz para ponerse base, alzan los globos oculares para pintarse líneas en la parte baja del ojo y abren la boca para enchinarse las pestañas.

La verdad todos esos rituales me parecen de un carácter demasiado íntimo y personal como para realizarse en publico... como ese sutil acto de colocarse el labial, que puede ser usado como afrodisiaco...

Pero yo he aprendido mucho de las mujeres que se maquilla en el metro: la diferencia entre pintarse con el lado horizontal o vertical del aplicador del rímel, las cantidades de base necesarias para pasar de espantapájaros a chica de portada, la polifonía de colores para la sombra de ojos, lo torturante de las cucharas y enchinadores...

Por eso si alguna mujer de repente se da cuenta de que alguien la observa mientras se maquilla en el transporte publico, que no se sienta ofendida...

Tal vez es sólo otra alumna de la escuela activa de maquillaje, tratando de aprender nuevas técnicas.

D.

Karma instantaneo

Yo creo en la causa y el efecto. En la segunda ley de Newton. "A cada acción corresponde una reacción igual y opuesta..."
Sin embargo, en la vida cotidiana existen cosas que lo hacen pensar a uno en la posibilidad de que realmente exista un destino... Situaciones tan terribles, maravillosas y extraordinarias, que te hacen creer en el Karma instantaneo, más allá de las causas y consecuencias científicamente explicables
Por ejemplo: el otro día viajaba yo en el metro, que iba, como siempre, atascado de gente. El asiento que estaba junto al mío se desocupó y antes de que yo pudiera hacer algo más, una señora de colosales proporciones arrojó su bolsa de mano desde un metro de distancia, apartando el lugar y dejando al muchacho que estaba a un lado del asiento, esperando sentarse, con "un palmo de narices".
Un segundo después de sentarse la mujer sacó de su bolsa de mano un refresco y lo abrió, quedando bañada en 250 ml. de refresco de uva, que destacaba coloridamente sobre su camiseta amarilla como una bella pintura de Pollock de miles de millones de dolares.
Más allá de la muy probable situación de que la botella de refresco ya viniera agitada, y que de cualquier manera le fuera a estallar el líquido en la camiseta a aquella mujer, el hecho de que la reacción fuera tan instantanea provocó en mí y en el joven despojado una sonrisa que compartimos en un instante único de complicidad malevolente.
D.

Pájaros

Cuando los pájaros bajen del sol
y encuentren su nueva morada
verán la luz difuminandose en sus alas
y extrañaran el brillo celeste en su plumaje tornasol...

Pues inundados con su condición terrena
darán saltos graciosos imitando a sus primos dinosaurios
en su insistente intento por gobernar la tierra
que los demás tomarán a huasa:

imitando los gritos de las gaviotas,
los graznidos de los gansos,
la poca refinada elegancia del pato.

Algo de suerte tendrán los pájaros cantores
que a fuerza de recordar (poco a poco)
el idioma de los ángeles
podrán ser aceptados con sus trinos en parques y jardines...
pero ya nunca más en los conservatorios.

Las aves, entonces,
tendrán que aceptar...
que han perdido el paraíso.

D.

Maniqueo

Generalmente escuchamos hablar de que algo es "maniqueo" cuando la historia que se nos cuenta habla demasiado del bien y el mal como algo separado e imposible de reunir...

Curiosamente este termino surgió de una religión que tiene una mitología que explica más bien lo contrario. Allí les va la historia:

En el principio de los tiempos el Principe de la Oscuridad decidió atacar el reino de la luz, que estaba dirigido por el Padre de la Grandeza... Pero él decididió no hacerle frente a su adversario, sino que llamó a la Madre Naturaleza, quien desde su ser proyectó al Hombre Primordial que descendió a la frontera entre el reino de la Oscuridad y el Reino de la Luz.

Ataviado con su armadura de luces el Hombre Primordial se enfrentó a los demonios, quienes lo derrotaron y se comieron su luz.

Esta fue la primera mixtura cósmica entre el bien y el mal, donde todo quedó confundido.

Sin embargo esta primera batalla simbolizó la entrada de un poco de luz en el reino de la Oscuridad, porque los demonios quedaron con esa luz dentro de ellos.

Después de esa pelea, el Padre creo al Espiritu viviente, quien avanzó a la frontera de la oscuridad y elevó al Hombre Primordial de vuelta hasta el paraíso de la luz, su hogar celeste.

El Espíritu viviente confrontó a los demonios "Arcontes" y con sus restos hizo la tierra y el cielo. Al liberar del cuerpo de los demonios fragmentos de luz con ellos formó la luna, el sol y las estrellas.

Pero el Padre vio que no toda la luz había sido recuperada y creo al Tercer Mensajero. Él era muy poderoso y creo una columna de luz que llevó hacia el paraíso las partículas que aún estaban dispersas, pero se dio cuenta de que gran parte de las armaduras de luz habían sido engullidas por los Arcontes.

Para liberarlas, el Tercer mensajero se disfrazó de una bella doncella y se presentó desnuda frente a los Arcontes masculinos, quienes dominados por el deseo descargaron su esperma lleno de luz, que cayó sobre la tierra formando árboles y plantas.

Después el Tercer mensajero se presentó frente a las Arcontes femeninas en forma de un hombre desnudo y luminoso y las Arcontes abortaron tres plantas de luz.

Alarmada por la táctica del Tercer Mensajero, la materia decidió crear una prisión más solida para las particulas divinas que aún tenía en su poder. Así que adoptando la forma de concupiscencia creo a dos demonios, uno masculino y otro femenino (Asqualum y Namrael) quienes devoraron los abortos de las plantas de luz y tuvieron realciones.

De esos dos demonios nacieron Adán y Eva, en quienes estaba reunida toda la luz que aún poseía la materia.

Ellos y sus descendientes se conviertieron en el motivo de lucha entre el bien y el mal, porque todos los hijos de Adán son una mezcla indivisible de materia (concupiscencia) y luz (espíritu)

Cada vez que nace un niño se prolonga la cautividad de la luz y la división final de todas las cosas llegará con el fin del mundo...

Hasta entonces somos un amasijo de oscuridad y luz.

D.

Y sin embargo se mueve

Ayer, por primera vez en la vida, un temblor de más de 5 grados me tocó vivirlo conectada a Internet.
Creo que es por eso que Ernesto Sabato se alarma tanto... Cuando compartimos momentos tan significativos ya no con los padres (que dormían a un par de metros) o con la hermana (que estaba a cinco pasos de aquí) sino con un montón de personas que se han ido metiendo dentro de tus uñas y tu cabeza... Personas que realmente te importan y por las que también te precupas.
Fue bastante extraño.
Pero los terremotos suelen tener ese efecto en las personas: nos hacen reflexionar en que endeble es el equilibrio de todo lo que damos por hecho.
Y después, frente a una taza de café, comienzan a surgir las anécdotas respecto a otros temblores, historias que parecen repetirse con asombrosa claridad y son ecos de un pasado que nos pisa los talones... pero al que negamos escuchar con tal de seguir adelante.
En el temblor de 1955, cuando el Angel de la ciudad de México se cayó, mi abuelo vivía en la colonia Cuahutémoc y salió por la noche a buscar a su papá, que andaba fuera de casa... Aprovecharon que era de los que andaba en carro para convertir su automovil en una ambulancia de la cruz verde y no tuvo noticias de mi bisabuelo hasta la 1 de la tarde del dìa siguiente.
En 1985 mi madre se negaba a dejar salir a sus alumnos, porque pensaba que sólo querían escapar de la clase... Sólo cuando los cristales de la escuela se rompieron decidió salir.
Cuando yo estudiaba en la secundaria hubo un temblor que estremeció la tierra... pero en el quinto piso se sentía peor... Y el profesor de Biología tampoco nos dejó salir.
Las anécdotas son interminables... Esta madrugada muchas personas salieron en pijama o apenas vestidos con una sabana o una cobija pues el fantasma de aquellas tragedias nos sigue llenando de zozobra y espanto...
Pero la tierra sigue girando... parece tranquila, y sin embargo se mueve.
D.

Danzón, deporte extremo

Nadie podrá negar que el danzón es un deporte extremo en el que se arriesga la vida después de que un hombre murió en la Ciudadela de la Ciudad de México una tarde de sábado destinada al baile... Un rayo lo alcanzó con la fatalidad propia de la frase "Ojalá que te parta un rayo"

No se sabe si la rubia platino con la que este hombre bailaba dijo la tétrica despedida después de pelear con él, enojada porque en un traspie le dio un pisotón...

Lo único que se cuenta es que la culpa no la tuvo el destino, sino el árbol bajo el que se refugió el anciano. Árbol de la tarde triste que sirvió como fatal refugio de la lluvia en las horas finales del hombre.

Antier que me enviaron una canción de Eugenia León en ritmo de danzón me acordé de las veces que he estado a punto de exponer mi vida por el baile.

La primera excursión que hice al California Dancing Club sobre la calzada de Tlalpan me dejó con hambre, porque aún no llegaban las vendedoras de tortas y los hombres de sombrero de ala ancha y zapatos bicolores. Nos enviaron para captar "la esencia" del lugar y antes de meternos bajo los sobacos de los bailaores terminamos dando un soborno al portero para no tener que quedarnos más tiempo.

Esa vez lo más cerca de exponer la vida fue con la cercanía de hoteles de paso que guardaban en su interior la eterna amenaza de la muerte que pilla a los bailaores desprevenidos con un ligue sabatino y sin condón en la cartera.

Pero mi primer encuentro con el danzón va mucho tiempo atrás, antes de ver la película de María Rojo... Cuyo mayor peligro era el de que te cayeras en el piso pegajoso del cine con una palomita asesina, saciada de salsa valentina hasta la locura homicida.

La primera vez que escuché Danzón fue en el parque Zamora, en el puerto de Veracruz, donde hombres de guayabera y mujeres con abanico bailan a un son acompasado y sin prestarse a las vueltas (de la vida) que a decir de ellos son una interpretación espuria del danzón.

Esas tardes calurosas guardan en sus atardeceres nubes de mosquitos paludicos, que pican a los bailaores bajo la sombra de los arrallanes.

Aunque nunca he tenido esa cadencia ritmica en las caderas, que va más allá de la edad, la cintura o la falta de ella, no dejo de salivar ante la posibilidad de que algun día me tomen con mano firme al ritmo de las Nereidas, mientras se escucha el sonido acompasado de un buen danzón...

Y si en ello se me va la vida, lo bailado ya quien me lo quita...

D.

Fe y caracoles

¿De dónde y a dónde va ese canto?
¿De dónde y para quien es esa danza?
¿De dónde tu piel, de donde y para qué?

Yo, que aún no descubro ni como nacen los árboles
y para mí que ningún misterio de vida ha sido revelado
me encuentro subitamente esperando al halcón,
al patrocinador de mis sueños,
a la voz que se alza ubicua en el universo
y explicar cada pequeño enigma:
el sol,
la luna,
el viento.

Yo, pantéica irresoluble,
encuentro belleza indómita
el el espíritu de todas las cosas:
la sal,
el pan,
el lecho.

Incluso la tersura de las patas de araña
o el brillo de las alas de mosca.

He de confesar
que mi religión es un amasijo oscuro de mitos
e ideas viejas...
y mi fe
una titilante flama mecida por el viento nocturno,
a veces alimentada con la belleza reconfortante de la esperanza infundada...

Y las más de las veces sofocada,
por esta falta de oxígeno propio de las ciudades,
de la desesperanza,
del tedio,
del miedo,
del horror
y la muerte.

Yo que duermo en un lecho de hojas secas,
donde su crepitar vela mi sueño,
aprendí a ver hadas en las cortinas
y a creer en milagros como la simetría de los caracoles:
perfectas bestias invertebradas y blandas
como el corazón de mi fe.

Mi reencuentro con Sabina

Sabina y yo tenemos una relación larga y conflictiva.

Todo empezó con el disco que se ganó mi mamá en unas galletas cuando yo tenía como 13 años. Allí venía la canción de "Calle Melancolía", que me gustaba sobre todo por esos acordes del principio, que me hacían pensar en el Taj Majal y la música de la India...

Luego vinieron los crucigramas. A mi me encanta resolver crucigramas, entonces siempre que resolvía uno ponía esa rola.

Un día, cuando pensaba que mi relación con Sabina se limitaría a una canción, conocí a un admirador de Sabina... y mientras los dos tomabamos café, frente a una ventana luminosa por el sol de agosto me dí cuenta de que ya nunca podría sacar al Joaco de mi vida.

Lo he escuchado cuando llueve y en días muy soleados. Lo he puesto mientras me peino en el espejo, con el cabello humedo y evadiendo una sonrisa que me atrapa desde lejos. Lo he tarareado en el metro y en las calles. Me lo he llevado en la cabeza diciendome que "Ahora es demasiado tarde..." mientras lagrimeo y moqueo en un autobus atestado de gente ruidosa.

Lo escuché una tarde en paseo de la Reforma mientras había truenos... Y la noche de octubre de mi primer concierto, donde casi lloro de tanto gritar.

Probablemente Joaquín Sabina nunca se entere de la relación tan larga que llevo con él. Y sin embargo...

Por eso hoy que eché a andar mi MP3 tentando al destino (nunca ha funcionado bien más de dos horas seguidas) y pude escuchar durante todo mi camino a la escuela sus rolas, creí que era el comienzo de una nueva etapa en mi relación con el maestro de Ubeda. Fue un reencuentro digno de foto, que me trajo todo el día con la sonrisa flotando sobre la cara embobada...

Larga vida a Sabina.

D.

El escape del alcatraz

A pesar de mis buenas intenciones por convertirme en una diosa doméstica hoy que hice jardinería (si, ya saben, eso de regar plantas, llenarse de tierrita las uñas y quitar pulgones de los tallos de alcatraz) rompí la planta preferida de mi mamá.

El talló quedó como una languida damisela en peligro... Y por más que probé el método de entablillarla y atarle un hilo con el fin de que la hoja no tuviera ese aspecto desmayado... Pero todo fue en balde.

Estoy pensando en escapar de casa... o quizá viajar a Xochimilco a comprar otro alcatraz... ¿Acaso los venderán ya con pulgones incluídos? ¿Necesitaré colocarlos en los sitios estratégicos para que nadie note la diferencia?

Tampoco han pegado las semillas de naranja que traje de Sevilla... estoy empezando a dudar de mis dotes como jardinera, porque ya tiene como un mes que las puse en tierra y nada. Yo quería tener uno de esos árboles llenos de frutas doradas, como en una estampa postal...

¿Deberé renunciar a mis ambiciones de tener un seto de laberinto estilo inglés en el patio algun día?, ¿morirán mis pensamientos en la maceta por falta de agua?, ¿terminaré sofocando a los cactus con mis cuidados maternales?

Por el momento sólo me interesa salvar la vida de esa planta... ¿Alguna idea?

Computadoras y personas

En España a las computadoras les dicen ordenadores... Pero para México la analogía entre las mujeres y las computadoras son adecuadas hasta en el género de la palabra...
Muchos hombres se quejan de lo dificil que es entender a una mujer, sobre todo por el hecho de que las mujeres no tienen manual incluído.
Las computadoras si lo traen, aunque de todas formas casi todos los hombres tienen una aversión a los manuales y les gusta probar la técnica del "Ensayo y error"
No estoy yo para develar los secretos del género femenino... pero estoy segura de que entender a una mujer es más simple que aprender un lenguaje de alto nivel. (O bueno, en todo caso igual de complicado...)
Creo que después de todo hacer el intento de comprender la mentalidad femenina aporta muchos beneficios, aunque a veces se tenga uno que topar con fallas totales del sistema y cataclismos de todo tipo, que hacen parecer que el error del 2000 se quede corto.
Bastaría entender que cada mujer tiene sus particularidades que la hacen un tanto impredecible, por lo que lo que en general "funciona" con las mujeres muchas veces no aplica con alguna mujer en particular.
Otra cosa es que se puede empezar a predecir sus rutinas, así que cualquier persona con un poco de capacidad de observación podría empezar a racionalizar lo que una mujer dice o hace.
Las motivaciones femeninas son muchas y casi siempre tienen su origen en la infancia... Incluso sus traumas, fobias, desplantes... (¿errores de fabrica, quizá?) Quizá se necesite mucha paciencia pero tampoco es cosa del otro mundo.
Esa discusión en torno a botellas de hombres que dicen "No poder entender a las mujeres" es una frase hecha tan risible que si vuelvo a entrar a una película en donde la usen creo que mejor iré a la dulcería a comprarme algo en lo que los guionistas tienen ideas más novedosas.
Quizá el mito de la complejidad femenina es uno de esos tópicos que las mujeres hemos alimentado para darle "caché" a las relaciones... Pero lo cierto es que los hombres también tienen sus rutinas desconcertantes, sus complicaciones existenciales y resumirlo a que les gustan la pizza, las mujeres y la cerveza... Bueno, seguro debe de haber gente así, sólo que no me la he encontrado.
Yo he perdido el manual, así que tendré que seguir tratando con la vieja formula de ensayo y error... (Ya me ha tocado desconfigurar un par de personas... resulta un ejercicio divertido)
D.

Al café de la mañana...

Al café de la mañana le falta su cucharada de azúcar
y al jardín un toque de verde...
quizá pido demasiado.

A la luz de la ventana le falta calor
y al desayuno una pizca de sal...
quizá soy exigente.

A mi bandeja de correo le falta tu nombre...
y me falta verte a mi lado al despertar...
quizá estoy siendo egoísta.

Pido un minuto de tu sol
y encuentro imposible la generosidad si de compartir tus besos se trata...
Poco hay de civilizado en mí, de postmoderna, de avanzada.

En ese sentido me siento irremediablemente anticuada:
pido el placer de aspirar el olor de tu piel
y guardarte en mis brazos por las noches.

Dejar el camino conocido

"Si tomas hacia la derecha encontrarás cosas buenas", me dijo. Entramos por un camino de terracería dentro del monte... Y de pronto nos encontramos en un campo verde, justo como el que estabamos buscando desde la mañana, en la cacería del árbol perfecto.
Yo he viajado muchas veces a Puebla, algunas veces por cuestiones académicas, otras para visitar, algunas veces nada más para ir a comer mole poblano. A veces voy sólo de paso...
Pero siempre voy por la carretera de cuota.
Esta vez regresamos por la libre, como en aquella película mexicana en donde dos chicos se van a Acapulco.
Esta bien, no me fui tan lejos... Pero desde el momento en que salí de la carretera de cuota empecé a ver todo con ojos distintos, cada nube, cada árbol e incluso cada rayo de sol que iluminaba el camino de regreso a casa.
Es curiosa la sensación de desorientación que te invade cuando dejas el camino conocido para explorar uno nuevo. Por un lado produce algo de vértigo, por otro la adrenalina se empieza a recomponer y te da una especie de renovada energía.
Cada población con sus nombres completos y cada perro flaco en el camino es una seña, como las migajas de pan que dejaban Hansel y Gretel. Se siente uno un poco detective y un poco reconquistador de cada nombre.
Porque nombrar los lugares por los que vas pasando es conquistarlos para tí, para una nueva tierra llamada "lo conozco". Es entonces la apropiación de tu territorio, la ampliación de tus límites y el reconfortante sabor de la aventura a tres pasos del viejo camino conocido.

D.

Atlacomulco

Atlacomulco es un pueblo largo y extendido a lo largo de la carretera, que funciona como la calle principal en una población en donde hasta la plaza principal está atravesada por ese mar de camiones y autos que pasan aletargados, como si cansados de tanta verborrea política fueran a dormir en esas casas bajas que no aceptan más de dos pisos en sus cimientos.

Algo bueno que puedo decir del gobierno municipal de Atlacomulco es que puso albercas en un jardín publico y uno se puede meter a bañar en una alberca techada sin más requisito que el traje de baño. Allí nos tendimos bajo un sauce llorón a escuchar el sonido del agua, que originalmente salía de un manantial que el gobierno entubo.

En el lugar se pasean grandes camionetas con la música de banda a todo volumen, como una plaga común que ha dado por extenderse a lo largo y ancho del país... Los hombres usan sombrero y las mujeres mazahuas vestidos con listones. Muchas de las calles terminan en cañadas, barrancos, cerros o simples superficies áridas sin rejas ni nombres; pero todas son de alguien: quizá de alguien que se fue al otro lado a probar suerte.

Besos y adjetivos

Cuando era pequeña repartía besos de sabores a mis tíos.

- ¿De que sabor quieres tu beso?
- Sabor a fresa
- De esos ya no tengo, ¿quieres uno de mango?
- Si.
- Lástima, porque esos también ya se me acabaron.

Besos explosivos, besos guerrilleros, besos astronáuticos, besos delicados, besos llorones, besos tibios, besos de sabores...

Yo que he inventado los besos de sabores he aprendido la importancia de etiquetarlos, para que los besos salados no se mezclen con los dulces...

Para que los besos ácidos no salpiquen a los besos amargos...

Para que los besos tronadores no ensodezcan a los besos silenciosos.

Ayer, mientras dormías, un par de besos tronados se posaron en tu espalda y pese a su estruendo no te despertaron.

¿Qué beso necesitas?

Tengo besos tristes y otros chispeantes. Pero no sé de cual necesites, ni de cual quieras. Encuentro dificil ser lectora de mentes y tú no me das pistas de cuales te han gustado.

Tengo besos mojados y besos secos, pero no me has dicho de cuales quieres...

¿Y si se me acaban tus preferidos y yo sin saber las tendencias del mercado?

D.

Grita más fuerte

A veces pienso en como le harán las amas de casa convencionales para no enloquecer en medio de ese caos sin fin que es el organizar una casa. ¿Cómo es que se puede conservar la cordura entre el siseo de la olla express de los frijoles y el zumbido de la licuadora?, ¿en que cabeza cabe que la gente sobrevive a base de ver partir a sus hijos cada mañana, planchar cuellos de camisa y líneas de pantalones?, ¿cómo es que el golpeteo ritmico de la lluvia en la ventana no despierta a nadie de la somnolencia gatuna a la que induce el limpiar la misma mesa con el mismo trapo?

Ese olor de desinfectante que lo impregna todo, ese aromático "lima - limón" de la jabonadura de los trastes y hasta el tacto cortante de la fibra de metal que raspa la piel más fuerte que una lija al parecer adormece los sentidos de forma imperceptible, con el transcurrir de los días.

Grita más fuerte, mujer, que encerrada entre paredes nadie te escucha.

Grita más fuerte que es dificil saber todo lo que pesa una piedra hasta que alguien más la carga.

Son vacaciones, pero tu mujer nunca descansas...

D.

La canción del perdedor

El otro día mientras veía un video de los Red Hot Chili Peppers y reflexionaba en el hecho de que probablemente nunca llegen a superar el disco de Californication, me puse a traducir el intro del video...

Uno de los testimonios con los que empieza la rola de "Tell me baby" es una chica totalmente sin chiste que dice algo así:

- Cuando yo salí de la Universidad creía que en seis meses sería rica y famosa... Y bueno, ya han pasado tres años.

Algo así me sucede, cuando comienzo a ver la vida de mis compañeros de universidad.

Bueno, dice Alex que todas las historias de éxito son más o menos lo mismo: "esfuerzo, decisiones acertadas, un toque de suerte, un amigo colocado en el sitio correcto, el palancazo de un amigo y ya está..."

En cambio las historias de perdedores son tantas y tan variadas que es imposible no sentirse emocionados, conmovidos, asqueados y profundamente tocados con esos miles de caminos hacia el envilecimiento, la abyección o lo que simplemente damos por llamar "fracaso"

Ser un perdedor es una etiqueta a la que sin embargo aspiran ciertos tipos que han encontrado un modus vivendi en la lástima y una forma de sacarle provecho a ese estilo de vida. Sin embargo no cualquiera puede ser un Bukowski, por más intentos que hagan los simples borrachos...

Hoy un taxista nos contaba como en uno de sus muchos viajes a Estados Unidos se llevó a un muchacho que terminó sumido en las drogas y murió comiendo monedas de a centavo...

Esa me sonó como una de esas historias de perdedores que alguien tendría que cantar.

D.

Guantes morados y nostalgias

Me engañaron. Me dijeron que ibamos a ir a comer tamales a casa de mis tíos y terminamos en una excursión a mi antiguo hogar para desarmar lo que era mi cuarto de cuando era niña.
Ese cuarto además de estar del emblemático rosa pastel de las niñas bien portadas estaba lleno de trevejos inservibles y llenos de recuerdos.
Entre ellos unos guantes de estambre morado que eran de mis favoritos cuando era pequeña. Bueno, igual de pequeña, pero de menos edad.
Estan deshilachados de un lado, pero "todavía sirven, todavía sirven".
También tiré docenas de tareas con diez, que había conservado para cuando me deprimiera y sintiera un poco de estímulo positivo "Excelente trabajo, maravilloso manejo de ideas..." Y cosas así que me sirven mucho cuando la realidad hace sus estragos sobre el ánimo diario.
¿Por qué será que siempre se encuentra uno al que fue el amor de su vida en la primaria cuando vas sucia, cargando piezas de madera de la que fue tu cama y despeinada bajo el rayo inclemente del sol del medio día?
No sé, pero eso pasó. Menos mal que ese momento bochornoso se acabó y dejó paso a más "acarreo" en donde mis cualidades chalanísticas quedaron comprobadas: Si, soy capaz de sostener la mitad de mi peso en libros colgados en un equlibrado balance, siempre y cuando me ayude de un cordel con doble nudo marinero.
El saldo fue favorable después de todo... Pero mi mamá sigue amenazando con vender al por mayor todos mis libros de la infancia, incluídos mis ejemplares de Agatha Christie, las aventuras de Ellery Queen y un montón de personajes literarios más que se me pierden entre las trampas de la memoria.
D.

Una mujer que caminaba sobre las vías

Se llevó a cabo la fiesta de fin de año de la oficina en la calle de Ferrocarril de Cuernavaca. La verdad yo no ubicaba mucho el rumbo, pero...